SÓLO EL CAMINO HACIA EL PROGRESO
PUEDE AYUDARNOS A SALIR DEL TÚNEL
Zenair Brito Caballero
(britozenairgmail.com)
Estamos observando un gran malestar social que está afectando al mundo,
en unos países más que en otros y en Venezuela es desesperante, pero lo cierto
es que la situación de desempleo, hambre, miseria, corrupción y desamparo se
acrecienta cada día más, en parte porque el imperativo ético de la justicia
social no funciona.
Cuando se cierran todas las puertas con individualismos egoístas, la insolidaridad
toma gobierno en nuestras vidas y resulta difícil entregarse al bien común.
Porque únicamente, desde un justo clima de convivencia responsable, es posible
la verdadera solidaridad, lejos de cualquier búsqueda de lucro y poder.
Hay que ir a la raíz de los problemas. Debemos buscar siempre los
auténticos valores, que no son otros que los derechos humanos fundamentales.
Hemos de establecer, igualmente, un sincero diálogo con los demás. Esto es
importante. Sólo así, podremos salir de esta crisis que viene produciendo un
tremendo sentimiento de malestar desesperante.
Algo que empuja a la crispación,
a los desórdenes, a una vida comunitaria que se hace irrespirable e
irresistible. Las abundantes situaciones de miseria, explotación, de falta de
garantías ciudadanas, conducen a una verdadera situación de inquietud y
desasosiego.
A consecuencia de esta ansiedad, vivimos en una convulsión permanente
que debe cesar. Este es el riesgo fatal que corremos, fruto de un pésimo
gobierno que juega con la mentira y convive con la manipulación de los pueblos.
La realidad es que gran parte de la población venezolana carece de acceso a una
protección social adecuada.
Esto es gravísimo para una sociedad que se cree avanzada y anda en
retroceso. Nadie debería vivir por debajo de un nivel de ingresos determinados.
Sería una manera de reducir el desencanto actual. La búsqueda de la justicia
social es vital para comprimir esta intranquilidad que nos circunda. Hoy, las
desigualdades, son escandalosas. También la falta de respeto por la dignidad de
vidas humanas es otra de las cuestiones vergonzosas. Añadir, además, la falta
de la tolerancia entre compatriotas.
Ahora bien, bajo este contexto de pesadumbre generalizada, tampoco se
pueden cometer actos de violencia, que no llevan a ningún sitio. La
manifestación pacífica es lícita, en cambio la violenta siempre será ilícita, y
quitará razón a sus convocantes.
Por consiguiente, los efectos de esta crisis financiera y económica no pueden llevarnos a una recesión de pensamiento, es más, pienso, que debemos mantenernos firmes y unidos, frente a las fuerzas que nos dividan o discriminen. Todos, al unísono, debemos adoptar medidas de consenso para crear entornos de sosiego que propicien el logro de la paz, de la inclusión social, y de un trabajo decente para todos.
Por consiguiente, los efectos de esta crisis financiera y económica no pueden llevarnos a una recesión de pensamiento, es más, pienso, que debemos mantenernos firmes y unidos, frente a las fuerzas que nos dividan o discriminen. Todos, al unísono, debemos adoptar medidas de consenso para crear entornos de sosiego que propicien el logro de la paz, de la inclusión social, y de un trabajo decente para todos.
Ha llegado, pues, el momento de oponerse a tantos males que afligen a la
humanidad y por consiguiente a Venezuela, compartiendo horizontes y buscando
solución a las diferencias. Al final nos hemos dado cuenta que sólo el camino
hacia EL PROGRESO puede ayudarnos a salir del túnel. Cooperar votando por el
progreso el 7 de octubre es señal de que Venezuela se humaniza, y humanizada,
es más fácil entender y comprender a los demás, mirando desde el propio corazón
de cada uno.
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