lunes, 4 de marzo de 2013

“CONDENSEMOS LA FELICIDAD Y ASIMILEMOS EL VIVIR MEJOR CON MENOS”



“CONDENSEMOS LA FELICIDAD Y ASIMILEMOS EL VIVIR MEJOR CON MENOS”
Zenair Brito Caballero

A propósito de la crisis económica que arrastra Venezuela desde hace 14 años, se  ha intensificado el debate sobre los límites que la naturaleza le impone a la producción de bienes y servicios. La modernidad trajo consigo la idea del crecimiento económico como el camino hacia el bienestar y la felicidad.

El crecimiento del PIB se convirtió en la meta de cada país. La consigna es incrementar de manera constante la producción y el consumo. Ese modelo dio origen a un modo de vida que nos hizo esclavos del dinero, del trabajo y del consumo, en un mundo caracterizado por las desigualdades, los desequilibrios y los afanes hegemónicos de unos cuantos países.

Neciamente se procura que la economía crezca infinitamente empleando para ello unos recursos planetarios que son finitos, limitados,  se agotan y su renovación toma demasiado tiempo. La biosfera tardó cerca de 300 millones de años en producir los combustibles fósiles que la era industrial ha consumido casi a  la mitad en 300 años.   

Es un modo de producción depredador y por eso mismo insostenible; no es sólo un problema de contaminación, deterioro ambiental y agotamiento de recursos. Está en juego la supervivencia misma de la especie humana

El cuestionamiento de este modelo de producción ha llevado a algunos pensadores, académicos y políticos a lanzar una propuesta novedosa aunque poco atractiva y quizás difícil de comprender, suena utópica. Se trata de crecer menos o de no crecer a partir de la reducción de la jornada laboral y  del freno al saqueo de los recursos naturales.

En Venezuela y particularmente en la región del Amazonas y en La Guajira encontramos evidencias contundentes de lo que implica la sobreexplotación minera que de continuar al mismo ritmo hará inhabitables extensas áreas de esta zona.

En otros lados se dan guerras por el petróleo, por el agua,  por el litio, en fin, por los recursos que demanda un ritmo de producción y consumo que no quiere parar. El decrecimiento es, desde luego, contrario a la ideología imperante, por eso mismo nos exige cambiar de mirada, revisar muchos conceptos, reestudiar y reaprender otros para ser capaces de imaginar una sociedad alternativa basada en nuevos valores y, a partir de ahí, construir un nuevo proyecto de vida compatible con la defensa y conservación de la naturaleza.  

Se argumenta a veces que el aumento de la población exige una mayor producción pero en realidad si el proceso evolutivo de las especies ha hecho posible que los pobladores  humanos seamos más de 7 mil millones es porque es factible la convivencia en un entorno armónico.
Es cuestión de hacer compatible el ritmo de consumo con los ciclos regeneradores del planeta. Tenemos que aprender a vivir con menos, de forma más sencilla, para que la vida humana pueda continuar y para que también nuestros descendientes puedan habitar este planeta

Desde luego, la gran responsabilidad en esta materia le cabe al mundo de los ricos, a los países del norte, Europa, EEUU, Japón que deben modificar sustancialmente sus estilos de vida. Nadie puede esperar, por ahora, que sean los países del sur los que deban decrecer cuando faltan por satisfacer necesidades vitales para millones de sureños, pero sí es una exigencia el crecer de otra manera y producir sólo los bienes indispensables para garantizar una vida sana y digna.

Hay que aprender de los pueblos orginarios de Bolivia y Ecuador que han consagrado en sus nuevas Constituciones EL BUEN VIVIR como un derecho legítimo y dicen que éste debe ser el objetivo fundamental de la política Pero no se trata solamente de preservar la naturaleza y cuidar el planeta.

Todos debemos frenar el consumismo voraz generador de ansiedades y de estrés  y de variados problemas de orden síquico, advertimos los sicólogos convencidos de que la disponibilidad de más bienes no significa mejor calidad de vida.

