viernes, 30 de noviembre de 2012

¿CÓMO TENER EN VENEZUELA ELECCIONES DIGNAS?


¿CÓMO TENER EN VENEZUELA ELECCIONES DIGNAS?

Zenair Brito Caballero

Siempre se ha reprochado el exceso de elecciones que hay en Venezuela y los consecuentes períodos electorales casi consecutivos, que no permiten a funcionarios y a la sociedad en general manejar limpiamente la correcta administración del Estado sin las distorsiones que las pasiones partidarias que toda campaña desata.

Los empleados o funcionarios tienen poca autonomía para trabajar con su mente limpia de contaminación electorera, como juraron al levantar la mano pensando solo en el beneficio del país no en el de su partido, y no pensar las acciones, declaraciones y actuar en general en función electorera.

Algunas pueden ser buenas, pero no dejan de apreciarse así, lo cual es nocivo para la sociedad votante. Las cosas buenas deben apreciarse bien por todos, incluyendo a los opositores, así como las malas deben apreciarse igual incluyendo a los simpatizantes.

Tampoco se la pasarían tratando de bloquear las buenas iniciativas que pueda tener el rival, aunque sean provechosas para la población, simplemente para evitar que tenga réditos electorales, una situación que sumada a la anterior es solo mala para la sociedad y el desarrollo del país cada día más al borde del precipicio.

Acaban de pasar las elecciones presidenciales del 7 de octubre y estamos a pocos días de las de gobernaciones y muy pronto las de los alcaldes, contaminados permanentemente por el ruido de campaña del gobierno socialista-comunista, y ésta siempre comenzando prematuramente hace varios meses por las fulanas cadenas de radio y televisión de promoción de los supuestos logros del gobierno revolucionario aunque sea ilegal, pero las instituciones como el CNE aquí no funcionan porque son brazos ejecutores de los designios del gobernante mayor.

El CNE dice que no estaban en campaña porque no piden el voto y nuevamente nos consideran estúpidos, mentecatos o necios  o no les importa lo que pensemos, no sé qué es peor.

Una definición de campaña política citada en enciclopedia y académicamente dice así: “Una campaña política o campaña electoral es un esfuerzo organizado llevado a cabo para influir en la decisión de un proceso en un grupo. En las democracias, las campañas se refieren a las campañas electorales, donde se escogen verdaderos representantes”.

Entonces, señores del nada independiente CNE rojo-rojito, ¿cómo nos lo explican menos ofensivamente? Podrían decir algo como “la ley no es muy clara en este asunto” y sigan haciendo lo que les place o les da la gana sin insultarnos. Hay algunas cosas en el gobierno socialista-comunista que se debería corregir para ser más eficientes y trabajar más fácilmente en el desarrollo y el cual tiene mucho que ver con las excesivas elecciones, cambiando leyes.
Lo primero sería cambiar los períodos de los funcionarios. El primero sería el presidencial. El de Estados Unidos para mi es bastante bueno: cuatro años con posibilidad de reelección, que es como un período de ocho años con examen de idoneidad a la mitad. Si funciona, lo reelegimos; si reprueba, se va, como Jimmy Carter.

Tres años me parece que es poco para alcaldes y diputados, ya que podrían ser cuatro y coincidir siempre con las elecciones presidenciales, así que tendríamos elecciones cada cuatro años. No le temamos a que si la popularidad del candidato a presidente es muy alta, al votar no haya contrapesos. De todas formas, hoy que los hay, consiguen el transfuguismo, alterando la voluntad popular con mucha labia o sobornos como han acusado a los nuestros y como sucede en países como Brasil. La diferencia es que allá los meten presos.

Esta innovación debe acompañarse al hacer que los diputados sean electos por circunscripciones electorales; así realmente saben a quién responder y los ciudadanos saben quién es su diputado que se preocupará por ellos y no obedecerá ciegamente a la cúpula o al dedo señalador del Presidente porque es su amigo incondicional y le sigue incondicionalmente. ¿usted qué cree?

Ese grupo pequeño le daría seguimiento como a los alcaldes. Si fallan se van.

Deberíamos reducir el número de diputados a uno por departamento, excepto en los de mayor población, que cuando pasen de 200,000 habitantes podría tener dos. Menos personal fantasma, asesores, vehículos, etcétera. ¿Necesitamos más?

Aprobar la ley de partidos políticos para transparencia y gobernabilidad, y reformar el CNE con rectores independientes de militancia partidista, para que funcione en dos secciones: administración de elecciones y administración de justicia electoral sin representantes de partidos políticos. ¿Qué tal? 

(britozenair@gmail.com)

domingo, 25 de noviembre de 2012

AVANCES O RETROCESOS


AVANCES O RETROCESOS

Zenair Brito Caballero

¿Por qué progresan los pueblos? Seguramente avanzan más rápido aquellos que previamente han invertido en educación, instruyendo a sus habitantes para que juntos o separados pero organizadamente participen de un plan elaborado desde el gobierno.

En plena discusión sobre la pobre calidad de la educación venezolana, es bueno plantearse si este gobierno que se dice socialista-comunista y por lo tanto humanista (y humanizado) tiene claro que los seres humanos que habitan el país serán quienes decidan con sus actos la felicidad o la infelicidad futuras. Nadie puede discutir la enorme diferencia en el trato material hacia los sectores más desposeídos.

