miércoles, 20 de noviembre de 2013

ESTAMOS VIVIENDO PARA EL CONSUMO Y NO PARA EL DESARROLLO

ESTAMOS VIVIENDO PARA EL CONSUMO Y NO PARA EL DESARROLLO

Zenair Brito Caballero

La educación venezolana se ha venido convirtiendo en los últimos años en un negocio y no en el objetivo de transmitir conocimientos y formar hombres de bien para progreso de la sociedad.

Las empresas buscan ubicar en sus dependencias personas que en su currículum vitae expongan la mayor cantidad de ‘títulos ‘(porque a la final no son más que papeles sin valor) de grados y posgrados, sin importar la idoneidad  de la persona que dice poseerlos para ejercer la labor; las empresas están cimentando su estructura con base en la simulación convirtiéndolo todo en un mercado de apariencias, como un hermoso edificio de papel que en cualquier momento un giro inesperado termina por derribarlo.

Este afán por entrar en el mercado ha despertado el interés por conseguir un título universitario o un diploma, no con ansias de conocimiento, sino como un boleto que exponer para conseguir dinero; esto ha hecho también, que se disparen las cifras de falsificación de títulos académicos comprados a gentes inescrupulosas, que ofrecen sus servicios hasta en los periódicos, por ello se vive denunciando, que de cada diez que se presentan en el país, alguno resulta ser falso.

Los jóvenes están acudiendo a las instituciones educativas no con el deseo de aprender, de descubrir y de convertirse en hombres de bien, útiles para la sociedad, sino con el objetivo de escalar una posición económica placentera para beneficio individual, dejando de lado la ética y los valores.

No importa la forma de cómo se conquiste la cumbre, así implique pasar por encima de otros haciéndoles daño, convirtiendo a estos jóvenes en depredadores sociales; un egoísmo que no deja tiempo a la colectividad, al bien común.

Venezuela se ha transformado en un país de mañas, de triquiñuelas, de corrupción y de desvergüenza, donde pululan los corruptos porque su formación (más bien deformación), solo estuvo direccionada en conseguir dinero y no en educarse.

Es hora de ir quitando las máscaras y comenzar a dar sentido a la vida, solo estamos viviendo para el consumo y no para el desarrollo, guiándonos por el brillo del lujo y no por la sabiduría.


Se debe replantear el sistema educativo venezolano para frenar esta cadena de desaciertos, y hacer seguimiento a muchos Centros de copiado de tesis y trabajos de grado, en manos de docentes inescrupulosos o personas con contactos con universidades y el Ministerio de Educación, que colaboran con los sinvergüenzas que para obtener un grado fácil sin estudiar, lo compran a altos precios, llenando los bolsillos de los que lo venden y facilitando la obtención fraudulenta del que los obtiene.   britozenair@gmail.com

ASÍ SON LOS COMUNISTAS MALIGNOS Y PERVERSOS, CHARLATANES Y RABIOSOS

ASÍ SON LOS COMUNISTAS MALIGNOS Y PERVERSOS, CHARLATANES Y RABIOSOS

Zenair Brito Caballero

A lo largo de la historia, las sociedades han sido siempre oprimidas entre dos opciones: “o derecha o izquierda”, “o negro o blanco”, “u hombre o mujer”, “o guerra o paz”, “o amigo o enemigo”…Ninguna otra posibilidad. Ninguna otra alternativa. 

En su forma lógica funciona, pero en los asuntos vitales no es posible una distinción que separe las cosas de modo tajante –así ha pasado con la sexualidad humana, de creer que sólo existen dos sexos: o masculino o femenino, que los demás son desviaciones morales, o de naturaleza-. Un mundo dividido por los extremos no permite reconocer la diferencia.

En política es bien claro. La pertenencia a un partido, de izquierda o de derecha, llevada a extremos de odio y muerte, y vivida de modo violento y despreciable por quienes la vivieron, y que a pesar de todo, prosigue en las violencias que hemos vivido, con renovados actores, otros intereses, y formas sofisticadas de ofensiva, siempre fustigadas por el látigo demagógico y manipulador de quienes prefieren una “artimaña más justa” a una alianza, que por injusta, nunca será peor que la beligerancia. 

Siempre la violencia, por ese afán propenso a hacerse de amigos y enemigos, por el poder político, religioso, económico, o porque se es de otra raza, sexo, color o condición social. Motivos diversos y abundantes: “la patria”, “el honor”, “la moral”, “los miedos”, “la represalia”, aquello que sea razón para combatir: una escuela, un partido, una frontera, una religión, una creencia, lo que signifique contienda; porque para quienes así piensan “la violencia es el mejor de los argumentos”.

Se construyen un discurso, espinoso y fraudulento, y proceden de mala fe al desvirtuar los argumentos de sus adversarios haciendo de ellos “una imitación falsa y vulnerable de los mismos”. Consideran que el proceso de conciliación necesita de un gobierno que “comprenda que no se puede negociar con esa gente opositora”, que sí lo hacen no es otra cosa que apoyar la intimidación.

No es confrontación de fondo, es lo malicioso de su actitud por algo que no les satisface, pues siempre los socialistas-comunistas están dispuestos al conflicto, a la confrontación violenta y a la descalificación.

“O lo uno o lo otro” y en su caso, prefieren la destrucción moral del oponente a una negociación civilizada. Incapaces de imaginar un pacto negociado, efectivo y real, en un país pseudo-democrático como Venezuela, los socialistas-comunistas recurren a cualquier artificio para confundir a la opinión pública y a sus reptiles seguidores. La fotografía de quienes ellos llaman “los enemigos”, como el caso de Henrique Capriles Radonski retratado con el Papa Francisco y con venezolanos en el Vaticano que aplaudieron y dieron loas al dirigente opositor y Gobernador del Estado Miranda, para tratar de escarnecerlo y vejarlo, haciendo creer a sus seguidores que está buscando ayuda internacional, para sacarlos del poder. Así son estos y que líderes Psuvistas, los que se dicen socialistas-comunistas, malignos y perversos, charlatanes y rabiosos.