El incremento del PIB no implica aumento de la felicidad de los ciudadanos. Hay que aprender a vivir mejor con menores niveles de consumo, más vínculos familiares,  mejores relaciones sociales y una mayor sincronización  entre la vida laboral y la vida familiar. Quizás no sea fácil pero es posible! britozenair@gmail.com


“SI SOMOS FELICES PODREMOS TRASMITIR LA FELICIDAD”


“SI SOMOS FELICES PODREMOS TRASMITIR LA FELICIDAD”
Zenair Brito Caballero
Tal como los peregrinos llevan un pesado morral en la espalda, cada ser humano lleva una carga en el alma, donde se esconden nuestros sufrimientos y alegrías, esperanzas y desventuras, odios y amores, fantasías que a veces se convierten en la guía de nuestras vidas.  En ocasiones, también nos cargamos con las angustias de la familia, de nuestra pareja, de un hijo, de un amigo, en un intento por ayudar a superar sus problemas y dolores a quienes están cerca de nosotros.
Pero a pesar que es tan lindo pensar que podemos ayudar a alguien a librarse de su carga sicológica, debemos ser cautos y aprender a colmar la mente de aspectos positivos y a tratar de olvidar todo aquello que no podemos resolver, pero que produce más pesada la bolsa que llevamos.
La valentía y la fortaleza de la voluntad, nos permite vencer el miedo y no quedarnos paralizados ante las dificultades, así como responder con firmeza a las exigencias de nuestra vida. También supone defender nuestras convicciones y valores, aunque eso en muchos casos provoque críticas e intolerancia.
La Integridad personal se compone de rectitud, honradez, sinceridad y la capacidad de saber defender las propias creencias y valores. La persona con esta cualidad asume sus errores y los reconoce, y tampoco tiene ningún problema de señalar los errores de los demás. Muestra sus intenciones, ideas y sentimientos, aunque haya quien no las comparta y cumple sus compromisos y sus promesas en el entorno personal, social y laboral.
La vitalidad de nada sirve si nuestra mente se obnubila de tristezas, sufrimientos y errores propios o ajenos. La fortaleza vital implica que la persona pone pasión en las tareas que ejecuta y muestra entusiasmo por el hecho mismo de vivir. Lo contrario es la desgana, falta de energía y por último, la tristeza o depresión.
Pero si a esa carga que llevamos en el alma, se llena de frustraciones, miedos, esperanzas y proyectos no logrados, y además le sumamos las miserias y sufrimientos de quienes nos rodean, nos dificultan el camino y no nos permiten disfrutar la vida.
Es como si fueran piedras que llevamos en la espalda y no nos dejan caminar con libertad. Es necesario, entonces, elegir entre las piedras preciosas y las que no tienen valor, las cosas importantes y las que no lo son, los problemas de seres más cercanos y de aquellos que no nos incumben.
Entonces hay que descargar esa "mochila", y para eso hay que hacer un alto en el camino de nuestra vida y observar qué es lo que más nos hace sufrir o qué nos lleva a la alegría y la felicidad.
De esta manera podemos decidir qué es lo que podemos tratar de tirar y qué debemos conservar para aligerar la carga. Una vez que sea más ligera, nos permitirá comenzar nuevas experiencias y explorar nuevos caminos adonde pueda llevarnos la vida y buscar la forma de ser felices.
Porque ésta es nuestra obligación para con nosotros mismos y quienes nos rodean. Si somos felices podremos trasmitir esa felicidad, esa alegría a quienes nos acompañan en el camino de la vida y así nos veremos rodeados de quienes realmente nos quieren y su felicidad también será la nuestra.
Así, si podemos conservar lo que es realmente importante y tirar todo lo superfluo, y además de aceptar que quienes están junto a nosotros nos ayuden a llevar la carga, podremos conservar los pensamientos positivos y los buenos recuerdos, que pueden ser las alas que faciliten, -a pesar de las dificultades y los sufrimientos-, poder llevar una buena calidad de vida. britozenair@gmail.com


¿HASTA CUÁNDO TENDREMOS TANTA CORRUPCIÓN EN VENEZUELA?


