martes, 12 de marzo de 2013

¿POR QUE HENRIQUE CAPRILES DEBE SER PRESIDENTE DE VENEZUELA?

¿Por qué Henrique Capriles 
debe ser presidente de Venezuela?
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
La contienda por la Presidencia de la República se inicia hoy 11 de marzo en un momento de extrema urgencia para el país. Durante los recientes 14 años de este llamado gobierno revolucionario socialista del siglo XXI, han fallecido aproximadamente casi doscientos mil venezolanos en circunstancias no esclarecidas por la autoridad y los responsables no han sido detenidos, enjuiciados y mucho menos sentenciados.
A esta realidad de inseguridad e impunidad que a diario sufrimos todos los venezolanos y que limita nuestra libertad y seguridad personal, se añaden problemas políticos, sociales, educativos, jurídicos, y económicos que requieren ser atendidos con la mayor seriedad y responsabilidad por el próximo Presidente de la República.
Por esa razón, la discusión de las posibles soluciones a esos problemas arriba citados, debiera ser el tema central de los 10 días señalados por el CNE en la campaña presidencial. Pero lamentablemente no es así. Los artificios de fraude, complots, injurias, descalificaciones, agravios y agresiones ocupan un lugar destacado en el plan de trabajo de los abanderados del PSUV contra sus opositores, como si el país no tuviera ya suficientes problemas.
Venezuela no tiene tiempo que perder en la definición del rumbo que debe tomar para hacer frente a los retos urgentes que se le presentan. Por ello, mientras el candidato Maduro y sus seguidores comunistas se encuentran extraviados en sus propuestas y discursos siguiendo los ideales chavistas, el abanderado de la oposición, Henrique Capriles Radonski, parte de la premisa central que en estos momentos el Estado venezolano es ineficaz, porque a pesar de contar con un gran potencial económico producto de la renta petrolera y una posición geográfica privilegiada en el mundo, tal situación no ha sabido ser aprovechada plenamente por el gobierno socialista-comunista del difunto Presidente Chávez, lo cual ha generado un bajo crecimiento económico, ausencia de seguridad pública, incremento del empleo informal, aumento de la corrupción y un sistema fiscal insuficiente, factores todos ellos que demuestran la falta de eficacia pública.
Por ello, Capriles representa la esperanza de una democracia de resultados, es decir, que el régimen democrático venezolano no sólo se centre en la igualdad en las urnas, sino sobre todo en una igualdad de oportunidades ante la vida y que los derechos de los venezolanos no sean única y exclusivamente ideales plasmados en la Constitución de 1999, sino una realidad.
El objetivo de Capriles Radonski es instrumentar mecanismos para consolidar la sociedad del conocimiento, acelerar el crecimiento económico, paliar la pobreza, fortalecer la seguridad pública y el sistema de procuración e impartición de justicia, reconducir la política exterior para posicionar a nuestro país en el ámbito global y crear las vías para una reforma fiscal que dote al Estado de los recursos suficientes para hacer frente a sus responsabilidades.
De esta forma, la de Henrique Capriles Radonski es una propuesta integral que atiende de forma transversal los problemas que aquejan al país, mientras el otro candidato comunista impuesto por el gobierno cubano y el fraude constitucional del TSJ, se caracteriza por los atributos de siempre copiando al fallecido Chávez, y que no son precisamente ni la responsabilidad ni la capacidad de proponer soluciones, en 14 años de gobierno socialista-comunista.
Por tal razón, puedo señalar que Henrique Capriles Radonski es el mejor candidato presidencial para esta Venezuela agonizante, y a partir de hoy que se inicia este proceso electoral tendrá la oportunidad de demostrarlo ante toda Venezuela con sus excelentes propuestas. Hay un camino y una esperanza para nuestro país. 

NO AL SOCIALISMO-COMUNISMO CUBANO Y SI A LA DEMOCRACIA DEL PROGRESO.

