sábado, 29 de junio de 2013

“¿EL PODER, PARA QUÉ?”

“¿EL PODER, PARA QUÉ?”

Zenair Brito Caballero

Cuando se ponderan en la vida la mayoría de los prejuicios, se ve pasar el cortejo social como cuando desfila un circo, con fieras enjauladas, muchachas con poca ropa y muchas cremas y colorines, payasos que cubren sus tristezas con pelucas y narices postizas, musculosos trapecistas de pelo entrecano y enanos que saltan y se empujan entre sí. Y se siente una indiferencia glacial, nórdica, antártica, con un “me importa un comino” dibujado en el rostro. 
Por asociación de ideas, las bestias, bárbaros y brutos se asemejan a los políticos que se pelan los dientes y se muestran las garras entre sí; las muchachas a los maniquíes que representan la frivolidad, con siliconas y remiendos incluidos; los payasos a los “honorables” que hacen el oso en los debates parlamentarios; los trapecistas a los maromeros de las bolsas de valores; y los enanos a los minúsculos personajes que entretienen y halagan a los poderosos.
Entonces, cuando las ambiciones se han marchado, las nostalgias ya no duelen y se descubre que lo mejor que tiene la vida son los niños, el agua y las flores. Se magnifica la grandeza de los humildes, la de quienes suben al podio empujados por el esfuerzo y el sacrificio; ascienden a los altares por los méritos de su entrega al servicio de los semejantes; triunfan en el arte o el deporte y buscan a los desvalidos para compartir con ellos las mieles de sus éxitos; o se topan con la suerte y no se marean con la riqueza y el poder.
Jesús de Nazaret hizo su “campaña” evangelizadora comenzando por entrar triunfante a Jerusalén en un burrito prestado y transmitió sus mensajes, que han trascendido los siglos, en un lenguaje simple, para que sus enseñanzas permearan las mentes de los humildes.
No tuvo el Maestro Jesús, según narran las escrituras, segunda muda. La túnica íntegra, que fue todo el ajuar que le prepararon la Virgen María y Santa Ana, crecía con Él y le duró hasta que se la jugaron a los dados los soldados romanos, lo que quiere decir que todavía estaba en buen estado.
Con esa actitud humilde, Jesús Misericordioso, a quien por fortuna para los cristianos no le gustó la carpintería, instituyó una doctrina religiosa que ha trascendido los siglos.
Mahatma Gandhi, el filósofo del pacifismo, por su parte, se enfrentó al poderoso imperio británico, reclamando para su pueblo hindú la independencia a la que tenía derecho, usando únicamente el poder de la palabra y una actitud pasiva que resultó superior a la arrogancia de los ingleses y a sus armas.
Pobre de solemnidad, al Mahatma tampoco le preocupaba mucho la ropa. Él mismo tejía las telas y elaboraba las túnicas, que no variaban en estilos y colores, porque su idea no era competir con Armani o Saint Laurent, sino cubrirse lo indispensable. Sentado en el suelo con las piernas cruzadas, impartía órdenes a sus seguidores, para orientar una resistencia pasiva que dio sus frutos y la India recuperó su independencia.
Estos ejemplos, la tranquilidad conquistada, la ambición superada, los buenos libros y el sol que sale cada día, nos permiten decir entonces: “¿El poder, para qué?” 


EL ENCARECIMIENTO DE LOS ALIMENTOS

“EL ENCARECIMIENTO DE LOS ALIMENTOS”

Zenair Brito Caballero

El fantasma del hambre que más que cabalgar vuela día tras día, en un periplo asimétrico e inusitado, no ha encontrado respuestas contundentes al nivel de las carencias alimentarias en diversos puntos de la geografía venezolana.
Sin pretensiones apocalípticas no puede soslayarse que este fenómeno, que va teniendo expresiones duras en las demandas sociales, está íntimamente relacionado con otros dos fenómenos, que pueden estar marcando el fin de una era económica internacional: la crisis energética y la crisis del modelo agrícola prevaleciente, por lo menos desde los años sesenta del siglo pasado.
La crisis energética está significada por el agotamiento del petróleo como fuente de energía dominante en el mundo que empieza atisbarse en el horizonte. Mientras que al modelo agrícola, fundado en la producción en base al uso sostenido de pesticidas, herbicidas y fertilizantes, parece estarle cobrando la naturaleza las deudas pendientes, expresadas sobre todo en la crisis ambiental y el cambio climático, que afectan a la producción agropecuaria internacional.