¿HASTA CUÁNDO TENDREMOS TANTA CORRUPCIÓN EN VENEZUELA?
ZENAIR BRITO CABALLERO

La corrupción como excusa siempre será un motivo para no entrarle al problema de fondo que se manifiesta en la escasez de recursos del Estado, para cumplir con sus obligaciones constitucionales.
Cuando hablamos de corrupción deberíamos concretar en qué ámbitos la misma se produce y quiénes son los actores, porque no lo olvidemos: Hay corrupción porque hay corruptores. La corrupción debe ser objeto de combate permanente: Fijemos prioridades, hagamos una hoja de ruta de brega contra la corrupción, señalemos los objetivos, establezcamos los medios y los recursos para bregar contra este flagelo, pero empecemos por decidir cuánto y de qué manera vamos a invertir en lucha contra la corrupción.
¿Tiene el Estado los recursos y los medios para llevar a cabo la hoja de ruta que tendríamos que dibujar entre todos? ¿Y quiénes somos todos? Actores en esta brega deben ser, en primer lugar, nuestros legisladores, aprobando un código de buenas prácticas, de obligado cumplimiento en todos los ámbitos de la administración del Estado; deberíamos continuar reformando una administración pública suficiente, competente y motivada, que cuente con los mejores profesionales en su ámbito de actividad, quienes deben recibir buen trato y mejores salarios.
Sigamos con los actores sociales: ¿Están los grandes empresarios de este país “realmente” interesados en acabar con la corrupción? ¿Están dispuestos a abandonar la práctica de llevar varias contabilidades — las que se enseñan a ciertos accionistas, normalmente los mayoritarios — y las que se muestran y presentan ante las autoridades? ¿Están dispuestos a respetar las leyes y los convenios internacionales firmados por Venezuela en el ámbito laboral? ¿Nuestras cámaras empresariales aceptarían el principio de funcionar democráticamente, publicar el listado de sus asociados, convocar con toda transparencia sus elecciones internas y transparentar sus recursos? Porque recordemos que, al fin y al cabo, son asociaciones privadas de interés público.
Efectivamente, la corrupción es un cáncer para las finanzas públicas, no se tributa correctamente ni se pagan las cotizaciones al sistema de seguridad social, se utilizan todos los malabares posibles para evadir dichas responsabilidades y todo esto se facilita gracias a la inexistencia de verdaderos servicios públicos de inspección, con sus correspondientes instrumentos de sanción hacia los infractores. Este ambiente de corrupción/impunidad generalizada es el que se da en el aparato productivo de nuestro país, y no es tolerable por más tiempo que los evasores y defraudadores gocen de impunidad casi total.
Impunidad y corrupción son la consecuencia, la causa de un sistema fiscal débil e injusto, por tanto, poco creíble para la ciudadanía. Se trata de reforzar al Estado, dotarlo de medios para hacer eficaz, transparente y justa tanto la recaudación como el gasto. Para ello también son necesarios los recursos; saneemos nuestro aparato estatal y productivo, porque todos debemos aportar y, como dice La Constitución, deben aportar más los que más se benefician de la producción y la riqueza generada por todo el país.
Este régimen revolucionario socialista-comunista, tiene el deber de asumir sus competencias y responsabilidades constitucionales y las mismas son conocidas, están escritas negro sobre blanco y hay que cumplirlas. El esfuerzo es de país, de Estado y no valen las excusas para seguir con el nivel de deterioro y postración en la que se encuentra la mayoría de la población venezolana britozenair@gmail.com


¿QUÉ SE HA HECHO LA POLÍTICA DEL EMPLEO EN VENEZUELA?


