miércoles, 27 de febrero de 2013

EL HAMBRE ACABA CON VENEZOLANOS


EL HAMBRE ACABA CON VENEZOLANOS DESVALIDOS
Zenair Brito Caballero
El poder comer una vez por día es quizá el mejor de los escenarios para las y los pobres venezolanos que viven en condiciones de pobreza extrema. Las cifras son abrumadoras, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social en Venezuela hay cerca de 18 millones de pobres.
Estudios realizados de la Pobreza en  Venezuela por expertos investigadores de la UCAB, definen a la pobreza alimentaria como "la incapacidad para obtener una canasta básica alimentaria, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar para comprar sólo los bienes de dicha canasta"; para los habitantes de municipios como San José de Tiznados en Guárico,
Los Rastrojos en Lara, Payita en Aragua, Pueblos indígenas de la Goajira Venezolana, indígenas en la zona de Tucupita y Amazonas, pueblos rurales de Guárico, Anzoátegui, Mérida, Maturín entre otros y zonas rurales de todas las ciudades venezolanas, en la pobreza alimentaria se define en una sola palabra: hambre.
Hace apenas transcurridos unos meses de la pasada campaña electoral para la Presidencia de la República, el candidato opositor que visitó pueblo por pueblo y se empapó de la realidad reinante. Lanzó una propuesta si ganaba las elecciones, lo que llamo: Cruzada Nacional contra el Hambre. Mucho se ha dicho en los últimos días y, si bien es innegable que la lucha contra la pobreza es una aspiración fundamental y una profunda y acrecentada deuda histórica con millones de connacionales, la realidad es que el gobierno socialista-comunista en 14 años de mandato, ha dejado fuera a casi 500 municipios que viven en pobreza extrema, 300 de los mismos en dónde la atención a esta problemática es urgente.
De ello, hay varios casos emblemáticos como el de los municipios indígenas de la Goajira, de Tucupita y del Amazonas, cuenta con poblaciones que viven en niveles infrahumanos de pobreza. La comparación es obligatoria ya que ayuntamientos como  los de Caracas, Valencia, Barquisimeto, Maracay con índices cercanos al 14 por ciento sobre el mismo rubro, serían de los primeros en beneficiarse por la ayuda de la Cruzada si apoyan a los rojos rojitos.
En Caracas por ejemplo, dentro de la lista de municipios en los que actuaría de manera inmediata el programa, están 23 de enero Catia, Caricua y las Vegas, el primero con índice de pobreza alimentaria del 31.5 por ciento, y el segundo con un orden del 15.7 por ciento.
En contraste están municipios como  los del Junquito y los del Litoral con casi 47.4 por ciento de pobreza de este tipo o El Estado Miranda al norte del Estado, con casi 39.4 puntos porcentuales de población en la misma condición de hambruna; dichos territorios no han sido considerados prioritarios por el gobierno socialista-comunista dentro de los parámetros de la Cruzada Nacional contra el Hambre.
Al respecto de los cuestionamientos, muchas asociaciones y ONG se ha pronunciado señalando que los criterios de selección de los municipios se da con base a los indicadores proporcionados por este organismo, mismos que son públicos y han servido en esta ocasión como fuente de información para la redacción de este artículo y los cuales no coinciden con la elección de una buena parte de los territorios que atacará esta cruzada.
La dinámica parece ser tristemente obvia, se está dando mayor importancia a aquellos lugares donde el clientelismo rojito es una realidad y donde hay mayores perspectivas políticas en un contexto electoral en que en este 2013 habrá elecciones municipales en todos los estados de la república
Lamentablemente este programa carece de una visión de largo plazo, que coadyuve en la eliminación de la pobreza alimentaria, no es integral porque no subsiste dentro de otros programas que eliminen el origen de la misma, y está segmentado porque se dirige en gran medida a aquellos sectores que ayudan a los chavistas a definir elecciones. Aunado a ello el tema de los precios de garantía de la canasta básica así como la seguridad alimentaria son temas de los que hay mucho que discutir como parte de una verdadera política pública de combate a la pobreza y al hambre en nuestro país.
Una verdadera política pública debe tener un carácter universal, que atienda a su sector objetivo, teniendo metas y logros, al corto y largo plazo. No podemos caer en la trampa con programas que, financiados con dinero público, están destinados a cumplir tangencialmente con sus lineamientos expresos mientras atienden de forma directa con compromisos electorales  
britozenair@gmail.com

LA SUMISIÓN Y LA RENUNCIA


“LA SUMISIÓN Y LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI”
Zenair Brito Caballero 
(britozenair@gmail.com)

Tras renuncia de Benedicto XVI, 

cae rayo en Basílica de San Pedro

Renunció Benedicto XVI a su papado y el mundo católico se estremeció por la sorpresa y se nubló por la incredulidad. Los periodistas reburujaron en la historia y hallaron que este hecho no ocurría desde hace 600 años; los fieles del mundo no ocultaron su desconcierto y los indiferentes, luego de una mirada oblicua a la noticia, siguieron en su actitud impasible, como si el mundo estuviera restringido a su impávido egoísmo.