El agotamiento del petróleo, como mayor fuente de energía para los procesos productivos dominantes, ha traído como consecuencia para el campo el intento de la sustitución del hidrocarburo por los llamados agro combustibles, lo que ha impactado la producción de alimentos.
Se ha hecho discernible que puede ser más rentable la producción de ciertos productos agropecuarios, que sirven para la producción de las energías, es decir los agros combustibles que la producción de bienes de consumo. Dichos factores, sumados a la especulación creada por las principales industrias y por las subvenciones dispares en el agro por las políticas gubernamentales, han creado una atmósfera propicia para lo que se le ha denominado la crisis alimentaria. 
El tema sobre este tópico ha suscitado nuevos debates, entre los productores de estas fuentes alternas de energía y los consumidores. En ese tenor, el ex presidente de Brasil, Luis Ignacio Da Silva, se ha defendido señalando reiteradamente que entre otras causas, que han propiciado los aumentos de los precios agrícolas están la "especulación" del precio del petróleo y los subsidios europeos y estadunidenses a la agricultura. Y que la producción brasileña no ha descuidado la de los alimentos, al mismo tiempo que concuerda con lo que han apuntado diversas ONG´s sobre los cereales, especialmente de Estados Unidos de Norteamérica, que sí provoca daños y ha generado la baja en los "stocks" de los alimentos.
Y a ello habría que sumar la crisis ecológica que se prevé por las inundaciones que provoca el desbordamiento del río Mississippi en una gran proporción en el país vecino del norte. Se prevé que sigan disminuyendo los "stocks" y las producciones de ciertos alimentos por los nuevos perfiles y expectativas sobre el uso de agro combustibles.
En ese contexto Jacques Diouf, director general de la FAO, ha declarado que se requieren unos 30 mil millones de dólares anuales para descartar el espectro de los conflictos por los alimentos que se perfilan en el horizonte mundial. La FAO ha puesto en marcha un plan de emergencia por valor de 17 millones de dólares para hacer frente a los máximos históricos alcanzados por los precios de los alimentos, que amenazan con empeorar la precaria situación de más de 800 millones de personas.
Dichos fondos cubrirían las necesidades inmediatas y proveerían a los pequeños agricultores de algunos de los países más pobres de las semillas, fertilizantes y otras herramientas necesarias para impulsar la producción agrícola para las temporadas de siembra en 2013.
Si bien el horizonte internacional no es nada alentador con relación a la crisis de alimentos por sus elevados precios y costos y, que sirve para la instrumentación del mercado alimentario de las grandes transnacionales en el ramo, el panorama nacional aún luce más desolador.

Hace varios años diversas voces hemos denunciado el trance difícil por el que pasa el agro venezolano, así como la eventual pauperización del campo nacional por el desequilibrio en los subsidios que se otorgan a la producción agropecuaria en diversos países. En ese contexto, la seguridad alimentaria es un elemento fundamental de seguridad nacional, por los altos costos sociales que habría que facturarse en lo inmediato, pues la verdadera solución para mejorar el desequilibrio requiere de un cambio de fondo en las políticas públicas para el campo y la producción de alimentos.

¡ACTUEMOS A TIEMPO!

¡ACTUEMOS A TIEMPO! 

Zenair Brito Caballero 

La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos, pero temperamento corto; autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos. Gastamos más, pero tenemos menos, compramos más, pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas; más compromisos, pero menos tiempo.

Tenemos más títulos, pero menos sentido común; más conocimiento pero menos criterio; más expertos, pero más problemas, más medicina, pero menos salud. Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido nuestros valores. Hablamos mucho, amamos poco, odiamos demasiado. Aprendimos a amar una vida, pero no a vivirla plenamente.

Hemos llegado a la luna y hemos regresado, pero tenemos problemas a la hora de cruzar la calle y conocer a nuestros vecinos.... Nos proponemos conquistar el espacio exterior, pero no el interior nuestro. Limpiamos el aire, pero contaminamos nuestras almas, tenemos mayores ingresos, pero menos moral. Hemos aumentado la cantidad, pero no la calidad.

Estos son tiempos de personas más altas con caracteres más débiles; con más libertad, pero menos alegrías; con más comida, pero menos nutrición; son días en los que llegan los sueldos a casa, pero aumentan los divorcios. Son tiempos de casas más lindas, pero hogares rotos.

No guardes nada para una ocasión especial, por eso lee más y limpia menos. Siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte únicamente en las malas hierbas. Pasa más tiempo con tu familia y amigos, y menos tiempo trabajando. La vida es una sucesión de experiencias para disfrutar, no para sobrevivir.
Si supiéramos el tiempo de vida que nos queda, seguramente desearíamos estar con nuestros seres queridos, iríamos a comer nuestro platillo preferido, visitaríamos los sitios que amamos... Son pequeñas las cosas que nos harían enojar si supiéramos que nuestras horas están limitadas.

Estaríamos enojados porque dejamos de ver a nuestros mejores amigos, indignados y tristes porque no dijimos a nuestros padres, hermanos, sobrinos y amigos cuanto los queremos. Por eso no intentes retardar, detener o guardar nada que agregaría risa y alegría a tu vida. Cada minuto, hora, día y semana es especial. britozenair@gmail.com