¿QUÉ SE HA HECHO LA POLÍTICA DEL EMPLEO EN VENEZUELA?
Zenair Brito Caballero
Algunos aprendimos que el pleno empleo es representativo de una condición idónea donde el balance entre oferta y demanda de éste, satisface los deseos de laborar de la población económicamente activa. El pleno empleo es una meta explícita de la política económica en casi todo el mundo, y en algunos países se ha logrado algo muy cercano a esta condición.
Aquí en Venezuela, este balance siempre es una constante en los ideales, tanto de los economistas y gobernantes, como de la sociedad en general. Lograr un aumento real a la cifra de empleos es así mismo una promesa de campaña electorera, una meta macroeconómica y un sueño de la mayoría de las y los venezolanos.
Y es que mientras en Latinoamérica se han reducido las tasas de desempleo al 6.4%, lo que representa el mínimo en 22 años en toda la región, Venezuela (a la par de países como Belice o Barbados) es de los pocos que ha aumentado su tasa de desempleo del 3.9 al 6.0 por ciento.
Según cifras de la OIT, cerca del 30% de los latinoamericanos viven aún en la pobreza. La realidad es que se está generando empleo, pero en la mayoría de las ocasiones éste es de mala calidad, está mal pagado o no cuenta con una certeza jurídica que ampare la situación laboral de los trabajadores. Se ha creado principalmente en sectores con índices de baja productividad, como la construcción y el comercio informal o buhonería.
Nuestro país es lamentablemente uno de los pocos, donde no ha bajado la informalidad laboral, es común ver gente empleada de varias formas en las calles, en las aceras, que viven de las facilidades y el riesgo que representa trabajar fuera de un esquema legal. Las cifras hablan que cerca del 60 por ciento de los jóvenes que cuentan con empleo, carecen de seguridad social, así como de todas las prestaciones inherentes a la misma.
La informalidad prevalece en niveles elevados casi en la misma proporción entre hombres y mujeres; con una tasa de 54.2%, mientras en países como Brasil o Argentina, el aproximado fue de 38.4 por ciento.
Pero como lo hemos señalado permanentemente en otros artículos de opinión, la desigualdad de ingreso también se concentra por género, siendo aquí el doble de la que prevalece en el promedio de América Latina. Según cifras del Banco Mundial, las mujeres trabajadoras en Venezuela reciben en promedio una remuneración 20 por ciento menor que los varones por la realización del mismo trabajo.
En este contexto no es arriesgado considerar que la Reforma Laboral en Venezuela, se ha pugnado más por reducir la cifra de desempleados y ampliar la base tributaria, que por ofrecer una solución integral a esta problemática compleja y creciente desde hace ya  hacen 14 años en nuestro país.
Las supuestas reformas aprobadas al marco jurídico laboral venezolano, pareciera que establecen medidas paliativas al problema, buscando eso sí incentivar la contratación de nuevos empleos, aligerando los beneficios legales obtenidos en tiempos pasados, y demeritando de esta manera garantías legales para los trabajadores, algo que a la fecha es bien sabido por el grueso de la población.
No se trata que la ley sea retroactiva, sino que al abrir un abanico de posibilidades dentro de los esquemas contractuales, la calidad de la oferta laboral ergo se ve disminuida. En esta búsqueda para la generación de más empleo, no podemos menoscabar la justicia social.
El pleno empleo tiene beneficios directos en los individuos, sus familias, y en la economía en general, pero a su vez tiene una tarea pendiente en la promoción de equidad y estabilidad social.
El mayor obstáculo para lograr esta condición no es sólo proveer de empleos aquellos que no lo tienen, sino ofrecer trabajo legal y de calidad. Hace ya varios años,  escuche una frase a un político muy inteligente, una frase que conservo en mi mente: “El empleo es una situación ineludible que los seres humanos requieren para vivir con dignidad y es la única manera de entender un Estado de derechos plenos”. britozenair@gmail.com


¿HASTA CUANDO CUANTO MACHISMO?