Los planes en marcha con las llamadas misiones han permitido que gigantescas masas de habitantes marginados tengan al menos los elementos mínimos de supervivencia. Estas masas han estado y siguen estando ocultas a los ojos de la mayoría. Pero de tanto en tanto algunas puntas se salen del área asignada como territorio e invaden otras áreas a través del delito. Comen y se visten un poco pero no por ello mejoraron su intelecto.

De todos modos hay que convenir en que un trato “socialista-comunista” de los sectores necesitados aún no ha permitido salir de cuadros vergonzantes que caracterizaron las décadas pasadas.

Si el plan de ayuda a través de las misiones es o no suficiente importa tan poco como que algunos hayan malentendido la ayuda. Será en todo caso motivo de acumulación de experiencias para la discusión casi eterna de qué hacer con los pobres. Lo que en cambio aterra de verdad es la marcha atrás constante que la educación sigue teniendo en el país combinando bajo rendimiento en escuelas y liceos con fuertes cambios culturales.

Esta explosiva mezcla hace que los jóvenes de hoy imiten todo lo malo con una facilidad de asombro. Se inclinan por conductas predilectas de los delincuentes, hablan con el estilo de ellos, se pintan el cabello y caravanean en motos y carros con resonadores, como seres que desconocen por completo la ética y la armonía y hacen de la violencia su programa preferido de televisión. Además, el delito aumenta, y la edad para delinquir o prostituirse disminuye. ¡Vaya problema el que tenemos en Venezuela!

Porque si era lógico esperar de un gobierno revolucionario socialista-comunista del siglo XXI que dice ser “humanista” la puesta en marcha de un feroz, agresivo y revolucionario programa de educación, nos hemos topado con la sorpresa de que la costumbre de “dejar pasar la historia” no era patrimonio de aquellos gobiernos que se llevaron la acusación de liberales, capitalistas y desalmados.

El dedo acusador ya no sabe a dónde apuntar y lo peor sería concluir que todos los gobiernos son igualmente ineficientes a la hora de las grandes transformaciones, incluso éste que prometía “hacer temblar las raíces de la República”. Puro bla, bla, bla

Es increíble concluir que catorce años después de puesta en marcha una oportunidad inmejorable para cambiar a Venezuela, no solamente no se haya encarado un programa de transformaciones sino que esté instalada una clara pelea entre la educación oficial que demanda presupuestos y el gobierno socialista-comunista que se hace de rogar, al mismo tiempo que celebra el crecimiento de la recaudación impositiva a niveles nunca antes alcanzado.

Son tan pocos los años que separan al niño(a) del adulto que al país se le va todos los días la posibilidad de formar mujeres y hombres transformadores y críticos.

britozenair@gmail.com




viernes, 23 de noviembre de 2012

REFLEXIONES SOBRE LA LIBERTAD


REFLEXIONES SOBRE LA LIBERTAD
Zenair Brito Caballero
 (britozenair@gmail.com)

La libertad existe. No es un sueño. Es una ciudad venezolana, una estatua en Nueva York, o el Corcovado de Rio de Janeiro y un concepto importante para muchos humanos, aunque no todos lo entendemos, o apreciamos por igual. La historia de la libertad se remonta más allá de la Revolución Francesa, en 1789.

REGALO DE FRACIA
Tiene que ver con nuestra esencia, que no es accidental, como parece cuando estamos angustiados, confundidos,  o atribulados. Algunos creen que libertad es ausencia de coerción, aunque eso es difícil de alcanzar por nuestras necesidades, ansiedades y demás debilidades, que nos atan, aparte de las leyes que tratan de regular, sin mucho éxito, nuestra conducta, que no es errática porque somos libres.

Otros piensan que la libertad es un concepto económico, como el intercambio de bienes y servicios. Pero esa versión también es limitante, puesto que no solo lo mercantil define nuestra humanidad, siendo nuestra razón y nuestra voluntad las que dan origen a nuestra libertad, un concepto filosófico.

Homo erectus, homo económicus y homo sapiens somos el mismo, pero homo libertas es el que nos distingue de la Madre Tierra, que nos mima y acaricia con furia de huracanes y terremotos. Ese miedo a la libertad, decía uno de mis autores favoritos un psicólogo que se llamaba Eric Fromm, nos hace buscar seguridad en forma compulsiva, lo que acentúa nuestra neurosis existencial cuando no encontramos suficiente amor y comprensión.

Buscamos seguridad dentro de la incertidumbre, porque incierta es nuestra vida, no nuestra muerte. Y eso es lo que nos impide ser libres,   conduciéndonos a veces a obsesiones indeseables, o a formas de organización social destructivas. La palabra libertad fue escrita por primera vez hace miles de años, en el idioma cuneiforme de los sumerios, aunque es probable que el concepto existía antes que hubieran idiomas escritos.

Eso jamás lo sabremos, pero lo que si sabemos es que la libertad es anterior a la burguesía, un concepto del siglo XVIII cuyo origen etimológico es “burg”, o aldea en Alemán, de donde vienen Friburgo, Hamburgo y otras ciudades, donde ahora viven más de la mitad de los humanos.

La palabra burguesía ha sido utilizada para describir la clase media, o explotadora como la denominan los socialistas-comunistas, en contraste al proletariado, o clase explotada, que según algunos posee más fuerza física que intelecto y sentimiento.

