¿CÓMO
ACABAR EN VENEZUELA CON EL CÍRCULO DE LA POBREZA?
Zenair
Brito Caballero
Romper el círculo de la
pobreza es una tarea inmediata que ya no necesita que se siga postergando, es
un fenómeno social que ha sido y se continúa aprovechado en Venezuela por los
chavistas socialistas-comunistas a través del clientelismo político y la
manipulación de las emociones de los desposeídos. Este tipo de comportamiento
debe ser repudiado por el resto de la sociedad y obligar a las autoridades y grupos
politiqueros a que abandonen estas prácticas inmorales.
Yo me pregunto ¿Cómo
romper el círculo vicioso de la pobreza extrema y crear nuevas oportunidades?
Las políticas y acciones
sociales no deben ser clientelistas ni que vuelvan dependientes a las personas
de los líderes ni de una ideología, sino que le permitan a las mismas salir del
estado de pobreza, además de ser universales para que no haya discriminación.
A todos los malos
políticos socialistas-comunistas les conviene que haya pobres, ignorantes para
poder manejarlos fácilmente y engañarlos. Pero la sociedad venezolana no tiene
que aceptar este tipo de actitudes tan comunes, en los países subdesarrollados.
La pobreza se combate
cuando toda una sociedad está convencida en lograr este objetivo y le exige a
sus autoridades acciones que realmente mejoren en forma definitiva la vida de
las personas.
Indiscutiblemente Vivimos
en un país con grande posibilidades de avance que permiten romper el círculo en
el que estamos inmerso miles de venezolanos. Construimos cada vez más altos y
más modernos edificios, tenemos metros, estamos dotados de sistemas de
comunicaciones del primer mundo; estamos globalizados, todos conectados por
celulares, teléfonos inteligentes e Internet y lo que hacen unos repercute como
una caja de resonancia en todos los sectores, con el agravante de que el abismo
entre unos y otros es cada vez mayor.
A la par con el
crecimiento vertical y anárquico de las grandes ciudades suben generaciones de
niños cada vez más distanciados los unos de los otros. Tenemos chef que
preparan la más suculenta comida en los grandes hoteles, sin embargo tenemos
todavía niños pudriéndose literalmente por el hambre y la desnutrición.
Cada día más programas del
gabinete social van dirigidos a los sectores menos favorecidos; ONGS,
fundaciones, grupos sociales levantan sus voces y sus acciones a favor de la
niñez, contra las drogas, por la mejoría de la educación, la salud, y
otros temas de importancia, para tratar de ganar una carrera contra el reloj
que tiene todas las de complicarse con la crisis económica y la concentración
de la riqueza.
En la lucha por la
sobrevivencia hay seres que, por sus condiciones propias y las circunstancias,
logran romper el ciclo de la pobreza y salir airosamente de las condiciones más
duras, a ser alumnos sobresalientes, universitarios meritorios, excelentes
profesionales, orgullo de los barrios de donde salieron y del país. ¿Y los
demás?,
¿Qué hacemos con lo que no
han tenido la oportunidad de ir a la escuela y hacerse de una carrera
universitaria?, ¿o aquellos que no tienen un amigo en el gobierno para poner
sus conocimiento en práctica, pero que decir del estudiante universitario que
termina su carrera y no logra ubicarse en el mercado laboral por todo aquello
de contar con experiencia previa o no estar enchufado en el PSUV?.
La pobreza extrema es la
forma de violencia más deshumanizante, lleva a niveles de miseria física,
humana, moral degradantes no solo para quienes la viven sino también para los
que solo sacan provecho de la corrupción y de la sociedad sin contribuir a una
verdadera transformación.
Se habla mucho de la
pérdida de los valores, de la lucha contra la violencia, de la protección del
medio ambiente, pero las condiciones infrahumanas de vida de algunos sectores
venezolanos condicionan sus modos de actuar. Carecen de todos los nutrientes
emocionales, alimenticios y ambientales que hacen individuos sanos y
equilibrados. Las víctimas de estas situaciones enfrentan a diario la falta de
los servicios más básicos así como los flagelos de las familias descompuestas,
de la violencia intrafamiliar y barrial, del hacinamiento y del hambre, sin
hablar de los riesgos de violaciones, embarazos a muy temprana edad y de
la droga. Uno solo de estos elementos podría acostar a una persona en el diván
de un psicoterapeuta.
Sin embargo, este es el
pan cotidiano de muchas personas desde su gestación. Percibimos con pena que
muchos de los niños de nuestros barrios marginados tienen las “cartas
marcadas” hasta desde antes de nacer.
Suben todavía generaciones
con un “NO FUTURE” grabado en la frente. Estos niños y niñas, con una
autoestima por el suelo, una salud emocional en su nivel más bajo, llenarán el
ejército de los futuros desempleados y buscadores de sueños frustrados tanto bajo
los uniformes de la policía como en las pandillas, la prostitución y el
narcotráfico.
Como sociedad tenemos una
deuda social acumulada frente a una categoría de gente cuya pobreza
prácticamente irreversible no les permite, a pesar de las misiones de asistencia
implementados por el gobierno y otros sectores, mejorar su suerte por estar
sumergida en un estado de alienación tal que no pueden ni siquiera atrapar las
posibilidades que se les ofrecen.
Los frentes son amplios y
diversos, los desafíos gigantes y para eso se necesitan sobre todo
políticos comprometidos, profesionales bien formados, psicólogos,
trabajadores sociales, artistas, jóvenes conscientes y decididos, para invadir
los callejones y las “partes atrás” con amor y dedicación tratando de promover
cambios positivos.
Es necesario el
surgimiento de una nueva generación que brote sin una marca establecida, hay
que pensar que podemos ser mejores, que somos competentes de implementar cambios
positivos para nuestra familia y para nuestro país, tenemos que apostar a una
sociedad de mas iguales, pero que esa igualdad que nos une no es la pobreza
sino mas bien la mejoría en nuestra calidad de vida, por ello no al comunismo y
si a una verdadera democracia de ética y valores..
(britozenair@gmail.com)