¿LOS MEDIOS GOBIERNEROS ORIENTADORES O DISTORSIONADORES DE LA OPINIÓN
PÚBLICA?
Zenair Brito Caballero
En el periodismo venezolano la diferencia entre la línea
editorial y línea política en los medios de comunicación es casi gradual porque
no existen definiciones en su práctica, más bien las dos líneas juntas han
creado diáfanos estilos periodísticos, tanto así que ya es normal hacer del
espacio editorial, una perfecta tribuna en la que el periodista vierte su
pensamiento politiquero o gobiernero socialista-comunista y sucede así en
nuestro país, como sucede en todo el mundo, con la única diferencia que en el
plano internacional algunos medios definen su identidad sociopolítica y de esa
manera son conocidos por sus receptores.
¿Puede el periodismo del gobierno venezolano hacer planteos
políticos concretos con clara definición ideológica y hasta partidaria? Claro
que puede y de hecho lo hacen en VTV y medios afines. ¿Pero es legítimo? Si, lo
es, siempre y cuando el medio defina su identidad político, ideológica y
partidaria ante el público, de lo contrario, el medio puede convertirse en un
instrumento político ideológico a favor del sector de poder que lógicamente
cuenta con su partido político el PSUV, que al final beneficia al político y a
su cúpula de poder, sin que importe nada fragmentar la masa de lectores,
radio-escuchas o tele-espectadores.
Los medios son indudablemente instrumentos políticos que sirven de
orientadores o distorsionadores de la opinión pública, cuando el medio
parcializa su línea editorial para encubrir a sus financistas gobierneros, y
denigrar al adversario ideológico sin importar las consecuencias, lo
político se convierte para ellos, en el arma verbal que muchas veces aniquila o
desfigura todo lo que viene del adversario.
Es claro que la línea editorial se caracteriza por el estilo o
la forma en que se manejan las temáticas públicas, que aunque se traten temas
de orden político, no se traspasa ese valor para arengar o tomar posturas
políticas, que es cuando se corre el riesgo de parcializar el contenido y ganar
imagen a favor de un minoritario sector y perderla ante las grandes mayorías.
La línea política propiamente dicha, si no se sale del canon
conceptual que lo respalda, es natural e inherente al rol del administrador
mediático, que casi por naturaleza en su condición de clase, tiende a defender
intereses que lesionan la dignidad de las clases económicamente en desventaja,
esta instancia editorial constituye el punto grávido, donde pueden pesar más
las pasiones y militancias ideológico partidarias, que el raciocinio y la
ecuanimidad, donde se rompe el hilo fronterizo para que la línea periodística
obedezca a los intereses dominantes.
En el techado periodístico de la empresa mediática la gran
mayoría de medios venezolanos escritos, radiados, televisados o
cibernéticos, pertenecen asociaciones o grupos de familias, cuyos individuos a
su vez son miembros de cúpulas del poder que domina el accionar político
ideológico, de organizaciones políticas integradas por sujetos que se constituyen
como viscerales guerreros de luchas electorales, quienes con uñas y dientes,
trampas y actitudes hipócritas, hacen cualquier cosa sucia para llegar al
gobierno donde buscan enriquecerse más y hasta para tapar u obstaculizar la
aplicación de la justicia en su contra por los hechos que deben del pasado.
En la asociación del poder económico y el poder político, puede
surgir el tipo de periodismo que lesiona más la dignidad y la memoria de las
sociedades meridianamente pensantes, que aunque no son libres por albedrío,
practican por lo menos el libre pensamiento que construye conceptos y criterios
políticos en el azar de la democracia natural.
El periodismo que surge como práctica que defiende, promueve y
hasta pervierte al mercado sociopolítico, es a todas luces un juego de doble nivel,
donde la visión empresarial se autoproclama como poder social, con capacidad de
revertir procesos, manejar conciencias, comprar favores, trampear con
estrategias de opinión pública, y hasta satanizar situaciones de gran beneficio
social.
Ese periodismo por muy política que sea su línea de expresión
editorial, no puede ser más que un juego de ruines politiqueros gobierneros,
que con sus palabras torcidas pueden destruir o trastornar cualquier clima
social, por muy sólido que este sea.
Las expresiones periodísticas que emanan desde los sectores
dominantes del poder, argollas políticas, partidos políticos, son burlescas,
inhumanas e insensibles, anti valores que abusan de la libertad de expresión,
tuercen los criterios y manosean los conceptos, para generar laberintos
ideológicos en el pensamiento popular, al que además le agregan la basura de
vulgaridades, comentarios mordaces, y otras bazofias que camuflan la línea
editorial de carácter político e ideológico a favor del partido político que ellos
representan.
Ese es amigos lectores, el panorama global del periodismo
socialista-comunista actual venezolano, que si nos detuviéramos a analizarlo en
el día a día, es bastante bien aplicado en la práctica periodística criolla,
actividad dizque productiva, que hace malabares con criterios multipolares de
alto contenido alienante y deformador de la cultura de las grandes
mayorías, constituyéndose como la gran empresa mediática, responsable de
enajenar la identidad cultural real, que a su vez, es peligrosa por sus altos
niveles de conspiración en contra de quienes no le son ideológicamente afines.
britozenair@gmail.com
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