¿HASTA CUANDO CUANTO MACHISMO?
Zenair Brito Caballero
El machismo y la falta de conciencia no necesitan forzosamente de una mente maligna, una incultura radical, o de una evidente mala voluntad, existiendo desde el origen de nuestra civilización, es parte integrante de los hombres y de la mayoría de las mujeres en nuestro país, lo es también en el resto del mundo en mayor o menor grado.
Incluso entre hombres cuyo trabajo es la concientización sobre los roles de género en busca de sociedades más incluyentes y equitativas, siguen repitiendo prácticas misóginas y comentarios estereotipados en su vida privada. El machismo como la mala hierba, se reproduce y vuelve a tomar el terreno con mucha facilidad.
Como la Ética o la Civilidad, la Igualdad y la Equidad de Género tienen un trabajo infatigable: nos toca pasar la vida limpiando la tierra, trabajándola, sensibilizando, porque la regresión esta al orden del día. Con los instintos de dominación y de destrucción tomando a cada momento el mando de los seres humanos, los grupos, los países; la evolución humana implica un trabajo, ya no solo de conocerse a sí mismo cada día para ser mejores personas, ese es el ideal, sino de "no detenernos" y permanecer alertas, porque, la consciencia humana es como una persona en una escalera eléctrica descendente; si nos dormimos en el esfuerzo, involucionamos.
Podemos ver por ejemplo, como los norte-americanos se están peleando por "mantener su 'sagrado' derecho de portar armas", porque es más importante para los grupos en cuestión, llevar esas extensiones fálicas, para ver quién es el que la tiene más grande, más tecnologizada, con más tiros; que el hecho de que sus niños estén siendo asesinados por sus propios adolescentes, enfermos por haber sido víctimas de la ley del más fuerte.
No importan las pérdidas humanas en sus propias casas, escuelas, ¡maternales! (Cuya "protección" por otro lado, es blandida como argumento de su famosa -absurda- 2ª enmienda) lo que les importa es poder poseer libremente una "herramienta de matar" al otro.
Mientras que los seres humanos sigan desbaratándose por mantener al centro de su vida la imagen fálica del más fuerte, habrá enfermos como la Asociación Nacional del Rifle (NRA) en los Estados Unidos o los cinco hombres que cometieron una violación masiva sobre una estudiante de 23 años a bordo de un autobús, en India.
Nos son muy diferentes esos hombres, no hay mucho que los separe de aquellos que prefieren que su sociedad se mate a sí misma por mantener un derecho que a penas en el siglo XVIII era válido, pero que hoy en día es, no solo obsoleto sino enfermo.
No son diferentes, decía, de aquellos hombres cuya "virilidad" los instó a desgarrar la vida de una mujer en un transporte público, dejándose llevar por su superioridad numérica, por sus complejos de inferioridad y su enfermo instinto de manada, que los lleva a la destrucción del blanco fácil, a su animalidad más brutal, más detestable, más artera.
Ni siquiera los animales son capaces de actos así, de hecho, leí en un diario de  México, el caso de las personas presuntamente destrozadas por una supuesta jauría en Iztapalapa, está siendo sujeto de la exigencia de la sociedad civil para su esclarecimiento. Los colonos saben que el cerro de la Estrella es un lugar de alta criminalidad y que los perros en cuestión, son una vez más, chivos expiatorios de la delincuencia humana. 
Si definimos al machismo como "la reproducción del dominio de lo masculino sobre lo femenino para perpetuar la cultura histórica de la violencia hacia las mujeres", si vemos que dicha reproducción de la violencia histórica afecta a hombres y mujeres gravemente, pero que sigue siendo defendida por aquellos que quieren ejercer una supremacía sobre el resto, podríamos entender de qué manera el machismo influye en el comportamiento de estos individuos, cuyo instinto de manada los mantiene ilesos frente a un Estado o unas leyes diseñadas por y para el mantenimiento de tal supremacía...
Pero, existe también el otro Derecho, otra forma de justicia, la de los seres humanos que no queremos involucionar hasta nuestra desaparición. En esos, los llamados Derechos Humanos, y en esta parte de la humanidad que busca ser mejores personas, para un planeta más ético, se funda toda mi esperanza. ¿Y usted, querido lector(a), con qué clase de humanidad se identifica?

