LA CRISIS VENEZOLANA ENTRE EL MIEDO Y EL TERROR
Zenair Brito Caballero
La expresión
crisis, ha sido siempre un
factor determinante y de gran relevancia
en todos los
aspectos que sirven
de plataforma y estructura
de base a la vida institucional, al
sostenimiento del gobierno en
nuestro país y en todas partes
del mundo, de ahí, consiste la
importancia del buen juicio que
se utilice para enfrentarla.
Pero también la palabra
crisis, refleja la presencia de
limitaciones y carencias que se traducen en la
existencia de un déficit o
desbalance que trastornan, un buen
ejercicio presupuestario resultante, de que
las variables y los indicadores
económicos calculados no fueron bien
manejados e interpretados, provocando
un desequilibrio en los recursos
que pudieran estar disponibles para
la inversión en el proceso de desarrollo y
para el fomento de políticas de
características sociales que siempre están
dentro de las principales demandas que
deben enfrentar con eficiencia las
autoridades gubernamentales.
Pero, no menos cierto
es que, la palabra crisis, resulta
ser una excelente oportunidad para quienes
dirigen la cosa pública, siendo este,
el momento preciso para que el gobierno socialista-comunista
que es supuestamente amante de la igualdad y de los pobres, demuestre con
hechos fehacientes y palpables que
en el compromiso asumido ante la
Nación, se habló con el corazón y
que sus ejecutorias, si en cierto
modo pudieran resultar impopulares, estarán enmarcadas
en parámetros bien delineados y
transparentes a fin de que puedan
ser fácilmente descifradas y comprendidas
por aquellos que no tiene ningún grado
de culpabilidad.
Para que
el surgimiento de la palabra crisis, haya
erosionado su tranquilidad y sosiego, pero
que sí llevaran, sobre sus hombros, casi todo el
peso de sus privaciones y consecuencias, dejando
al margen y de soslayo a sus principales propiciadores
y beneficiarios directos e indirectos que
son los mismos que hoy piden a
todo pulmón la intervención de un organismo
crediticio internacional.
La palabra crisis, se ha utilizado además, como
una expresión interesada en
crear miedo y pánico y la
descabellada sensación que
caminamos sobre tierras movedizas por lo
que de un momento a otro
podríamos sucumbir, si no tomamos
las medidas circunstanciales y los
correctivos que a pesar de lo
muy dramáticas y
delicados que estos pudieran
ser, representan una salida
salvadora ante el trauma que
nos espera por las dificultades
económicas y financieras que
aparentemente, no estamos en capacidad
de asumir.
En fin,
la palabra crisis, el déficit fiscal
y el desbalance en nuestras finanzas
publicas, deben ser conjurados con
políticas económicas emprendedoras en las
que no solo se hable de una reducción drástica del
gasto y de la aplicación de
medidas de austeridad extremas, que podrían
empantanar la inversión, y la inyección de
capitales que son base y soporte
del crecimiento de nuestra
economía, creando la falsa percepción de que
estamos agonizando, en un virtual estado de
coma, con respiradores artificiales, cuando
en realidad , lo que necesitamos es, la
aplicación de primeros auxilios, hacer una
dieta financiera evitando el exceso de
grasas innecesarias y superfluas y sobre
todo, realizar ejercicios diarios chequeando
nuestra circulación monetaria y nos mantendremos
en salud, a pesar de los malos
augurios.
(britozenair@gmail.com)