Todos los humanos, sin distingos de raza, posición, o condición y aparte del estamento en que nos ubiquen, tenemos materia, pensamientos y sentimientos. Pero no es suficiente tener, porque necesitamos, además, ser y hacer, para definir nuestra existencia, que no depende de teorías económicas, sociológicas, o psicológicas, sino de acciones libres, racionales y voluntarias.

El sentido de libertad no depende del perfume, ni de la capacidad económica, ni de la fuerza que tenemos, sino de lo que somos y hacemos. Me siento libre porque soy humana. No porque soy burguesa, proletaria, o venezolana. La condición de libre no la define el estamento, sino el sentimiento, como sabemos los libertos que actuamos con respeto a la dignidad, sin abuso, ni explotación de temores y obsesiones ajenas.

Esa libertad es una, como la entendemos los libertos en política, en economía, en América, o en Oceanía. No es positiva, ni negativa, ni de algo, ni para algo, porque no es un fin, sino un medio para tratar de alcanzar la felicidad que todos buscamos. En todo caso, la libertad sirve para definir la esclavitud, así como la burguesía sirve para definir el proletariado, que por ser humano también es libre.

“TODOS SOMOS RESPONSABLES DEL PAÍS QUE TENEMOS”

 “TODOS SOMOS RESPONSABLES DEL PAÍS QUE TENEMOS”

ZENAIR BRITO CABALLERO,

 ¿Por qué en los últimos catorce años, un alto porcentaje de los venezolanos y las venezolanas han decidido votar en todas las elecciones por la misma opción política? ¿Será esto la culminación de la democracia como sistema político o la perpetuidad de una clase dominante socialista-comunista?

Pareciera que desde 1998, cuando el presidente Caldera entregara el control del Estado al teniente coronel, no hemos cambiado de gobierno, más bien hemos venido asistiendo una continuidad en la silla presidencial como los reyes en el trono.

Las razones de estas circunstancias pueden ser muchas y de diversos orígenes. Por decir, ¿Será que el ciudadano o ciudadana promedio no se da cuenta de la condición precaria en la que vive? ¿Será que vivimos esperando un cambio milagroso de quienes están en el poder? Sin embargo, las evidencias demuestran que no podemos esperar un milagro.

La elección presidencial del pasado 7 de octubre donde se reeligió por 6 años más al comandante, después de 14 años nefastos de gestión gubernamental ¿cuánto hará por mejorar la situación crítica que vive la economía venezolana? Quizá muy poco, considerando la situación mundial y los problemas estructurales que se han venido creando a lo largo de la década pasada; pero, nos quedaremos sin conocer el significado de la alternancia, uno de los principios fundamentales de todo sistema que se presume democrático.

Además, sin un cambio en la conducción del Estado que haga posible sentar las bases para un cambio estructural que permita la reproducción de la vida de manera más digna. ¿Será que, debido a las repetidas campañas engañosas a las que no hemos enfrentado en los últimos 14 años, nos hemos acostumbrado a esa ley perversa de las promesas sin cumplir? y esto ha permitido que el círculo vicioso donde los partidos políticos prometen cosas que no están en capacidad de cumplir se acentúe.

Porque ¿de qué otro modo se explica la permanencia en el gobierno del partido oficialista rojo-rojito PSUV, que sigue haciendo las mismas promesas de las campañas pasadas y que en 14 años no ha cumplido ni cumplirá?

Por mencionar algunas cosas: los miles de empleos que se dijo crearía, el país de propietarios que prometió, el precario presupuesto asignado a los hospitales en el “gobierno revolucionario socialista con sentido humano” y un largo etcétera que daría para muchos artículos de opinión.

Otro elemento que ha contribuido a la construcción de una ciudadanía débil y poco reactiva ante las circunstancias son los llamados el cuarto poder: los medios de comunicación, que no solo nos dan la noticia (también) nos dan el lente para verla, para referirse a los hechos que se presentan y el tratamiento de ellos en la mayoría de los medios de comunicación masiva.

Parece que el llamado cuarto poder cada vez se distancia más de su tarea original: fiscalizar la gestión pública y el devenir de la sociedad. Se han vuelto muchos de ellos, los aliados perfectos para perpetuar el Status Quo. Han construido ciudadanías domesticadas como diría Noam Chomsky.

Al parecer, este hacer de las empresas mediáticas se ha encargado de inhibir la capacidad de cuestionar, razonar, criticar. La realidad se opaca ante  la retahíla de noticias que vemos, leemos y oímos y que nos dan la falsa sensación de estar informados de tal manera que  se nos oculta la realidad que nos circunda.

En medio de todo esto uno se pregunta ¿Dónde está el pueblo? ¿Por qué no se oye su voz? Parece que las viejas costumbres heredadas de 14 años de freno lo han enmudecido. Parece que las políticas veladas del miedo y la ignorancia implantadas por los que no quieren un pueblo pensante y demandante, han hecho mella en el espíritu popular.

Porque lo que estamos viviendo provoca expresarse, resistir y resistirse a la forma en que se gobierna a favor de unos pocos y en perjuicio de las mayorías. Las coyunturas electorales deberían servir para que los ciudadanos y ciudadanas tuviéramos información sobre los programas de gobierno, ideologías (dichas por el mismo partido y no por el adversario) y por supuesto la promoción de sus candidatos, sin embargo, el engaño, la difamación, la descalificación de los adversarios, todas muy dañinas para la democracia, es lo que escuchamos.

