¡NO A LAS PROMESAS INCUMPLIDAS Y SI AL CAMINO DEL
PROGRESO!
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
Hemos venido observando con mucho entusiasmo, las recientes manifestaciones populares de sindicatos, empleados, obreros, educadores
y gente que reclama con su participación ciudadana el mejoramiento de los
servicios públicos, el pago de prestaciones sociales, el problema de la
electricidad, de la delincuencia y de la corrupción, así mismo el repudio al
socialismo comunismo y a la mayoría de los políticos rojos-rojitos en la
Asamblea Nacional que quieren seguir defendiendo sus intereses personales y los
de su comandante para que se perpetúe en el poder.
Esto es muy esperanzador, porque como ya lo decía Platón, “uno de los
peores castigos de no participar como ciudadanos en la verdadera política, cual
es la defensa del interés común, es el hecho de terminar siendo gobernados por
personas menos capaces que nosotros”.
La mayoría de los diputados gobierneros quieren mantener el mismo sistema socialista-comunista,
porque es la única manera en que volverán a ser reelectos y los más capaces
quedarán como siempre excluidos. Por eso, se vuelve cada vez más importante
nuestra participación y decisión de cómo elegir y a quién elegir para presidente
de Venezuela en el 2012.
Lastimosamente, en 1999 los venezolanos cometieron el error de elegir como
Presidente de la República a alguien que ya fue desilusión para Venezuela con
su golpe militar que dio el 4 de febrero de 1992 y ha terminado siendo también
una desilusión para la ciudadanía venezolana a quien ha mentido y dividido en
revolucionarios y contrarrevolucionarios durante 13 años y jamás ha cumplido
promesas.
Pero lo peor aún es que esta mal llamada revolución nos está dejando una
herencia nefasta, la cual es la escuela de repartir el esfuerzo de los que
trabajan para los que no trabajan, como modelo principal de su gobierno
socialista-comunista, sin crear fuentes de trabajo. Por eso, el tema
fundamental para las próximas elecciones del 7 de octubre ya no será qué
partido político tendrá preeminencia, sino quiénes son los políticos que
quieren seguir como el teniente coronel repartiendo solamente lo ajeno, y
quiénes son aquellos demócratas progresistas que quieren ayudar al que quiere
trabajar y producir, dándoles oportunidades de igualdad, empleo y educación.
Los políticos que rodean al teniente-coronel fomentan la idea de repartir
lo ajeno, lo que no es suyo. Es el producto de las ventas petroleras y de los
altos impuestos que recauda el SENIAT, y lo lamentable es que aquellos que lo
reciben, terminan odiando a los que trabajan como si fueran sus enemigos.
También quieren forzar a las personas que trabajan a que sigan pagando cada
vez más por las cosas repartidas para los que no trabajan, y pretenden ser
electos distribuyendo a discreción el dinero del Estado como si fuera suyo,
etiquetándolo como “misiones sociales” lo que por derecho le corresponde a los
venezolanos, con tal de ser votados en las próximas elecciones.
Por un lado, las personas que trabajan y producen quieren que se deje de
fomentar la gratuidad; mientras quienes reciben lo gratuito quieren mayor cantidad
de cosas gratuitamente. El socialismo-comunismo de los tiempos del
teniente-coronel es de los repartidores de lo ajeno, sin crear condiciones para
generarlo, y esta es su peor herencia porque es el suicidio de lo que pudo
llegar a ser una verdadera democracia como fue la nuestra durante 40 años aun con debilidades
y fortalezas.
Thomas Jefferson también ya decía en los inicios de la democracia en su
país que “una democracia deja de existir cuando uno le quita al que trabaja
para darle a quienes decidieron no trabajar”.
Por eso es que tenemos una brillante oportunidad con este despertar
ciudadano de estos días de poner fin a este experimento socialista-comunista nefasto,
que crea y multiplica a personas que cada vez menos quieren trabajar y que
indudablemente es fomentado por el experimento socialista-comunista engendrado
por el comandante; lo cual nos puede llevar a un mayor problema, como es el
hecho de que eventualmente terminarán gastando todo el dinero del Estado, acostumbrados
a repartir gratuitamente sin haber buscado cómo generarlo con fuentes de trabajo.
Tenemos un camino amigos lectores para salir de todo esto y es subiéndonos al
autobús del PROGRESO.