miércoles, 26 de septiembre de 2012

“LOS JOVENES ENRRUMBAN SU CAMINO HACIA EL PROGRESO”


“LOS JOVENES ENRRUMBAN SU CAMINO HACIA EL PROGRESO”
Zenair Brito Caballero 
(britozenairgmail.com)

Es la fortaleza y la inteligencia de los jóvenes lo que puede transformar al país. Emociona ver el despertar de su conciencia política, sus ganas de construir una Venezuela diferente. Cada vez están más organizados y construyen colectivamente una visión de Nación por la cual están dispuestos a luchar. Presenciamos el florecimiento político juvenil del 2012.

Emociona su decisión de no ser "convidados de piedra" y el valor con que dan la cara y rechazan el anonimato. Muestran sus credenciales en un acto simbólico que los afirma como participantes y como ciudadanos. Están saliendo a las calles, inundando plazas y jardines, con esa convicción de cambio, un cambio de fondo y no sólo un cambio de personas.

Están tejiendo una gran cadena humana, que inició en la UCV cuando el gobierno socialista-comunista cerró y confiscó hace 5 años a RCTV y su voz y sus reclamos han seguido en muchas universidades públicas y privadas a lo largo del país: todos son "# Yo Soy EL CAMINO DEL PROGRESO".

Quieren una democracia con calidad, en la cual se garantice cabalmente el derecho a la información y se refleje la pluralidad que somos y que nos enriquece como Nación. Los jóvenes tienen un diagnóstico sobre los problemas que enfrenta el país y sobre lo que tendríamos que hacer para cambiarlo. Me sorprende su claridad y su determinación por luchar, aun cuando parezca una nueva versión de Caín y Abel. Su demanda principal es la apertura, la inclusión y están definitivamente en contra de las imposiciones y las simulaciones.

Están por que se garantice aquí y ahora el derecho de todos a estudiar; a la autonomía universitaria, su derecho a tener seguridad y a vivir en paz y alegría; a tener futuro con empleos de calidad. En marchas, mítines y asambleas reclaman su derecho a la esperanza. Simpatizo con estos estudiantes y comparto su pasión por un cambio verdadero y pronto.

Su sentido de urgencia genera optimismo y la certeza de que VENEZUELA  sí tiene futuro. Me identifico con su movimiento porque yo misma empecé a participar escribiendo como articulista en los periódicos regionales, indignándome por la dolorosa desigualdad, por los engaños electoreros, contra los fraudes electorales y contra los intentos una y otra y otra vez de imponer en Venezuela una sola visión y aplastar la diversidad política con la idea de perpetuarse en el poder..

Desde mi trinchera como articulista asumí un compromiso social que mantengo y mantendré toda mi vida. Por eso sé que estos jóvenes cambiarán al país. Así como en 1958 se gestó la transición democrática con el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez, en el 2012 se incuba un cambio que, estoy convencida, dará un rostro progresista a Venezuela

A algunos les molesta que los jóvenes alcen la voz cuando, desde mi perspectiva, lo que necesitamos para darle un nuevo impulso a la transición democrática es precisamente que más ciudadanos y ciudadanas de todas las edades exijan, demanden, pregunten y se involucren en la cosa pública -la "red pública"-. Algunos analistas se preguntaban por qué, si en otros países se daba el despertar colectivo de la juventud, en el nuestro aún no se había manifestado.

Pues bien, el camino hacia el progreso libertario ha llegado. Los jóvenes están irritados y tienen razón: los que gobiernan y los adultos les deben mucho. Ellos quieren –y Venezuela necesita- un cambio verdadero. Un cambio que garantice igualdad, que garantice todos los derechos para todas y para todos; que garantice empleo y seguridad, que garantice una Nación libertaria y justa. Hay un solo camino para lograrlo y es EL DEL PROGRESO con un joven Presidente Henrique Capriles Radonski.

SÓLO EL CAMINO HACIA EL PROGRESO PUEDE AYUDARNOS A SALIR DEL TÚNEL


 SÓLO EL CAMINO HACIA EL PROGRESO PUEDE AYUDARNOS A SALIR DEL TÚNEL
Zenair Brito Caballero 
(britozenairgmail.com)

Estamos observando un gran malestar social que está afectando al mundo, en unos países más que en otros y en Venezuela es desesperante, pero lo cierto es que la situación de desempleo, hambre, miseria, corrupción y desamparo se acrecienta cada día más, en parte porque el imperativo ético de la justicia social no funciona.

Cuando se cierran todas las puertas con individualismos egoístas, la insolidaridad toma gobierno en nuestras vidas y resulta difícil entregarse al bien común. Porque únicamente, desde un justo clima de convivencia responsable, es posible la verdadera solidaridad, lejos de cualquier búsqueda de lucro y poder.

Hay que ir a la raíz de los problemas. Debemos buscar siempre los auténticos valores, que no son otros que los derechos humanos fundamentales. Hemos de establecer, igualmente, un sincero diálogo con los demás. Esto es importante. Sólo así, podremos salir de esta crisis que viene produciendo un tremendo sentimiento de malestar desesperante.
 Algo que empuja a la crispación, a los desórdenes, a una vida comunitaria que se hace irrespirable e irresistible. Las abundantes situaciones de miseria, explotación, de falta de garantías ciudadanas, conducen a una verdadera situación de inquietud y desasosiego.

A consecuencia de esta ansiedad, vivimos en una convulsión permanente que debe cesar. Este es el riesgo fatal que corremos, fruto de un pésimo gobierno que juega con la mentira y convive con la manipulación de los pueblos. La realidad es que gran parte de la población venezolana carece de acceso a una protección social adecuada.

Esto es gravísimo para una sociedad que se cree avanzada y anda en retroceso. Nadie debería vivir por debajo de un nivel de ingresos determinados. Sería una manera de reducir el desencanto actual. La búsqueda de la justicia social es vital para comprimir esta intranquilidad que nos circunda. Hoy, las desigualdades, son escandalosas. También la falta de respeto por la dignidad de vidas humanas es otra de las cuestiones vergonzosas. Añadir, además, la falta de la tolerancia entre compatriotas.

Ahora bien, bajo este contexto de pesadumbre generalizada, tampoco se pueden cometer actos de violencia, que no llevan a ningún sitio. La manifestación pacífica es lícita, en cambio la violenta siempre será ilícita, y quitará razón a sus convocantes.

Por consiguiente, los efectos de esta crisis financiera y económica no pueden llevarnos a una recesión de pensamiento, es más, pienso, que debemos mantenernos firmes y unidos, frente a las fuerzas que nos dividan o discriminen. Todos, al unísono, debemos adoptar medidas de consenso para crear entornos de sosiego que propicien el logro de la paz, de la inclusión social, y de un trabajo decente para todos.

Ha llegado, pues, el momento de oponerse a tantos males que afligen a la humanidad y por consiguiente a Venezuela, compartiendo horizontes y buscando solución a las diferencias. Al final nos hemos dado cuenta que sólo el camino hacia EL PROGRESO puede ayudarnos a salir del túnel. Cooperar votando por el progreso el 7 de octubre es señal de que Venezuela se humaniza, y humanizada, es más fácil entender y comprender a los demás, mirando desde el propio corazón de cada uno.