“ACUSACIONES Y SEÑUELOS”
Zenair Brito Caballero
La verdad es que, últimamente Venezuela ha sido convertida en un gran
depósito de denuncias y reclamos ciudadanos, sin que se avizoren medidas
concretas de solución a nada. Tanto la población, como algunos de sus
voceros más representativos, de ordinario se limitan a proclamar a los vientos,
según se aprecia, todo tipo de alertas y fervientes quejas reclamatorias, sin
que aparentemente nadie les escuche, aun estén secundados, y puedan contar con
el concurso de algunos productores de programas consecuentes, radiales y
televisivos, como de ciertos medios escritos de la prensa nacional o local,
para defender los requerimientos elevados, que siempre lucen procedentes.
Aunque las personas griten y “pataleen”, como se dice, todo parece
indicar que, nadie en capacidad de actuar aquí oye nada. Todo sigue igual, o
peor, en nuestra Venezuela desbarrancada por 14 años de gobierno
socialista-comunista: hambre, miseria, pobreza, delincuencia, criminalidad y
corrupción solapada por doquier; inseguridad ciudadana preocupante, con
miedo hasta de caminar ahora por las calles y avenidas nuestras en horas del
día, y mucho menos, durante las noches, a oscuras normalmente, por culpa de los
administradores del negocio eléctrico nacional y sus cómplices políticos
rojos-rojitos.
Las cargas impositivas en contra de la población se tornan cada vez más
insoportables, por sus efectos directos, o traslativos; también, los costos de
los servicios públicos. Pagando los alimentos cada día más caros, motivado en
gran parte por la devaluación de la moneda, el desabastecimiento, la inflación
y la escasez o a - impuestos aplicados depositándose sobre los intereses que
recibe la gente por sus ahorros si es que puede tenerlos forzados para la
vejez. Y, ni hablar de la tarifa eléctrica, por un servicio que se hace más
ineficiente con el paso del tiempo. ¡Las esperanzas de corrección en
todos esos aspectos, parecen yerbas verdes, de esas que comen los animales!
Venezuela, con una altísima inflación, pincelada o maquillada de mínima
por el gobierno, para justificar un alegado bienestar y crecimiento económico;
y así, continuar guardando las apariencias de bonanzas, como de un país que
progresa, mientras una gran parte de sus habitantes prosigue “tragándose un
cable”, como lo expresa el pueblo llano.
Aquí sólo se oye al gobierno socialista-comunista y sus voceros hablar
de proyectos de solución, como de la designación de comisiones para estudios y
recomendaciones, quedando todo después en el tintero, entretanto los males en
que incurren los desaprensivos continúan su agitado curso.
Algunos jolgorios y alharacas, nada más salen a relucir con cierto
fervor en los tiempos de campaña electoral; y, los ingenuos ciudadanos siguen
creyendo aun en las promesas politiqueras de todos estos socialistas-comunistas
busca cargos y posiciones gubernamentales que se gasta la nación.
Después, las promesas se olvidan, y el país continúa metido en los mismos hoyos
de siempre, con tendencia a hacerse más profundos cada vez.
Los cordones de miseria se amplían; las hambrunas se extienden
territorialmente, mientras un selecto grupo socialista-comunista de “vive
bien”, a cargo del erario público nacional, como de la población aportante, que
es la “paganini” de cuantos platos se rompen, prosigue engrosando las grandes
fortunas acumuladas por sus miembros.
Ante esa indiscutible situación, ojalá que algunos de los alienados
serviles del poder político, no se inclinen ahora por adherirse, en el plano
nacional o regional, a las recomendaciones recientes de la ONU, en el sentido
de que, para combatir el hambre y la desnutrición que se verifican a nivel
mundial, derivadas de la gran pobreza reinante, la gente depauperada se incline
por recurrir a la fuente alimentaria de los insectos y otras especies que se
arrastran por el suelo entre los montes, y algunos lugares más.
A nuestro entender, esa es una sugerencia que continuamos considerándole
como burlona, aunque algunas personas que fungen como cajas de resonancia, y
que se podrían calificar como títeres, adulones de los intereses económicos
poderosos, no lo entiendan así, y traten de justificarla, alegando que en
algunas partes del mundo se recurre a esa fuente alimenticia desde hace gran
tiempo, y que no sería una cosa de tanta significación, el que otras traten de
emularlas para combatir el hambre y la desnutrición.
La pregunta que cualquiera se haría es, que en cabeza con
suficiente capacidad pensante y conciencia real, con respecto a sus congéneres,
se podría entender como totalmente válida, y estar de acuerdo con una
sugerencia de ese tipo, habiendo otras formas factibles, que se reportarían más
justas, no sólo para colaborar con la alimentación de los pobres dispersos
mundialmente, sino de contribuir a que se descontinúe con esa práctica doquiera
que se registre. Pues, no es mentira que ocurra así; pero, lo que habría
que asegurarse es, ¿cuál es la razón real?
Lo que se tendría que determinar en ese orden, con exactitud meridiana,
e independencia mental, reiteramos, es el por qué se tiene que recurrir
necesariamente a esa costumbre, si es que se le puede llamar de esa manera al
consumo de insectos y demás, en los lugares que se señalan.
No creemos que nadie, con poder adquisitivo adecuado, o condición
económica promedio, se inclinaría por comer insectos, u otra especie de
animales saltamontes, a menos que no sea para satisfacer antojos, o degustar
platos que se entiendan fueran de lo común, sofisticados quizás.
Seguro que, los ideólogos de tal recomendación, como aquellos que la
respaldan con firmeza, no comerían nada de esos considerados insectos, ni
saltamontes comunes, de los que ellos están sugiriendo, para que ingieran los
pobres del mundo ante la miseria, la pobreza y la escasez de alimentos.