A esto hay que sumarle las vergonzosas campañas de miedo e intimidación en empresas estatales y privadas, que, lamentablemente después de más de una década, siguen teniendo los mismos efectos. Al hablar de venezolanidad, las verdaderas intenciones, - deplorables en mucha ocasiones - se esconden en medio de discursos patrioteros muy alejados de la realidad que afecta al pueblo venezolano.

¿Y entonces quiénes son los responsables de esta situación? vale la pena aclarar que no es responsabilidad de un sector solamente, a juicio nuestro, es una responsabilidad de tres lados, estas partes se alimentan entre ellas en un círculo vicioso que se debe romper.

Por una parte, los partidos políticos, por su incapacidad de involucrar en sus estructuras al pueblo, de modo que no sea visible sólo en las elecciones en una expresión utilitarista. Por no darle el lugar que debiera en la toma de decisiones, por ignorar la verdad de que son y existen porque hay un pueblo sobre el cual descansan. Por no oír su enmudecida voz y no saber interpretar sus voluntades.

Por no ser capaces de trascender las ideologías y construir relaciones cordiales, respetuosas, tolerantes, fundamentales para la consolidación de un Estado democrático. Por negarnos el derecho que tenemos como ciudadanos (as) de elegir en completa libertad y no por intimidaciones, manipulaciones y chantajes. Estas situaciones son posibles porque cuentan con la complicidad de algunos medios parcializados del gobierno rojo-rojito, que olvidan que son responsables de informar y  comunicar.

Nosotros, la sociedad civil, quienes tenemos pendiente la tarea de abrir nuestros sentidos, para exigir tanto a los políticos como a los medios: transparencia en la gestión de los primeros y compromiso con la ciudadanía, y los principios fundamentales de un periodismo ético a los segundos. La responsabilidad no es exclusivamente de uno o de otro sector de la sociedad, todos somos responsables del país que tenemos y del país que podríamos tener.

britozenair@gmail.com

¿SE HA CONTAMINADO LA DEMOCRACIA CONTEMPORÁNEA?


¿SE HA CONTAMINADO LA DEMOCRACIA CONTEMPORÁNEA?
Zenair Brito Caballero 
(britozenair@gmail.com)

Quienes han venido leyendo y siguiendo con cierto detenimiento algunos de mis artículos de opinión sobre democracia participativa y representativa, seguramente habrán caído en la cuenta de cuán nebulosas son nuestras ideas y cuán apegados nos sentimos todavía a los trillados conceptos de nuestros viejos manuales.

La política, sin embargo, es un acontecer sinuoso lleno de contingencias y sesgos imprevistos, y hace que la razón práctica de los gobernantes vaya creando inéditas respuestas para cada tiempo. No obstante, de esta compleja multiplicidad podemos rescatar tres o cuatro cuestiones de las más serias que la democracia de nuestro tiempo nos plantea.

En primer lugar, la ciencia y la experiencia política de estos dos o tres últimos siglos nos han mostrado que la participación del pueblo es lo prioritario y fundamental. Hacer que todos los ciudadanos, con entera libertad e igualdad de recursos, tengan acceso a las determinaciones y gestiones del bien común.

La representación aparece luego como el camino más adecuado para este acceso del llano pueblo a la ordenación y conducción de la comunidad. Pero, al mismo tiempo, de sobra se ha experimentado que la educación moral y la cultura cívica son las grandes tareas en que el pueblo debe empeñarse para lograr siquiera una relativa madurez humana.

Gente obtusa y ruda no puede digerir una auténtica democracia; una y otra vez querrán volver al cacicazgo. Se comprende bien, entonces, por qué a ciertos pueblos culturalmente subdesarrollados se les hace cuesta arriba practicar la democracia. Y parece mentira que la torpeza de ciertos líderes solo piense satisfacer a la pobre gente con pan y circo.

Frente a la práctica de la representación por medio de los partidos, la crítica es mucha más severa y de más difícil solución. Porque los partidos políticos, que de primera intención parecen ser los canales naturales de formación y expresión de la opinión pública, se hallan hoy día frecuentemente desnutridos y desorientados, sin doctrina y sin dinamismo.
A la hora de las elecciones se los convoca y a la hora de la revolución o alzamientos se los exacerba. Ni siquiera a los más inexpertos se les escapa que las “listas sábanas” con que los partidos concurren a las elecciones se hallan muy lejos de una robusta conciencia de bien común.
Los partidos se condenan y se vilipendian recíprocamente en el trayecto de las largas jornadas electorales. Los ciudadanos que son elegidos y van al Parlamento u otros cargos electivos no representan al pueblo, sino a sus propias agrupaciones partidarias; y en el peor de los casos solo emiten su voz y su voto, dogmáticamente atados al dictamen de sus caudillos; son simples embajadores de sus virreyes. Todo ello, con su buena dosis de exageración o como se quiera, está indicando grosso modo el descrédito con que funciona la representación del pueblo a través de los partidos.

Así pues, la democracia auténtica es más un horizonte político de libertad e igualdad y autonomía, regalo del cielo antes que logro de nuestra penosa historia. No podemos olvidar, sin embargo, que la democracia contemporánea se ha envenenado en este último siglo que ha pasado con una doctrina tóxica de una incalculable trascendencia cultural.