El heredero de san Pedro, en cuya fe habita la noción del Espíritu Santo, sintió los estragos de la vida, que en la carne son como una carcoma. Aquí perdió el hombre, pero ganó la conciencia. No es cualquiera el que abdica de un poder inmenso e incontrastable. Despojarse voluntariamente de un reinado absoluto sobre su rebaño en previsión de que de la disolución corporal afloren los estigmas más penosos, sólo es dable a quienes tienen una elevada conciencia de sus deberes y de sí mismos, a quienes se saben transitorios, a quienes no lían su misión con el espejismo de la inmortalidad. El brillo de la decisión de Benedicto radica en que su renuncia no se refiere a un poder sobre las cosas tangibles, sino a lo más sensible con que los feligreses se sienten unidos a su Dios: a través de la modestia de su corazón.

Renunciar al corazón de los fieles, dimitir del hermético dominio sobre eso que se conoce como el alma humana, es una lección de humildad. 

¿Qué podrán decir de esto aquéllos que se envanecen con los halagos del poder político o económico? Buscar preeminencias y subordinarse a ellas, perder el sentido de la brevedad de todo lo existente, adquirir una idea grandiosa de sí mismo, maniobrar con deshonestidad para aferrarse a los privilegios, no es una demostración de excelsitud sino de envilecimiento. La enseñanza que deja el gesto del Sumo Pontífice, un hombre que gravita en el misterio que anida en las entrañas de su grey, debe ser un ejemplo amargo para la débil contextura moral de los ambiciosos. Ante la precaria dimensión ética de quienes piensan que el poder se justifica por sí mismo y de que todo es admisible para obtenerlo y preservarlo, la decisión de Benedicto XVI, aunque a ellos les importe un bledo, debe ser como un rayo que deja en polvo de astillas los árboles rancios y podridos que, como cadáveres de la codicia humana, sólo representan la cara innombrable del paisaje. Es un problema de valores: el desprendimiento y la generosidad enfrentados a la sordidez y la avaricia.

Ahora dirán que Benedicto lleva sobre sus espaldas el lastre de unos disimulos (debe recordarse que él pidió perdón por esos hechos) ante casos de pedofilia en la Iglesia cuando él era el encargado de dirigir la Congregación para la Doctrina de la Fe, o de que en un principio se opuso a la utilización del preservativo para reducir en África la transmisión del virus del Sida. Graves errores, sin duda, que su Dios sabrá escarmentar.

Sus enemigos morales, sin embargo, andan ufanos porque en una película sobre la vida de Abraham Lincoln se desvela cómo fue posible, sobornando a los legisladores de aquel entonces con sinecuras y nepotismos, que se aprobaran las leyes contra la discriminación y la esclavitud.

Olvidan tan diligentes contradictores, acostumbrados a igualar por lo bajo y a estirar la cuerda de la corrupción hasta límites impensados, que mientras Lincoln hacía politiquería con un fin superior, lo cual no lo exime de nada, ellos la hacen para llenarse las alforjas y para mantener amarrado a sus intereses el andamiaje electoral, tan podrido como aquellos árboles rancios ya descritos que, como cadáveres de la codicia humana, sólo representan la cara innombrable del paisaje.

El ejemplo de Benedicto es hiriente y desproporcionado porque aquí nadie renuncia a nada, y porque el poder inmaterial, por ser superior, no es comparable con el poder terrenal. No se debe olvidar que en nuestros negocios públicos no hay un solo contrato que esté exento de coimas y embaucamientos, y nada pasa, nadie renuncia ni nadie es obligado a renunciar. Aquí el decoro personal es una planta exótica, una letra muerta. En ese escenario nadie luce diferente. Si alguien pretende encarnar una actitud honorable, en el lodazal del poder le enseñan a mezclar la lealtad con el contubernio y la gratitud con la complicidad. Y todo en medio de mojigangas, callados recelos y falsas cortesías.  

EL SER HUMANO SE HA COSIFICADO


“EL SER HUMANO SE HA COSIFICADO SOBREPASANDO SU DIMENSIÓN ESPIRITUAL”
Zenair Brito Caballero

He venido observando cada día, quizás por efecto del llamado esnobismo, que el hombre se refugia profundamente en la  avidez, en la codicia, en la ambición de tener cada vez mayor cantidad de dinero y cosas materiales, lo que lo ha llevado a experimentar una angustia por subsistir o ser alguien.