“A VOTAR PARA GANAR”


“A VOTAR PARA GANAR”

Zenair Brito Caballero (britozenairgmail.com)

¿Por qué si los políticos saben que la gente está  molesta, defraudada y decepcionada del actual gobierno con su fulana revolución socialista-comunista y los electores están al tanto que ellos lo saben, otra vez  el candidato Maduro imitando al difunto Comandante los  engaña con la “política de la mentira y la manipulación de las emociones”?
Para los que aun siguen creyendo en  el fallecido presidente Chávez: su sucesor Nicolás Maduro tratará de continuar con la política de la mentira, del embuste, de la falsedad, en el mundo del pleito, de la propaganda vacía, de la ausencia de ideas nuevas e innovadoras; el de las bajadas de piso y el coro de seguidores adoctrinados envuelto todo en una urgencia electorera de mantenerse en el poder. ¿Son los chavistas sordos, cínicos o, por el contrario, sabios que conocen muy bien la idiosincrasia nacional?

Me inclino por esto último: los políticos revolucionarios del alto gobierno saben lo que hacen. Si no dan bola a las demandas a favor de una política de altura, es porque navegan por una realidad muy distinta a la del resto de los mortales. Su supervivencia depende de su capacidad para manipular a las masas ignorantes e iletradas, satisfacer clientelas: dirigentes locales, financistas, comunidades necesitadas que les ayuden a seguir mandando hasta que les dé la gana.

Todo un fuego cruzado de peticiones, rogativas, petitorias, favores, expectativas e imposiciones sobre el que creen presidir, pero, en la práctica, es la maraña que los atenaza y reduce a figuras de proa. No que hagan ascos pues de ahí todo el mundo come, los grandes figurones, obviamente, más, pero no por ello dejan de ser prisioneros, a gusto, pero prisioneros al fin de sus propios errores y resbalones.

Visto así amigos lectores, la gran política es, hoy, solamente un lujo para intelectuales y otros despistados que por supuesto no están en el gobierno socialista-comunista. Debajo del radar de las discusiones nacionales de verdad existe esa otra política, la de las clientelas locales, a quienes importa tres pepinos para donde vaya el país, siempre que puedan pegar su garrotazo a esa licitación de la alcaldía para hacer 500 metros de acera, nombrar un pariente como maestro policía, chofer del metro, vigilante de un ministerio o asesor de un ministro, arruinar a las pocas empresas que quedan, repartir  viviendas en comodato no con títulos de propiedad o cualquiera de esos pasatiempos en los que se entretienen quienes han adoptado el oficio de la política de las “mentiras, de las trampas y de los fraudes”.

Por eso, el que la “gran política” de las reformas y desafíos estratégicos esté entrampada, vaciada de contenido, no significa que nuestra política no se mueva. ¡Claro que se mueve! Lo que pasa es que discurre por otros canales: cada vez más se asemeja a una organización corporativa, totalmente ajena a la asamblea ciudadana ilustrada.

Es una política ágil, con excelentes reflejos para el clientelismo y, en ocasiones, la maquina corrupta, que parece indolente para las grandes cuestiones nacionales, pero solo lo parece porque, como hemos visto, lo suyo no es indolencia sino desinterés absoluto por el país.

Otra pregunta es, por supuesto, por qué dejamos que la política llegara a redefinirse estrictamente en estos términos, cuestión que da para mucho, pero que prefiero por ahora pasar de refilón para terminar con esto: el gran reto de este 14 de abril es romper en mil pedazos la política vil y aberrante de este socialismo-comunismo de 14 años.

Los chavistas aunque parezcan invencibles haciendo propaganda electoral bajo la figura del difunto Chávez, no lo son. 

Otra política honesta, decente y democrática es posible y necesaria. Todos unidos por Henrique Capriles Radonski lo lograremos. A VOTAR PARA GANAR ¡AMEN!