sábado, 22 de junio de 2013

“LA CRISIS DE NUESTRAS UNIVERSIDADES”

“LA CRISIS DE NUESTRAS UNIVERSIDADES”

Zenair Brito Caballero
La protesta, la crítica, la acusación, derechos inalienables en una verdadera y auténtica democracia, da un mensaje a los gobernantes socialistas-comunistas hoy de turno, en el sentido de inquietudes que el pueblo considera deben ser revisadas. No se trata de una actitud beligerante, es una forma de hacer sentir la voz común que de otra manera se podría extraviar en el vacío. 
El movimiento de las comunidades educativas universitarias dependientes del Estado, no se inició con su masivo levantamiento, ni con paros indefinidos o con huelgas de hambre: basta con hacer un juicioso seguimiento de lo que se produjo en otros escenarios, hace ya varios meses y años, para entender que los estudiantes no están solos, los Rectores de las Universidades, la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios AVERU, asociaciones de docentes y sindicatos por mencionar algunos como FAPUV y FAPICUV, habían emitido comunicados manifestándole al gobierno nacional serios reparos en el ajuste del presupuesto y el aumento salarial para el personal adscrito a todas las universidades públicas del país. 

Es histórica la oportunidad para trabajar el tema sometiéndolo a un profundo análisis en el que participen proactivamente todos los sectores de la comunidad, no solo el universitario, con miras a construir una política educativa pertinente a las necesidades del país que clama por la protección y el respeto a los derechos fundamentales, evitando comprometer a través del tiempo la viabilidad económica de las instituciones públicas, la calidad de los procesos formativos – asunto complejo en el que se engloban varios factores - y garantizando que todos los jóvenes accedan a una educación con calidad, como política de estado. 

En estos tiempos de crisis, en los que no pareciera asomar una luz en el proceso que nos lleve a generar condiciones para lograr la tan anhelada paz, sería baladí dar la espalda a un asunto perentorio como lo es la educación universitaria ¿Hasta cuándo?

Está demostrado que nunca habrá paz mientras se conviva con la ignorancia, nunca existirá futuro si no hay empleo, es imposible salir de la pobreza si no se garantiza lo esencial; la educación al igual que la salud y el derecho a una vida digna no pueden ser enfocados como negocio, como empresa con ánimo de lucro a través de un espiral en el que la tercerización, la intermediación y otros intereses terminen por conducirnos a un fracaso similar al ya suficientemente sufrido como consecuencia de la aprobación entre gallos y medianoche, de la Ley Orgánica de Educación.

Hay que soltar ese tipo de modelos extranjeros (el socialismo-comunismo a la cubana) con esquemas fracasados entendiendo que podemos construir nuestro propio proyecto, nuestro camino, nuestro mañana. ¿Qué tal, por ejemplo, asignar los recursos dignos de un uno por mil que se desmontara del sistema financiero, a la educación?... 

Mucho se puede sugerir desde nuestra propia creatividad. Sin embargo es necesario entender que nada bueno se obtiene cuando la radicalización conduce a desangrar lo que hoy tenemos y cuidamos con gran esfuerzo; la infraestructura de las instituciones y sus procesos administrativos deben ser protegidos y respetados con la misma firmeza con la que se protesta: eso también forma parte de una protesta sana y coherente.

Hay que evitar politizar el movimiento o que manos oscuras, con intereses muy alejados a la verdadera inquietud, se infiltren y desdibujen la noble causa. Momento histórico que exige profunda responsabilidad de parte del Ministro de Educación universitaria y del gobierno. Aumento presupuestario y aumento salarial YA, respetando las normas de homologación.  




“TANTAS ELECCIONES Y SIEMPRE MÁS DE LO MISMO”

“TANTAS ELECCIONES Y SIEMPRE MÁS DE LO MISMO”

Zenair Brito Caballero

Uno de los oficios más bellos es la política siempre y cuando se conciba como el desempeño a través de un poder concedido por el pueblo, a individuos de los que se espera sean serios, éticos, eficaces con miras a obtener el bien común sin aspiraciones distintas a ese propósito; sin intereses personales más allá de la tranquilidad de conciencia al sentir honestamente que se ha cumplido con el deber. 

Al empoderar a personas, con distintas concepciones e ideologías, para que como representantes de la colectividad sean capaces de llegar a consensos que suponen dirimir conflictos y encontrar soluciones conducentes a tomar decisiones que impacten positivamente en el progreso y bienestar de sus pueblos, se supone que, esas personas están suficientemente avaladas por sus calidades morales y su clara vocación de servicio además de la capacidad de trabajar proactivamente, con la mente abierta y la convicción de encontrar el bien para todos, de tal forma que no haya lugar a preferencias ni discriminaciones a pesar de no haber sido apoyados por muchos: eso no es un asunto para cobrárselo a nadie como tampoco lo es para retribuir, a través de actos inherentes al poder a quienes apoyaron la aspiración. 

Una cosa es rodearse de un equipo de trabajo bien calificado, de confianza, con el que sea posible avanzar y otra muy distinta es crear nóminas disparejas, incongruentes, atomizadas. Un papá es de todos en casa; un político de verdad, es de todos en la sociedad. 

