“SALIDA SIN ENGAÑOS”
Zenair Brito Caballero
Espero con este articulo no engañarlos
amigos lectores, ni engañarme yo. Trataré de decir una verdad que coincida con
lo que filosóficamente es la verdad, y no una de esas verdades que
siéndolo para mí no lo sea para ustedes, ni al contrario, una verdad que
siéndolo para ustedes no lo sea para mí.
El problema es nuestra Venezuela. Los
causantes del problema somos todos los venezolanos, y por ello, todos estamos
obligados a solucionar el problema que entre cualesquiera hemos creado. La
discusión ha sido larga y traumática, sin que aparezca un mínimo de luz o un
ápice de inteligencia capaz de frenar al comandante y a los altos jerarcas
gubernamentales socialistas-comunistas, el insulto y el escarnio permanente, la
falsedad y la calumnia grosera, el invento y la traza tendenciosa, la agresión y
la provocación innecesaria, el interés creado y el eterno afán de confundir, de
enredar y de engañar.
Lo que los unos decimos de los otros,
suele no ser lo que realmente debiéramos decir. Nosotros decimos de ellos y
ellos dicen de nosotros sin pausa ni medida, y cada vez afilamos más los malos
recursos dialécticos para volver a decirnos lo que siempre nos hemos dicho, y
que necesitamos no seguirnos diciendo.
La mayoría de ellos insiste en decir que
nosotros somos los imperialistas, los majunches, la extrema derecha, no sabemos
por qué, y necesariamente, por ese vertiginoso afán de seguirnos diciendo lo
que no nos debemos decir, también nosotros terminamos diciéndoles que la
extrema izquierda son ellos, vayan ustedes a saber ¿qué es? si ellos mismos no
saben lo que es ese arroz con mango denominado fulano socialismo del siglo XXI.
En distintos momentos de lucidez gracias a
Dios, de verdadera lucidez nacional, algunos políticos e independientes de LA
MUD fueron capaces de ponerse de acuerdo con otros para no volverse a decir lo
que siempre se habían dicho, y lograron que las inmensas mayorías, eso que
ellos a su debido tiempo optaron por llamar así, entendieran que mayoría eran
todos, y todos como mayoría resolvieron darse un abrazo fraterno que, a la
postre, se convirtió en entendimiento y después en paz.
Se hicieron las primarias y se obtuvo un
ganador para la contienda electoral que hoy enfrenta al candidato presidente Lamentablemente
la paz es quebradiza, esquiva, huidiza, endeble, delicada y frágil. Lastimosamente
la paz paró en manos de quienes no la podían cuidar, porque nacieron para no
conocerla, así como nosotros nacimos para no disfrutarla.
Y en ese cúmulo de equivocaciones
sucesivas, de ellos por no conocerla, y de nosotros por no entender que ellos
eran incapaces de cuidarla, llegamos al punto de quiebre, a la solución
indebida, al cruce de palabras vanas, pedantes y altisonantes, y resultamos
disputándonos la paz tirando de ella por los extremos hasta romperla,
hasta fracturarla de tal manera que no hemos podido recoger los
destrozos.
Lo ideal sería que todos nosotros, la
sociedad nacional venezolana, dentro del necesario respeto a la claridad de las
ideas y a la proporción numérica de quienes las defiendan, en gesto de
aquilatada sensatez, sin dinamita, asistidos por el lenguaje franco, con las
manos limpias y el corazón tranquilo, henchidos de fortaleza para no
atropellarnos, provistos de precisión y sensibilidad para no herirnos,
plenos de sabiduría para no destruirnos, buscáramos estructurar en un consenso
público sin tapujos, al amparo de incontrovertible ética
legislativa y bondadoso esfuerzo conciliador.
Una política social altruista, una
contratación administrativa sin bandidaje, una magistratura sin componendas,
unos controles públicos sin atajos, que nos dejen rehacer el camino
de la paz duradera. Y por ello tenemos un camino que nos conduzca al cambio el
próximo 7 de octubre: Todos a votar por la paz y a una salida sin engaños,
porque solo Henrique Capriles Radonski es EL CAMINO DEL PROGRESO.