Hablamos del relativismo agnóstico que ha quitado todo fundamento roqueño a la cultura del hombre. No hay principios ni valores ciertos y firmes que den sentido último a la existencia humana. “Nada es verdad ni mentira; solo es según el color del cristal con que se mira.” Vivimos y convivimos a la deriva, como los camalotes llevados por la creciente o los cascotes de la calle que de tumbo en tumbo arrastran los raudales de los grandes aguaceros de verano.

Sólo hay que afanarse por lo útil y placentero del aquí y del ahora. Consuela pensar que dos grandes filósofos franceses, J. Maritain y H. Bergson, han afirmado casi al mismo tiempo, en años de la Segunda Guerra Mundial, que la democracia tiene raíces bíblicas y que Cristo ha traído al mundo la más profunda igualdad con que pueden fraternizar y convivir los seres humanos todos.

lunes, 19 de noviembre de 2012

“LA VERGÜENZA CARCELARIA VENEZOLANA”


“LA VERGÜENZA CARCELARIA VENEZOLANA”
Zenair Brito Caballero 
(britozenairgmail.com)

Afirmó Fedor Dostoievski que  “El grado de civilización en una sociedad se juzga visitando sus cárceles”- En las sociedades más sensibles los castigos crueles no son necesarios, la tortura es repudiada y la crueldad como sanción ha sido abolida.

Una Institución Penitenciaria antes que un sitio de castigo es un lugar para la reeducación y la reinserción social. En Venezuela hay un régimen penitenciario incompatible con un mínimo de dignidad humana. La población carcelaria es elevadísima y el hacinamiento vergonzoso.

Según datos que leí por Internet en un trabajo realizado por unos abogados especialistas en esta área, hay casi 200.000 personas privadas de la libertad, de éstas, unas 110.500 están en los  centros de reclusión (con capacidad para acoger unos 75.000), 25.000 en detención domiciliaria; 1700 en cárceles distritales y 1200 en penales de la Fuerza Pública.

Unos 40.000 son presos sin juicio; 800 son enfermos terminales que siguen recluidos y 400 son lisiados. Detrás de tantos delitos y tragedias humanas hay una sociedad inequitativa e injusta, manejada por una plutocracia, por un predominio que desde “arriba, desde las alturas del poder” lo dispone todo según los intereses de una camarilla que desde siempre ha condenado a la pobreza a la inmensa mayoría de los habitantes venezolanos, aunque pregonan a los cuatro vientos ser socialistas-comunistas y humanistas.

En ese ambiente de marcadas desigualdades la lucha por una vida digna obliga al rebusque desaforado y las frustraciones impulsan al delito. Un factor adicional es el consumismo y el afán del dinero fácil, la voracidad por tener y la corrupción. Es violenta y conflictiva la sociedad venezolana; la vida ha perdido su valor, el sicariato es un oficio cualquiera, el crimen y la violencia están a la orden del día.
Por temibles que sean las cárceles lo que en ellas ocurre no frena, ni ejemplariza a los potenciales delincuentes. Es absurdo esperar que con el sistema penal se pueda superar tanta conflictividad. Hay que resolver las causas originales del problema.

El Gobierno socialista-comunista tiene que asumir una función social más comprometida con los problemas de las mayorías. Las cárceles venezolanas son universidades del delito y escuelas de la delincuencia que agigantan la capacidad delictiva de muchos condenados e imposibilitan su reinserción posterior, es decir, en vez de reducir el peligro lo potencian porque aunque deben ser lugares de disciplina severa no tienen que ser centros de mayores penurias ni más padecimientos que la negación de la libertad.

El teólogo Jan De Cock que ha visitado 141 cárceles en 91 países del mundo, dijo: “un preso es más que su delito, en cada persona hay algo bueno” y es tarea de los rehabilitadores potenciar lo positivo de cada uno.

La nueva cultura penitenciaria Venezolana subordina la dignidad y la integridad de los detenidos a la seguridad, de ahí el poco respeto a los derechos humanos de los reclusos que se manifiesta en maltratos físicos y psíquicos, tratos crueles e inhumanos, aislamientos, restricción a las comunicaciones, al servicio médico, a las visitas y al suministro del agua.

Los guardias y funcionarios imponen arbitrariamente penas adicionales. Las dotaciones y las instalaciones de las cárceles son, casi sin excepción, lamentables. El hacinamiento puede llegar al 300%. Esto genera enfermedades, es inhumano, indigno e infernal. Hay presos que duermen colgados de los techos.

Muchos funcionarios y voceros de organizaciones nacionales y extranjeras de derechos humanos, han advertido que esto constituye una bomba de tiempo y un peligro inminente. Un caso extremo es la cárcel ‘de Uribana´ de Barquisimeto y la de Tocuyito en Carabobo, llamadas las Cárceles de Castigo por ser unos lugares donde el humanismo se refundió en un ambiente de maldad y perversión, de hambre, fetidez, enfermedades y maltratos.

Los reclusos temen denunciar por miedo a las represalias y por la impunidad reinante. Con sobradas razones se adelanta una campaña por el cierre definitivo de estos Centros de torturas y de malvivir. Sin embargo, el régimen carcelario hace excepciones, son los privilegios de siempre, se trata de los pabellones de alta seguridad, cómodos y bien dotados, allí llevan a los condenados por narcotráfico, parapolítica o corrupción que gozan de prebendas que los presos del común no conocen.

