“LA
CRISIS DE NUESTRAS UNIVERSIDADES”
Zenair
Brito Caballero
La
protesta, la crítica, la acusación, derechos inalienables en una verdadera y
auténtica democracia, da un mensaje a los gobernantes socialistas-comunistas
hoy de turno, en el sentido de inquietudes que el pueblo considera deben ser
revisadas. No se trata de una actitud beligerante, es una forma de hacer sentir
la voz común que de otra manera se podría extraviar en el vacío.
El
movimiento de las comunidades educativas universitarias dependientes del
Estado, no se inició con su masivo levantamiento, ni con paros indefinidos o
con huelgas de hambre: basta con hacer un juicioso seguimiento de lo que se
produjo en otros escenarios, hace ya varios meses y años, para entender que los
estudiantes no están solos, los Rectores de las Universidades, la Asociación
Venezolana de Rectores Universitarios AVERU, asociaciones de docentes y
sindicatos por mencionar algunos como FAPUV y FAPICUV, habían emitido
comunicados manifestándole al gobierno nacional serios reparos en el ajuste del
presupuesto y el aumento salarial para el personal adscrito a todas las
universidades públicas del país.
Es
histórica la oportunidad para trabajar el tema sometiéndolo a un profundo
análisis en el que participen proactivamente todos los sectores de la
comunidad, no solo el universitario, con miras a construir una política
educativa pertinente a las necesidades del país que clama por la protección y
el respeto a los derechos fundamentales, evitando comprometer a través del
tiempo la viabilidad económica de las instituciones públicas, la calidad de los
procesos formativos – asunto complejo en el que se engloban varios factores - y
garantizando que todos los jóvenes accedan a una educación con calidad, como
política de estado.
En estos
tiempos de crisis, en los que no pareciera asomar una luz en el proceso que nos
lleve a generar condiciones para lograr la tan anhelada paz, sería baladí dar
la espalda a un asunto perentorio como lo es la educación universitaria ¿Hasta
cuándo?
Está demostrado
que nunca habrá paz mientras se conviva con la ignorancia, nunca existirá
futuro si no hay empleo, es imposible salir de la pobreza si no se garantiza lo
esencial; la educación al igual que la salud y el derecho a una vida digna no
pueden ser enfocados como negocio, como empresa con ánimo de lucro a través de
un espiral en el que la tercerización, la intermediación y otros intereses
terminen por conducirnos a un fracaso similar al ya suficientemente sufrido
como consecuencia de la aprobación entre gallos y medianoche, de la Ley
Orgánica de Educación.
Hay que
soltar ese tipo de modelos extranjeros (el socialismo-comunismo a la cubana)
con esquemas fracasados entendiendo que podemos construir nuestro propio
proyecto, nuestro camino, nuestro mañana. ¿Qué tal, por ejemplo, asignar los
recursos dignos de un uno por mil que se desmontara del sistema financiero, a
la educación?...
Mucho se
puede sugerir desde nuestra propia creatividad. Sin embargo es necesario
entender que nada bueno se obtiene cuando la radicalización conduce a desangrar
lo que hoy tenemos y cuidamos con gran esfuerzo; la infraestructura de las
instituciones y sus procesos administrativos deben ser protegidos y respetados
con la misma firmeza con la que se protesta: eso también forma parte de una
protesta sana y coherente.
Hay que
evitar politizar el movimiento o que manos oscuras, con intereses muy alejados
a la verdadera inquietud, se infiltren y desdibujen la noble causa. Momento
histórico que exige profunda responsabilidad de parte del Ministro de Educación
universitaria y del gobierno. Aumento presupuestario y aumento salarial YA,
respetando las normas de homologación.