Desafortunadamente, el referente para mostrarse como exitoso en este siglo XXI ha sido el progreso financiero, ocasionando que sus intereses sociales y económicos con frecuencia, se confundan con los sentimientos y la espiritualidad, pues se valora a los otros en función del dinero y las comodidades que poseen (tanto tienes tanto vales). Esto ha llevado a la cosificación del individuo, es decir, el hombre vuelto cosa, con un valor económico o poder que sobrepasa su dimensión humana y espiritual.

Muchos buscan una relación de pareja basada más en la estabilidad económica que en la amorosa o emocional, si es profesional bien remunerada, tiene casa propia, carro último modelo y para colmo operados sus senos y su trasero es la que conviene a muchos (el amor y el interés fueron al campo un día, pero más pudo el interés que el amorque le tenía), otros prefieren abandonar su perfil profesional universitario, que le costó dinero a sus padres para ayudar a lograrlo, por otro distinto, pero más lucrativo y una gran mayoría inicia una búsqueda espiritual, no con el objetivo de encontrar salvación de su alma, sino la satisfacción de sus necesidades materiales.

Llegan a las iglesias cual santurrones piadosos buscando bendiciones económicas, algunas veces soportadas en promesas bíblicas sacadas de contexto para sustentar su estrategia transaccional y potencializadas por algunos predicadores desde la televisión, la radio y en púlpitos, quienes sostienen la premisa de: “Dios te va a bendecir con tal que bendigas a la iglesia”.

Esta búsqueda de la ramplonería como condición sine quanon para crecer, ha hecho que el ser humano  ante la falta de control, se refugie en antivalores que hoy se defienden como valor absoluto a seguir. Como si el fin justificara los medios, se apela a la hipocresía, al engaño y al fingimiento con tal de conseguir lo deseado, por ello se meten a politiqueros chupa medias del partido de turno para que les otorguen buenos puestos de trabajo donde meter las dos manos.
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Lamentablemente el ser humano está entrando en una época en la que vive según su conveniencia y el interés que pueda representarle ciertas relaciones sociales, económicas y sentimentales; incluso su relación con Dios ha entrado en una etapa transaccional, mediada por la búsqueda de la riqueza o comodidad que sobrepasa la necesidad de su salvación espiritual, de esa apertura  a la singularidad espiritual de la que hermosamente hablaba Max Scheler.
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Desatinadamente, hoy el hombre busca el camino del progreso material como termómetro de su nivel espiritual; es decir, se tiene la creencia que crecer económicamente, es señal que Dios está de nuestra parte. Cuando se manosea la palabra de Dios, llevándola fuera de contexto o volviéndola frase de gaveta como: “Dios no quiere que vivamos en pobreza, Dios promete bendecirte si los honras, Dios te ha llamado a vivir como rey, es deseo de Dios que tengas más dinero”.

Quienes no tienen un conocimiento claro de la doctrina social de la iglesia, logran creer entender que los cristianos deben buscar más la prosperidad material o económica en la tierra, que empezar a buscar su salvación atesorando en el cielo. (Q error tan grande……….)

Así las cosas, por la propia ignorancia, los creyentes comienzan a orar, a rezar y a pedirle a Dios por más bonanza o riqueza financiera volviendo la relación con el Señor, más utilitarista que espiritual, centrando su vida más en la búsqueda del dinero.

Es por eso que muchas veces cuando la bendición económica llega, la persona se aleja de la iglesia, se olvido de Dios, pues su objeto de deseo está satisfecho. Soy seguidora de los principios y de las enseñanzas de Jesús, mas no evangélica y leo la Biblia que es la que nos enseña muchas verdades y prospectivas del mundo, y cito a La Biblia en Timoteo 6:9,10, quien nos advierte de eso diciéndonos que “Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos.

Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción.  Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores”. Es necesario aclarar que la holgura financiera no es mala en sí misma, tampoco es pecado gozar de estabilidad económica a través de ingresos altos o tener comodidades obtenidos honradamente.

Dios bendice cuando le place, pero aferrarnos a la fuerza del dinero y no a la búsqueda de la salvación puede llevarnos a tergiversar el centro de nuestra espiritualidad que es Jesús Misericordioso, porque si bien es cierto que el dinero es  necesario hoy para sufragar nuestras necesidades básicas, también es cierto que el mismo dinero es fuente de toda descomposición y nos puede condenar sino tenemos equilibrio espiritual, “Pues donde tengan ustedes su tesoro, allí estará también su corazón.”

britozenair@gmail.com