Mientras tanto a los presos políticos como el caso de los Comisarios Forero, Vivas y Simonovis, a la Jueza Affiuni, a los 8 policías metropolitanos se les niega su condición de tales, no los juzgan por rebelión sino por traidores a la patria para condenarlos como delincuentes comunes y hasta si les llegara a dar la gana al gobierno extraditarlos a EEUU. El Minjusticia y la Ministra Valera, han prometido trabajar por la descongestión carcelaria y construir nuevas mega cárceles para albergar 25.000 reclusos. Amanecerá y veremos, promesas, promesas y solo promesas

Es apremiante resolver el hacinamiento en las cárceles venezolanas, pero es también imperioso combatir los factores que inducen al delito. La seguridad no se resuelve con represión ni con más cárceles. Lo verdaderamente urgente es la justicia social que tanto pregonan quienes se dicen socialistas, comunistas y humanistas.

¡NIÑOS DE LA CALLE O NIÑOS DE LA PATRIA!


¡NIÑOS DE LA CALLE O NIÑOS DE LA PATRIA!
Zenair Brito Caballero 
(britozenair@gmail.com)

Día tras día, se niega a los niños venezolanos el derecho a ser niños. La sociedad, trata a los niños ricos como si fueran dinero…. trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se conviertan en basura. Y a los del medio…. Que no son ricos ni pobres, los tiene sentados frente del televisor, para que…. Acepten, como destino, la vida prisionera.  Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños.

En estas próximas fiestas de Nochebuena y fin de año, los niños son el centro de atención. Los aguinaldos se reparten en la Nochebuena o en el Día de Reyes, entre los niños privilegiados, esos a los que les es permitido ser niños y vivir una infancia normal aunque afectados por una sociedad que a través de los medios de comunicación incuba en ellos ideas y principios que no siempre se corresponden con sus intereses ni con sus deseos.

Son los niños para los cuales hay derechos, atención familiar, hogar, afecto, cuidados, escuelas y diversiones. En el mundo desarrollado, la inmensa mayoría de los niños goza de una infancia feliz, para ellos hay todas las preferencias, ejercen plenamente sus derechos y hay  protección estatal.

La sociedad es vigilante del bienestar de los niños. La escuela está planeada en función de los alumnos, allí les está garantizada una buena educación, en excelente condiciones, sin distingos de pertenencia social ni económica.  Hay unas únicas escuelas estatales, iguales para todos, nacionales y extranjeros.

Desde la guardería, los niños aprenden a compartir y a convivir en medio de las diferencias, se entrenan en el manejo y solución de los pequeños conflictos de su entorno y de todo eso resultan unos adultos que aprecian la armonía,  valoran la paz  y saben vivir en sociedad. Desafortunadamente, no todos los niños del mundo tienen una infancia aceptable. La pobreza de millones de familias, la falta de educación y ciertos patrones culturales obligan a muchísimos niños a asumir, desde edades muy tempranas, compromisos propios de adultos.

En el mundo hay  215 millones de niños -entre 5 y 17 años-   trabajadores,  y de estos, 115 millones realizan trabajos peligrosos, en la minería, la pesca y actividades ilícitas. En Latinoamérica  hay una población infantil de 145 millones, de los cuales 14 millones son niños trabajadores.

Muchas niñas son servidoras domésticas, el  40% de ellas no reciben salario. En América Central, unos 2 millones de jóvenes trabajan  para atender su propio sustento y/o para ayudar a su familia. Sus jornadas se extienden por 10 y más horas; muchos son vendedores callejeros sin protección alguna, sin salario fijo, sin atención en salud. 

Un 10% de los niños trabajadores son víctimas del comercio sexual e inducidos a la prostitución. Es decir, con el trabajo infantil se conservan y se reproducen muchas formas de esclavitud. En Venezuela, donde el 41.5% de la población es menor de edad,  hay una amplia  población infantil  afectada por múltiples problemas: unos  2.8 millones son niños trabajadores, muchos de ellos sin acceso a la escuela. 

Cada año, cerca de 14 mil niños son víctimas de delitos sexuales, unos 400 mil niños sufren maltratos  en el hogar, en el vecindario y en la escuela; unos 15 mil niños son reclutados por personas de mal vivir; en promedio mueren 6 niños cada día por causas violentas.

En un ambiente así, los niños son aún más vulnerables y presa fácil de delincuentes mayores que los inducen al delito. Cerca de 18 mil adolescentes son denunciados anualmente por cometer delitos penales. Si bien existen instituciones como la LOPNA que se ocupan de la defensa y protección de los niños Y adolescentes,  falta aún muchísimo por atender, pues en la mayoría de los casos los servicios del estado tienden a aliviar los efectos y las consecuencias de las anomalías, más que a eliminar las causas que los provocan.

El país está lejos de resolver el drama de la pobreza que es la primera causa del trabajo infantil. Los recursos estatales, que debieran destinarse a ello, se canalizan hacia la compra de armamento bélico. La paz aún no es prioridad.

