“LA DEMOCRACIA ESTÁ EN PELIGRO
Y HAY QUE RESCATARLA CON VOTOS”
Zenair Brito Caballero
(britozenair@gmail.com)
La democracia es el gobierno del pueblo,
para el pueblo y por el pueblo. Alguna vez se dio en la llamada IV República
una recomendación original de un político venezolano. No recuerdo si era adeco
o copeyano, cuando dijo algo así, como que la democracia era una especie de
planta, que requería de mucho cuidado para sobrevivir. Ojalá y los políticos de
hoy no olviden lo que una vez se dijo, pero lo cierto es, que en estos momentos
todo perfila hacia la necesidad de renovar el cuidado de ese espécimen político
tan valioso: la democracia, porque la venezolana está marchita y a punto de
morir.
En América Latina el principio que conforma una democracia liberal está en
juego. Me refiero a nuestro derecho a que se respeten la dignidad humana, la
vida, la educación de calidad, la libertad religiosa, política, económica, de
asociación y de expresión. En síntesis, un conjunto de salvaguardas contra el
poder tiránico y arbitrario potencial del estado. Los demócratas pensamos que
la democracia es el mejor sistema posible para cambiar gobernantes sin mediar
la violencia. No hay democracia si existe un partido político único.
Hablamos de una democracia liberal cuando el poder descansa en el pueblo y donde
se garantizan los derechos humanos fundamentales. Y para refrenar los apetitos
del Estado, con Monstesquieu, hemos abrazado la idea de la separación de los
poderes públicos. Este sistema está en peligro en América Latina y Venezuela no
es la excepción, pues astutamente, las fuerzas populistas fascistoides han
hecho uso de la democracia en cuanto decisión mayoritaria para elegir a un
gobierno. Pero, una vez en el poder, empezaron a eliminar las libertades y los
derechos de las personas y cambiándole el nombre por revolucionario
socialista-comunista.
Basados en la premisa básica liberal, que el poder reside en el pueblo, se
ha elegido a “ciertos políticos” quienes luego transforman el sistema libre que
los eligió, haciendo el mamotreto de la idea de una democracia y que
socialista. Erosionan el respeto esencial a los derechos fundamentales del
hombre, a la igualdad ante la ley, a la libertad de los individuos, a la
propiedad y al libre mercado.
Les hablo de los Hermanitos Castro, de Hugo Chávez, de Evo Morales, de
Daniel Ortega, y de Rafael Correa. Ellos ven como algo natural la expansión
indefinida del poder estatal y para ello han logrado cambiar sus constituciones
nacionales para adaptarlas a sus visiones populistas fascistoides,
principalmente buscando reelegirse casi sin límite de tiempo alguno, pues, como
iluminados fascistas, consideran que su liderazgo sustituye a un obsoleto
sistema político democrático de frenos y contrapesos. Estos líderes que se
denominan revolucionarios socialistas-comunistas viven y provocan crisis
permanentes en sus países y en la región para justificar su papel de hombres
indispensables y sin intermediarios ente ellos y la nación.
Por eso buscan que haya tan sólo un partido –único- como el PSUV que apoye
su labor mesiánica. Es el fascismo de la nueva ola, un socialismo y que del
siglo XXI como se jactan de llamarlo y que según hoy recorre el continente y
ante el cual ya estamos advertidos. Pero, como contrapeso también tenemos un
camino para detenerlo, nuestros votos
depositados en las urnas el próximo 7 de octubre, que llevaran a
Venezuela a ser el verdadero país democrático del PROGRESO.