“CONTINÚA LA BAJA CALIDAD EDUCATIVA VENEZOLANA”


“CONTINÚA LA BAJA CALIDAD EDUCATIVA VENEZOLANA”
Zenair Brito Caballero

Hablar de brechas que siguen estableciendo marcadas diferencias en estudiantes preuniversitarios provenientes de instituciones educativas oficiales y privadas, se ha convertido en una constante  anual después  de conocer resultados de  la prueba de de aptitud académica para entrar en las distintas facultades de nuestras universidades.
Con seguridad, miles de clientes del sector público sienten el mismo dolor de patria al ver titulares que anualmente se repiten en diarios locales, anunciando: “Educación venezolana deja mucho que desear” “La educación venezolana está en los más bajos niveles de calidad de Latinoamérica”
De este hecho se motivan múltiples reflexiones y formulación de interrogantes e  hipótesis  que quedan en el tintero o  en  la mente de los que con  impotencia  no pueden  hacer  nada; bien porque no  tienen  autoridad,  o porque  si están  en  el contexto, unas pocas golondrinas no hacen verano. 
Según  lo  planteado; las preguntas más  frecuentes  son: ¿Está fallando el  Sistema Educativo Venezolano?, ¿El ente territorial?,¿Las Instituciones educativas? ¿Los  estudiantes? ¿Los maestros o profesores? ¿Los  ambientes de aprendizaje?  O  más  bien el  estrato socioeconómico?
Lo mejor  de todo es que la mayoría  de las veces la culpabilidad se le carga a los  estudiantes, porque  son  dispersos,  desobedientes, irrespetuosos, no tienen una familia que esté pendiente de ellos.
Conservadoramente se le atribuye a los niveles de pobreza en  que vive la mayoría, justificados por estudios científicos que señalan que los niños, adolescentes y jóvenes provenientes de esos hogares crecen bajo tensión constante en forma desproporcionada,  la mayoría hijos de madres, también bajo tremenda  tensión,  y  el  resultado puede ser  una  estructura cerebral que dificulta más que los niños florezcan en la  escuela o tengan éxito en la fuerza de trabajo. 
En fin, las respuestas en ese sentido son  muchas, pero las  acciones de mejora implementadas hasta la fecha a nivel  nacional, estadal y local, no  han  arrojado resultados  significativos. 
Considero  que  en  medio  de todos los  faltantes hay muchas  cosas que  se pueden  hacer,  si se concibe  la educación desde el ente territorial como herramienta indispensable para erradicar pobreza.
Si así fuera,  escogiera para representar  esa cartera a excelentes académicos profesionales  visionarios, pedagogos, sociólogos o psicólogos educacionales; se establecerían  acciones y  responsabilidades dirigidas a líderes que están al frente de  instituciones exigiendo resultados medibles, implementan  planes  de  estímulos a docentes,  para que motivados desarrollen  todo su potencial en  medio de condiciones precarias en  que se encuentran algunas escuelas, lejos de aulas inteligentes y algunas carentes de recursos básicos. Termino con otra interrogante. ¿Quién tiene la culpa de todo esto? britozenair@gmail.com

“COMPROMISOS COMPARTIDOS”


“COMPROMISOS COMPARTIDOS”
Zenair Brito Caballero

El proceso de educación de cada ser humano se inicia en casa y continúa en las instituciones educativas. Lo anterior significa, por supuesto, que existe un contexto de formación primario y uno secundario. El primero está constituido por los miembros de la familia y el segundo, por los miembros de las comunidades educativas.