La responsabilidad de atención a los niños corresponde en primer lugar a la familia, pero también a la sociedad y al Estado. Existen herramientas legales que definen bien las obligaciones y deberes del Estado con su población infantil. En 1959, la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño, y en 1989 se acordó la Convención de los Derechos del Niño que rige actualmente y a la cual Venezuela se adhirió.

Se han firmado además varios Tratados Internacionales.  La Constitución venezolana, ordena la prevalencia de los derechos del niño sobre los demás y establece que  “la familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores”.

Hay miles de niños venezolanos que se mueren de hambre o como consecuencias de su malnutrición. Esta realidad debería golpear la conciencia de todos y por supuesto del Gobierno, obligado a proteger y defender a los niños del maltrato, la discriminación, los abusos y todo lo que le impida nacer, crecer y desarrollarse en un ambiente y en unas condiciones normales. Sólo así es posible construir futuro.

sábado, 17 de noviembre de 2012

LA DEPRAVACIÓN POLITICA VENEZOLANA


LA DEPRAVACIÓN POLITICA VENEZOLANA

Zenair Brito Caballero 

(britozenair@gmail.com)

Los niveles de perversión y depravación en la política venezolana han llegado a límites intolerables, ya que el cinismo y el descaro con que se manejan los asuntos políticos del país han pasado ya al terreno de calificativos inexpresables.
Abundan hoy día las denuncias de los partidos políticos de oposición sobre supuestas “compras de voluntades”  o de votos en las elecciones presidenciales del pasado 7 de octubre y en las que se realizarán el próximo 16 de diciembre para elegir gobernadores y alcaldes, con cantidades de dinero exorbitantes y fuera de cualquier contexto que haga pensar en la existencia de crisis económica alguna.
Y como si no fueran suficientes los problemas de este país (la mencionada profunda crisis económica y fiscal, la vulnerabilidad, la pobreza, el brutalmente inequitativo reparto de la riqueza, las corrupciones, el desempleo, etc.), ahora se le suman los escándalos de supuestas “compras de politiqueros que brincan la talanquera”.
Si ya de por sí la clase política de este país se encuentra profundamente desprestigiada y desacreditada, con instituciones como la Asamblea Nacional, el CNE, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General de la República y las Fuerzas Armadas en el fondo de los lugares de impopularidad frente a la ciudadanía, ahora le encaraman al pueblo un escándalo de corrupción que simplemente sepulta cualquier posibilidad de ganar credibilidad alguna frente a la gente.
Con las acusaciones y señalamientos antes dichos, se han metido los rojos-rojitos en una vorágine de más descrédito y desprestigio frente al pueblo. Ahora en la población se perciben no sólo muestras de desaprobación y repugnancia frente a la actuación de la clase política gubernamental y la electoral, sobre la base de la percepción que ni por cerca son los intereses de la población los que se anteponen a la hora de tomar decisiones políticas, más bien la de los partidos o sus cúpulas (los llamados intereses de la partidocracia), sino que ya se escuchan y se perciben en la población, signos de rabia y enojo mayúsculo, que abatida y afligida por la profunda crisis económica que enfrenta, no se siente acompañada por la dirigencia política, la cual percibe viviendo en un mundo irreal y artificial de prebendas y favores (que no se condice con la realidad del pueblo), sino que además ve con cólera e indignación mayor como se habla en la “novela” de corrupción que se ha desatado, de cantidades de millones de bolívares que están en medio de dicha trama, sin alcanzar la ciudadanía a entender absolutamente nada.
¿De dónde salen esas estratosféricas cantidades de dinero, si ni siquiera hay para medicinas en los hospitales? Ni para pagar aguinaldos y deudas salariales pendientes a miles de trabajadores, que deben acudir a las huelgas permanentes a ver si logran su objetivo ¿Cuáles son los “poderosos” intereses políticos que están a la base de que se involucren tales cantidades de dinero para “comprar” voluntades para elegir el Presidente de la República,  a gobernadores y Alcaldes? ¿A quién le interesa tanto elegir a unos funcionarios que sirvan a sus intereses particulares y no a los más caros intereses del país?
Es la manera más insensata que he visto de botar dinero (que tanta falta hace a la población venezolana), de montar circo, de chiste, si la manera idónea y adecuada de ganar credibilidad es actuando con transparencia, con salarios e ingresos modestos, devolviendo los dineros sobrantes de los viáticos, sin montar correlaciones nefastas que socaven la institucionalidad del Estado, respetando la Constitución, sin “madrugonazos”, sin auto-recetarse prebendas palaciegas, siendo austeros en sus propios gastos, sin autorecetarse “carrazos” a costa del erario público, sin insultos a ultranza, de frente al pueblo, verdaderamente impulsando una reforma profunda política y electoral del estado, impulsando una ley de partidos políticos, etc.
Esa es la forma en que podrán ganar credibilidad, frente a la población. Lo demás, es derroche y gasto de recursos en querer a pura publicidad y “marketing”, pintar de rojo lo que es de otro color  y aromatizar de flores lo que huele a cloaca, y por todos los señalamientos que se escuchan de corrupción en los últimos días, a una cloaca muy nauseabunda. 
Es el momento de plantear el fin de la autocracia roja-rojita. Debe tomar control una nueva clase política en el país, pero para ello se requiere UNIDAD sin intereses partidistas mezquinos y usted que piensa amigo lector ¿HAY UNIDAD EN LA OPOSICIÓN VENEZOLANA? Yo no lo creo.

