¿ESTÀ
VENEZUELA PREPARADA PARA UNA GESTA
ELECTORAL LIMPIA Y DEMOCRÁTICA?
Zenair Brito Caballero
(britozenair@gmail.com)
La discusión acerca de la democracia
incluye a menudo los conceptos libertad e igualdad. Para algunos la libertad es
algo ajena a la Democracia que ante todo promueve la igualdad ante la ley, la
justicia distributiva, la igualdad de oportunidades, con controles muy precisos
sobre el funcionamiento general de la sociedad, sacrificando a veces libertades
individuales.
Libertad y Democracia son entonces
conceptos que si bien no se contraponen, se distancian entre sí. Esta
democracia gira en torno a la sociedad, a la integración, a la igualdad y
privilegia la democracia en sentido social y económico.
Para otros, por el contrario, Libertad y Democracia
son complementarios y hasta se confunden. Advierten que la libertad es un
principio básico de la democracia y le atribuyen a ésta las características de
la libre competencia y de la economía de mercado para hablar de
Democracia-liberal; ésta gira en torno al individuo, prioriza la democracia en
sentido político, privilegia la iniciativa y la innovación personal y su lógica
libertaria puede traducirse como igualdad de oportunidades de llegar a ser
desiguales.
Pero, sin que importe mucho el perfil, en
todas las democracias se renuevan con alguna frecuencia los poderes nacionales,
regionales y locales mediante procesos electorales. A través del sufragio la
ciudadanía tiene la posibilidad de influir sobre el proceso político y
legitimar sus autoridades. Hay otras maneras de incidir sobre esos procesos
pero las elecciones suelen tener gran significación.
El acto de votar es una de las muchas
modalidades de participación política y para que esto se de los ciudadanos
tienen que estar ampliamente informados de las distintas opciones electorales y
por supuesto deben estar en total libertad de elegir.
Las campañas electorales deben ser un
ejercicio democrático en el cual los candidatos, exponen, difunden y debaten
ampliamente sus ideas, sus programas y sus propuestas. Los ciudadanos, por su
parte, elegirán libremente también a sus voceros, a sus representantes ó a los
administradores de la cosa pública; escogerán de acuerdo con sus preferencias y
convicciones al que mejor los interprete, al que más los convenza.
Es así como el pueblo delega en otros su
voz y su representación. Desafortunadamente en la, cada vez más débil,
democracia venezolana estos procesos electorales se ven alterados por prácticas
ilícitas como el clientelismo (voto cautivo), el intercambio de votos por
prebendas de todo tipo (ofertas de empleo, de contratos, de subsidios, etc.) y
por la compra-venta pública, abierta y descarada del voto. Se dice que de todo
esto hay en las elecciones en Venezuela.
Esto amigos lectores, despedaza la
democracia y así no hay vencedores ni vencidos, todos son perdedores, en
especial los que creen que la política es un instrumento para lograr igualdad,
justicia y convivencia. Algunos argumentan que estas prácticas son pautas
culturales, comportamientos acostumbrados y como tales inevitables, que “es
imposible estar arrimado al fuego y no quemarse.” Qué fatalismo.
Parece que en Venezuela un porcentaje de
votantes no es convencido por nadie o no le interesa informarse; ese grupo no
le da su voto a nadie sino que lo vende, porque hay quien lo pague ¿Cuánto?
Para un oportunista cualquier suma es ganancia y para un pobre, el poco dinero
es una ayuda para atenuar las penurias.
La pobreza tradicional genera a veces una
psicología permisiva y laxa en la que las consideraciones éticas no tienen
espacio. Un poco de dinero es quizá lo único que los pobres pueden lograr de un
proceso electoral y para el candidato oficialista, el asunto se vuelve cómodo
puesto que con votos comprados no hay más compromiso con sus “electores.”
El voto libre y
espontáneo sólo se da en un contexto de mayor democracia económica y de
justicia. Pero, ¿ESTÀ VENEZUELA PREPARADA PARA UNA GESTA ELECTORAL LIMPIA Y
DEMOCRÁTICA? Hay un camino amigos lectores
y es el DEL PROGRESO.