jueves, 16 de agosto de 2012

ZENAIR BRITO CABALLERO, LA CULTURA DE LA INTOLERANCIA NECESITA UN CAMBIO


LA CULTURA DE LA INTOLERANCIA NECESITA UN CAMBIO
Zenair Brito Caballero 
(britozenair@gmail.com)

La educación tiene como objetivo principal la formación de hombres y mujeres de bien desde una dimensión académica, de valores morales, éticos y espirituales en la que puedan ser útiles a la sociedad. En Venezuela, la crisis por la ausencia de valores positivos en el hogar, colegio, barrio y ciudad entre otros contextos, ha desencadenado una cultura de la indiferencia hacia lo normativo, un desconocimiento casi total de la autoridad, de la necesidad de instaurar buenas relaciones y del respeto por la diferencia.

Nuestra sociedad venezolana está viviendo una cultura de la intolerancia  donde la violencia está produciendo sendos cambios en nuestra manera de percibir la realidad. Los índices de violencia intrafamiliar se han disparado, escuelas y liceos cada día reflejan más problemas asociados a la cultura del matoneo o bullyng, en los barrios marginales y municipios hay tendencia a la formación de bandas delincuenciales con base en acuerdos tribales que por encima del núcleo familiar las hacen unificar como tribu urbana.

Esa carencia de valores debe llevar a replantear desde las administraciones municipales y Estadales, concretamente desde las Direcciones de Educación, el modelo de formación integral educativo, que ha terminado apuntando más a la instrucción que a la formación académica y de valores.

Para esto, debemos reconfigurar nuestro modelo educativo desde la urbanidad y el civismo, de tal manera que proponga otra manera de vivir desde la responsabilidad social que a cada individuo le atañe en relación con el entorno donde se desenvuelve, donde valores como la autoestima, tolerancia, responsabilidad, honradez, respeto a la diferencia, puntualidad, cortesía, respeto a las autoridades, el buen hablar y la civilidad sean los elementos que todo ciudadano moderno requiere para nuestra sociedad.

La sana convivencia, a través de la buena comunicación, es quizás el mayor propósito que todo ser humano busca para mejorar sus relaciones con familiares, amigos, vecinos, compañeros de estudio y trabajo, jefes, incluso sobre desconocidos que comparten un mismo espacio llámese barrio, pueblo o ciudad. Para esto, existen las reglas de convivencia reguladas por la urbanidad y el civismo que buscan la aplicación de los buenos modales y el mantenimiento del orden a través del respeto por las normas y las autoridades.

Así como hace algunos años, desde El Ministerio de Educación se defendió con ahínco la inclusión de la cátedra de educación moral y cívica, luego formación ciudadana y valores como parte del pensum en los colegios y liceos del país, con el fin de mantener y fomentar la ética, la moral, las buenas costumbres y los valores humanos, hoy se hace vital que desde el Ministerio de Educación se propongan la creación y reglamentación de la cátedra obligatoria de urbanidad en todos los colegios de toda Venezuela, para que haya un trabajo de recuperación de los valores en forma seria, comprometida y vigilada desde los gobiernos municipal y estadal, en sinergia con la familia, los colegios y los medios de comunicación, para que se recupere el respeto por la vida, por las autoridades, las normas de tránsito, los buenos modales, el respeto por la dignidad de la mujer, las normas de cortesía, por el medio ambiente y el autoestima, entre otros valores.

Necesitamos que el nuevo gobierno tome como reto educativo la propuesta del candidato del Progreso, la responsabilidad de devolverle a la sociedad, especialmente a los jóvenes, los valores positivos tan olvidados en estos tiempos de revolución socialista-comunista, en la que la desnuclearización de la sociedad está llevando a que se proponga un modelo de desunión  donde los hombres han terminado siendo presos de su egoísmo, desestimando la solidaridad, el respeto y los buenos modales por creer que son signos de debilidad.

Es urgente que nuestros legisladores, los gobernantes y  demás autoridades, entiendan que la cátedra de Urbanidad y Civismo ayudará a combatir el individualismo, la anomia, la ausencia de pertenencia, la indiferencia, la apatía y la falta de responsabilidad social.

Necesitamos que así como proponen ordenanzas y acuerdos para defender las irregularidades del gobierno y de los jerarcas revolucionarios burlando la Carta Magna, nuestros legisladores en sentido formal y material, se comprometan con el cambio y desarrollo, a través de la recuperación del tejido social con base en valores regulados por la urbanidad, el civismo y las buenas costumbres. Hay un solo camino para lograrlo: EL DEL PROGRESO.