sábado, 17 de noviembre de 2012

LA DEPRAVACIÓN POLITICA VENEZOLANA


LA DEPRAVACIÓN POLITICA VENEZOLANA

Zenair Brito Caballero 

(britozenair@gmail.com)

Los niveles de perversión y depravación en la política venezolana han llegado a límites intolerables, ya que el cinismo y el descaro con que se manejan los asuntos políticos del país han pasado ya al terreno de calificativos inexpresables.
Abundan hoy día las denuncias de los partidos políticos de oposición sobre supuestas “compras de voluntades”  o de votos en las elecciones presidenciales del pasado 7 de octubre y en las que se realizarán el próximo 16 de diciembre para elegir gobernadores y alcaldes, con cantidades de dinero exorbitantes y fuera de cualquier contexto que haga pensar en la existencia de crisis económica alguna.
Y como si no fueran suficientes los problemas de este país (la mencionada profunda crisis económica y fiscal, la vulnerabilidad, la pobreza, el brutalmente inequitativo reparto de la riqueza, las corrupciones, el desempleo, etc.), ahora se le suman los escándalos de supuestas “compras de politiqueros que brincan la talanquera”.
Si ya de por sí la clase política de este país se encuentra profundamente desprestigiada y desacreditada, con instituciones como la Asamblea Nacional, el CNE, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General de la República y las Fuerzas Armadas en el fondo de los lugares de impopularidad frente a la ciudadanía, ahora le encaraman al pueblo un escándalo de corrupción que simplemente sepulta cualquier posibilidad de ganar credibilidad alguna frente a la gente.
Con las acusaciones y señalamientos antes dichos, se han metido los rojos-rojitos en una vorágine de más descrédito y desprestigio frente al pueblo. Ahora en la población se perciben no sólo muestras de desaprobación y repugnancia frente a la actuación de la clase política gubernamental y la electoral, sobre la base de la percepción que ni por cerca son los intereses de la población los que se anteponen a la hora de tomar decisiones políticas, más bien la de los partidos o sus cúpulas (los llamados intereses de la partidocracia), sino que ya se escuchan y se perciben en la población, signos de rabia y enojo mayúsculo, que abatida y afligida por la profunda crisis económica que enfrenta, no se siente acompañada por la dirigencia política, la cual percibe viviendo en un mundo irreal y artificial de prebendas y favores (que no se condice con la realidad del pueblo), sino que además ve con cólera e indignación mayor como se habla en la “novela” de corrupción que se ha desatado, de cantidades de millones de bolívares que están en medio de dicha trama, sin alcanzar la ciudadanía a entender absolutamente nada.
¿De dónde salen esas estratosféricas cantidades de dinero, si ni siquiera hay para medicinas en los hospitales? Ni para pagar aguinaldos y deudas salariales pendientes a miles de trabajadores, que deben acudir a las huelgas permanentes a ver si logran su objetivo ¿Cuáles son los “poderosos” intereses políticos que están a la base de que se involucren tales cantidades de dinero para “comprar” voluntades para elegir el Presidente de la República,  a gobernadores y Alcaldes? ¿A quién le interesa tanto elegir a unos funcionarios que sirvan a sus intereses particulares y no a los más caros intereses del país?
Es la manera más insensata que he visto de botar dinero (que tanta falta hace a la población venezolana), de montar circo, de chiste, si la manera idónea y adecuada de ganar credibilidad es actuando con transparencia, con salarios e ingresos modestos, devolviendo los dineros sobrantes de los viáticos, sin montar correlaciones nefastas que socaven la institucionalidad del Estado, respetando la Constitución, sin “madrugonazos”, sin auto-recetarse prebendas palaciegas, siendo austeros en sus propios gastos, sin autorecetarse “carrazos” a costa del erario público, sin insultos a ultranza, de frente al pueblo, verdaderamente impulsando una reforma profunda política y electoral del estado, impulsando una ley de partidos políticos, etc.
Esa es la forma en que podrán ganar credibilidad, frente a la población. Lo demás, es derroche y gasto de recursos en querer a pura publicidad y “marketing”, pintar de rojo lo que es de otro color  y aromatizar de flores lo que huele a cloaca, y por todos los señalamientos que se escuchan de corrupción en los últimos días, a una cloaca muy nauseabunda. 
Es el momento de plantear el fin de la autocracia roja-rojita. Debe tomar control una nueva clase política en el país, pero para ello se requiere UNIDAD sin intereses partidistas mezquinos y usted que piensa amigo lector ¿HAY UNIDAD EN LA OPOSICIÓN VENEZOLANA? Yo no lo creo.

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