jueves, 5 de julio de 2012

ZENAIR BRITO CABALLERO, “LOS VENEZOLANOS UNIDOS PODEMOS LOGRAR EL CAMBIO”



“LOS VENEZOLANOS UNIDOS PODEMOS LOGRAR EL CAMBIO”
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)

Hay reclamaciones y solicitudes históricas en el almanaque de un país. Particularmente, creo que en Venezuela hoy nos toca vivir los tiempos de un verdadero cambio hacia una auténtica democracia, tiempos de transformación, de metamorfosis total.


Este es el momento en que todos los venezolanos y venezolanas debemos estar unidos por la democracia. Más que nunca tiene vigencia el viejo coro elevado por el pueblo democrático venezolano ante la pretendida candidatura del teniente coronel para perpetuarse en el poder: “El pueblo unido, jamás será vencido”.

Los venezolanos y las venezolanas deseosos del cambio nos necesitamos en todos los sentidos. Precisamos sacar a los pícaros, taimados, socarrones y astutos del poder, y sobre todo a los gobernadores y alcaldes rojos rojitos que cuales maestros del cinismo, descaro, desfachatez e impudicia,  los todavía impunes, los que perdieron el hábito del bien, de la honestidad, los que utilizan su maquinaria mental para ir moviendo las piezas del tablero rojo rojito según cómo sopla el viento.

Torcer el curso de la voluntad popular en las votaciones es un engaño sui géneris. Es un crimen mayúsculo que no puede perecer nunca. Nos han venido encima gobierno nacional, estadal y municipal: mentirosos, farsantes  engañadores del pueblo. Malos vientos y malos olores tienen esos gobiernos.

Por cierto, el oficialismo actual, busca en el poder rojo rojito volverse costumbre, hábito, moneda corriente, perpetuidad. Claro que los oficialistas tienen todo el aparato estatal a su favor para seguir acomodados en sus sillones presidenciales, de gobernaciones y alcaldías.

Pero nosotros, todo el pueblo venezolano verdaderamente democrático, tenemos a nuestro favor las ganas suficientes de vivir en un país donde la delincuencia desbordada, el asesinato, el robo, el atraco, el asalto a mano armada, el secuestro y el delito en las calles no sean el susto de cada día.

Ganas tenemos de trabajar en nuestro país, donde están nuestras querencias, nuestras familias, parientes y amistades y no en suelo extranjero, comiendo –diariamente- quién sabe cuántos insultos, humillaciones, afrentas y desprecios por ser venezolanos o venezolanas.

El éxodo de miles de compatriotas representa, hoy por hoy, el mayor desagüe venezolano. ¿O no es así amigos lectores? Este gobierno revolucionario socialista-comunista no tiene fórmulas morales para la patria pues el estigma del chantaje y de la impunidad le resta todo tipo de méritos.

Lastimosamente, en los barrios marginales y en el interior del país, muchos compatriotas pobres, humildes y desempleados aún se dejan guiar por las hurras, por el alcohol, por el color rojo rojito y por los ofrecimientos  de las llamadas misiones (pura muela) en nombre del teniente coronel a la hora de votar.

Venezuela sale perjudicada, lesionada, afectada y descalabrada con los votos de mucha de esta gente, quienes, víctimas de su ignorancia o de la desesperación que los lleva a prenderse de cualquier suma de dinero ofrecido a cambio de su voto, entregan el país a un tropel de facinerosos

Para las elecciones del 7 de octubre, todos nos necesitamos. Debemos terminar con el reinado de los rojos rojitos, socialistas-comunistas-oficialistas, para dar lugar a la alternancia, a gente de proyectos democráticos diferentes, a gerentes auténticos, a un dirigente como Henrique Capriles para que luche por el progreso de Venezuela. En definitiva a otros aires.

Si la familia venezolana viene desmembrándose como consecuencia del éxodo, llegaremos (si es que ya no llegamos) a ser lo que fue Chile en la Dictadora de Pinochet y en la Cuba comunista de Fidel Castro. Los hijos y las hijas penan aquí, mientras las madres o los padres trabajan en tareas urgentes en España o en Estados Unidos.

El gobierno revolucionario está prisionero del desenfreno. Y su corrupción es la malversación directa a los bolsillos del pueblo. Esta es una realidad que nadie puede refutar. Estoy diciendo una verdad clara y básica como el agua o como un templo. El pueblo democrático firmemente unido contra la maquinaria estatal puede dar, por fin, en las elecciones presidenciales del próximo7 de octubre, una segunda derrota y un corte final a tanta sangría de este nefasto gobierno revolucionario socialista-comunista. Hay un camino que debemos seguir y es EL DEL PROGRESO