Entrando en profundidades menos románticas, sabemos que hay infinidad de caminos para negociar, dirimir, convencer, lograr objetivos: coaliciones, bancadas o como se quieran llamar y todo ello es como un juego de ajedrez donde la estrategia manejada por la particularidad de quien mueve las fichas está dirigida a triunfar: apasionante asunto que es materia de infinitos espacios de análisis; sin embargo en estas pocas líneas el énfasis está centrado en el bien o el mal que esas personas puedan generar de acuerdo con su comportamiento y desempeño. Doloroso y común, en cualquier comunidad del mundo, la infestación de malos políticos, en el argot popular reconocidos como “politiqueros”. 

Ellos han manchado el verdadero significado de la política, desdibujan la filosofía profunda de ese quehacer siendo los más exitosos gestores de desesperanza, malas costumbres y el atraso de sus pueblos.

En la comedia humana muchos oprimidos aplauden a sus opresores, no ven otra forma de protegerse para garantizar algo de sustento, ellos perciben muy bien el mal ejemplo y la explotación a la que son sometidos pero “toca” aplaudir.

¡Cuántas veces la justicia, la inversión pública, la asignación de empleos, la promulgación de leyes y otras tantas actividades sociales que suponen rectitud son sesgadas cínicamente por intereses económicos, compromisos personales, negociaciones o pactos obscuros, imposiciones o condicionamientos o manipulación!

Cuando con esperanza se está negociando la paz, es preciso responder responsablemente escogiendo a los políticos, ¿los tenemos?; no a los politiqueros, que también los poseemos. 



EN VENEZUELA DESAPARECIÓ LA MORAL LA ÉTICA Y LOS VALORES

EN VENEZUELA DESAPARECIÓ LA MORAL LA ÉTICA Y LOS VALORES

Zenair Brito Caballero

Muchos venezolanos por haber perdido la fe en Dios, en los principios cristianos y la sensibilidad del alma quieren vivir obteniendo poder y riquezas de un día para otro sin importar hacerle daño a sus semejantes, sino vean cómo viven los que dicen ser socialistas-comunistas jerarcas del Gobierno de turno en Venezuela, todos con ropa, monos deportivos, corbatas, zapatos y relojes importados de la altas firmas de Estados Unidos y de Europa.

El contenido de esta columna no tiene nada que nos sorprenda o nos agarre de improviso, porque está en las fotos publicadas en los diarios, los noticieros y en todos los medios informativos de Venezuela y del mundo, de ayer y de hoy. La comunicación es tan fácil y asombrosa hoy día que nadie queda ajeno a los aconteceres de cuanto ocurre en el universo entero, especialmente los chocantes.

Quiera uno o no quiera tenemos que estar de acuerdo con el escritor Konrad Loreaz, quien calificó como "proceso apocalíptico" la desesperación de las cualidades, la pérdida de la ética, de la moral, de los valores espirituales y de las facultades más nobles del ser humano”. Todos somos prendas de garantía en poder del enemigo: el miedo; rodeado por los vicios y en consecuencia, presenciando dolorosamente toda naturaleza de degradación y destrucción.

Vemos a la humanidad en peligro y Venezuela no es la excepción. En estos tiempos reina la idea de obtener todo, lo más rápidamente posible, ya sea individualmente, o entre los pueblos, lo cual reduce las relaciones humanas a un estado de irresponsabilidad y salvajismo moderno: asesinatos, asaltos y atracos a manos armadas en carreteras, caminos y calles de las ciudades, a los bancos, tiendas, almacenes y a los ciudadanos en general.

Enriquecimiento ilícito con dineros privados y públicos. Extorsiones y pago de millonarias cuotas o vacunas impuestas a comerciantes, empleados, ganaderos, y lo que es peor, como una degeneración, ya hasta los niños, niñas y jóvenes escolares les quitan los celulares y el poco dinero que sus padres les dan para comprar alimentos en los momentos de recreo.

A todo lo anterior le sumamos hechos horrorosos y demoniacos como son las violaciones sexuales a niños y niñas a quienes después asesinan. Criaturas recién nacidas son abandonadas y arrojadas por sus madres en lugares solitarios o en basureros.

Aquí viene a bien, traer a colación lo que expresó un especialista en ética como el  gran filósofo español Fernando Sabater: "cuando personas supuestamente normales cometen barbaridades como esas, es señal de que la sociedad perdió el control de sí misma y las personas no tienen la noción de lo que es correcto e incorrecto, se van perdiendo la ética, la moral y los valores".

Si nos anclamos a mirar los problemas de la Venezuela de hoy, con una pasibilidad cómplice e involuntaria llegaremos a la triste conclusión, que este bochornoso e inhumano acontecer no tiene solución para nuestro país, y que solo nos queda la esperanza remota de curar esta sociedad venezolana enferma y desmoralizada con un modelo de gobierno distinto, con valores democráticos y amor a la libertad.

Lo inconveniente es que las costumbres, hábitos, conductas y el mismo modernismo de hoy se han globalizado: nos vestimos con la misma moda, todas las mujeres jóvenes se parecen unas a las otras con sus prótesis mamarias casi al descubierto y su pelo alisado con una plancha, consumimos comida rápida o la llamada chatarra en los centros comerciales y actuamos igual a como lo hace el resto del mundo. 

No debería ser así, cada nación y pueblo deben conservar sus sanas costumbres y valores, hábitos y leyes acordes, como lo más noble del ser humano. La pérdida de valores se puede recuperar a través de una cristiana enseñanza en los hogares, en escuelas y colegios a las nuevas generaciones ¿Dígame si estoy equivocada o no amigo lector?