“ALCANZA TUS SUEÑOS”



“ALCANZA TUS SUEÑOS”

Zenair Brito Caballero

Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio.


Hoy seguiré escribiendo sobre aspectos psicológicos de nuestras vidas que es necesario conocer. Por ello amigo que me lees:

Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal. Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato. Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno. Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas. Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.

No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes. No revuelvas una herida que está cicatrizada. No rememores dolores y sufrimientos antiguos. ¡Lo que pasó, pasó! De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás.

Has como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó. Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla. No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer. No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar. No trates que otros cambien; sé tú el o la responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.

Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo. No sufras por lo que viene, recuerda que "cada día tiene su propio afán". Deja que el amor te toque y no te defiendas de él.

Busca a alguien con quien compartir tus luchas; una persona que te entienda, te respete, te apoye y te acompañe en ellas. Si tu felicidad y tu vida dependen de una persona, ámala, sin pedirle nada a cambio. Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso. Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.

Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que te rodean. La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.

Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz. No desprecies el trabajo que te toca realizar en la vida. El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor. No existen trabajos humildes. Sólo se distinguen por ser bien o mal realizados.

Da valor a tu trabajo, cubriéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo. Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos alcanzarlo. Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos, quizás entonces necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas.

Así, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo haremos. No te des por vencido (a), piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella. El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino.

Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida. Amigos lectores, "Que este día sea el mejor de tu vida para alcanzar tus sueños".

“VENEZUELA Y EL ESTADO COMUNAL”



“VENEZUELA Y EL ESTADO COMUNAL”

Zenair Brito Caballero

Las revoluciones anti-capitalistas del siglo XX se especializaron por tener un sistema político de partido único y una economía bajo control estatal. La transición al socialismo en Europa (antigua URSS y otras naciones del Este) fracaso. China mantiene su sistema político pero ha ido modificando su sistema económico, sobre todo con la apertura al capital extranjero. Y Cuba está optando por descongestionar el Estado e incentivar la pequeña propiedad, en el marco de un sistema político basado en el partido único, el comunista.

La economía estatizada es un avance frente a la propiedad capitalista pero no garantiza el fin definitivo de ésta, pues siempre hay un riesgo, que la burocracia del Estado acumule riquezas y al cabo de un tiempo restablezca el capitalismo. Eso pasó en la URSS y en Europa del Este, pero no pasó en Cuba, que ahora disminuirá el peso del Estado en la economía, para desarrollar la pequeña propiedad y las fuerzas productivas.

En Venezuela la transición difiere de las otras experiencias y se sustenta en el desarrollo económico y político de las comunidades, las cuales se agruparían en comunas y en ciudades comunales (varias comunas) para conformar el Estado Comunal.
Las comunas son amigos lectores, entidades locales socialistas, creadas por iniciativa de la población e integradas por comunidades vecinas con rasgos históricos y culturales parecidos. En ellas se conforma un régimen de propiedad social y un modelo de desarrollo endógeno acorde a lo establecido en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social.

En definitiva, las comunas, tal como están diseñadas, son espacios comunitarios con sus propios auto-gobiernos y sus empresas productivas y de servicios. El desarrollo de las comunas y de las ciudades comunales ampliaría supuestamente el poder político del pueblo y fortalecería la economía venezolana, bajo un esquema de propiedad social, no capitalista sino socialista-comunista.

Para el despegue o la expansión de las comunas, el Estado Nacional les otorgaría  recursos y les apoyaría para que desarrollen sus capacidades de gestión y administración. Eso se viene haciendo desde hace algunos años en muchas comunidades, con resultados desiguales.
Si las comunas llegan a generar el 30% o 35% del PIB y si el Estado Nacional mantiene un aporte de alrededor del 30%, la propiedad capitalista no podría sostenerse por muchos años más. El avance de las comunas y del Estado sería irreversible

Como las comunas se desarrollarían con recursos propios y del Estado (que los canalizaría directamente) y como manejarían servicios públicos, la existencia de las alcaldías y las gobernaciones no se justificaría en el largo plazo. Una nueva reforma constitucional podría suprimirlas e integrar a la nación en un Estado Comunal.

Esa vía de tránsito al socialismo evitaría que la burocracia del Estado acumulara riquezas y desarrollara nuevas propiedades capitalistas. En la propiedad social es muy difícil (no imposible) que se generen riquezas individuales, al margen del colectivo, y que surjan nuevos núcleos burgueses. Para evitar que eso ocurra es decisivo el desarrollo cultural y político de las comunidades.

Naturalmente, Venezuela no llegará sola al socialismo- comunismo, pues como el socialismo-comunismo sería una sociedad sin explotación, es decir, sin clases, solo podría construirse a escala mundial. El Comandante es consciente de ello y por  eso dijo lo siguiente: “Es absolutamente imposible la revolución en un solo país. Estamos debilitando las columnas del sistema capitalista, pero, o cae en todo el mundo o no cae en ninguna parte”. Esto lo dijo en su intervención, en el cierre del Foro Social Mundial realizado en Venezuela en enero de 2006, para los que se recuerdan y para los que no también. ¿Hacia dónde nos lleva el comandante? Lea amigo lector si no sabe nada de socialismo-comunismo, porque Dios nos libre si se termina de imponer en Venezuela.