Aunque debe promoverse una colaboración entre ambos, los agentes de formación (padres, docentes y otros cuidadores) ejercen funciones exclusivas y a la vez complementarias en cada uno de ellos. Aunque los roles de cada contexto de formación están claramente definidos, por lo menos en cuanto a la teoría se refiere, en la práctica existe confusión al respecto.

Lo anterior genera caos al interior de las familias y de las instituciones educativas. Ambas partes exigen el cumplimiento de las responsabilidades formativas que cada una asume que tiene la otra. Sin embargo, tales acciones no sobrepasan el plano de la controversia y al final, las diferencias de opinión se perpetuán generando escasas respuestas ante la necesidad de los niños y adolescentes de recibir una formación integral.

Hoy en día, la situación económica obliga a la gran mayoría de padres y madres a trabajar fuera de casa para vivir con cierta holgura. Así el cumplimiento de los compromisos laborales los mantienen lejos de sus hijos un número considerable de horas al día.

Por tal razón, los padres optan por delegar el cuidado de sus hijos a terceros, que, con frecuencia, son empleados de confianza, guarderías o tareas dirigidas. Lastimosamente, de nuevo por razones económicas, contratan a personas bien intencionadas pero poco preparadas para tan importante labor.
Resulta poco conveniente que los padres de familia dejen de ejercer su rol y esperen que el personal de los colegios supla sus funciones parentales. Las instituciones educativas no se pueden convertir en los padres de familia, porque en esa medida, ninguna de las dos instituciones podrá desempeñar su rol a cabalidad.

Sin embargo, muchos padres de familia aspiran que las instituciones educativas ejerzan las funciones que tradicionalmente les competen a ellos y dan por sentado que el personal de dichas instituciones es quien debe enseñar a sus hijos aspectos tales como: hábitos de aseo e higiene personal, hábitos de alimentación, valores éticos y morales y en general, normas de urbanidad y buenas costumbres.

En casos más extremos, algunos padres también esperan que aspectos relacionados con la religión, la socialización y la sexualidad también sean abordados en primera instancia por el personal de las instituciones educativas.

Sin embargo, la realidad es que antes de su ingreso a una institución educativa, lo deseado es que el niño haya recibido un ABC en estos aspectos de mano de sus padres porque de lo contrario el proceso de adaptación escolar, no solo en niños sino también en adolescentes, puede llegar a ser un verdadero dolor de cabeza para el hijo y para sus padres
.
Las instituciones educativas deben y pueden brindarles a los padres de familia y a sus hijos la colaboración que requieren, para que la tarea que se inició en el ambiente familiar, tenga continuidad en el ambiente escolar. Así, ambas partes se apoyarán y acompañarán en el proceso de crianza y de escolaridad del hijo-alumno, sin que haya lugar a una sustitución de roles.

Si los agentes de formación, no desempeñan el rol que les compete con los niños y adolescentes, seguiremos preguntándonos por qué las nuevas generaciones no muestran modales de educación, no resuelven problemas de forma asertiva, no se proponen alcanzar metas, no asumen responsabilidades, no muestran capacidad de sacrificio o de espera, entre muchas otras conductas a las que con frecuencia hacemos referencia, responsabilizándonos unos a otros de tal realidad
.
En ocasiones considero que la sociedad en general se encuentra en deuda con las nuevas generaciones, ya que sin haber establecido bases sólidas en sus vidas, pretende que los niños y adolescentes cumplan con miles de requisitos a muy corta edad, sin ningún tropiezo y en todos los ámbitos de la vida (personal, familiar, académico, profesional, espiritual, entre otros). Así expuesta la situación, las expectativas resultan poco realistas. !!!!!!Piénselo papá, mamá, maestro o profesor y reflexione¡¡¡¡¡¡  britozenair@gmail.com