domingo, 3 de junio de 2012

“LA POLITICA LA LIBERTAD DE EXPRESIÒN Y LA CENSURA DE ALGUNOS MEDIOS”


“LA POLITICA LA LIBERTAD DE EXPRESIÒN Y LA CENSURA DE ALGUNOS MEDIOS”
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
Desde que  Sócrates fue penado con ingerir la cicuta,  Hipatia a morir lapidada en la antigua Alejandría o  Galileo a abdicar de sus ideas heliocéntricas, ha variado enormemente la acción coercitiva de los gobiernos y de los medios de comunicación con los periodistas o profesionales disidentes y críticos con el poder estatal o religioso. Antes, asesinaban crudamente a aquellos que ofrecían visiones diferentes a la oficial, sostenida por un rey o sacerdote; luego se impuso el exilio y, ahora, directamente el veto o la no publicación de sus artículos de opinión. 
Actualmente, existen aún un poco más de dos docenas de dictaduras en el mundo, que con su capacidad de movilización y terror, aplacan las voces divergentes en sus gobiernos y terminan todo intento de levantamiento por parte de sus ciudadanos. Los que no tienen poderes absolutos, simplemente atacan a los librepensadores para desprestigiarlos y ridiculizarlos.
A la polémica desatada en Venezuela a causa del cierre hace 5 años de RCTV, de 34 emisoras de radio, de intentos terroristas a medios impresos como La Verdad de Maracaibo, el acoso permanente a Globovisión y  a sus periodistas, se suma ahora la arremetida del gobierno socialista-comunista del gobernador de Barinas Adán Chávez, hermanito del mismísimo comandante que gobierna al país, contra los diarios disidentes al gobierno socialista-comunista y a los periodistas y profesionales valientes que denuncian la corrupción, la delincuencia y la hegemonía familiar en dicha ciudad y emiten sus opiniones en las columnas del diario La Prensa de Barinas y en una emisora de radio regional.
Lamentablemente, muchos de los gobernadores de Estado socialistas-comunistas o dueños de medios impresos afines a su ideología, llámese prensa o televisión suponen que los columnistas, articulistas, escritores, filósofos, artistas y científicos deben opinar de acuerdo a la línea oficialista o a lo que ellos quieren que se escriba, y que los intelectuales venezolanos o extranjeros que critican los errores del gobierno rebolucionario, no entienden de política nacional e internacional, ni se ocupan de analizar sucesos diarios de regiones lejanas. Lo cierto es que los que reflexionan necesitan un nivel de información mucho más elevado que la media de la población y, aunque no sean gurúes ni iluminados, pueden dar opiniones más abarcantes. El librepensamiento no tiene límites amigos lectores 
No debe sorprendernos el nivel de análisis que realizan los autores cuando se trata de hablar desde la literatura hispánica en la colonia, pasando por las nuevas teorías cosmológicas de los multiversos hasta llegar a la situación política en el Norte de África. 
Muchos de ellos también militan en partidos políticos o son representantes diplomáticos en varias partes del mundo. Algunos, simplemente, se dedican a la crítica, a pesar de no realizar ninguna aparente militancia. Lo cierto es que, pese a la diversificación del conocimiento, del cada vez más amplio acceso a la información por parte de los ciudadanos del planeta, los periodistas, los académicos y los intelectuales siguen marcando pautas. 
Quizás, y no lo pongo en duda existan columnistas, articulistas de la prensa escrita, escritores o pensadores, que, con tal de no perder una buena clientela fiel a lo que escriben, pocas o prescritas veces hacen declaraciones en contra de la mayoría, en las columnas de opiniones o del propio gobierno que atenta contra las personas.
Tal vez sean los mismos que escriben frases robadas o libros que tienden a relatar hechos que muchos quieren leer, sin más rigor que la propia fama.  Lo que debería preocupar más a las personas es la alabanza o halago de un columnista o articulista a cualquier gobierno o poder inmoral vigente en el mundo.
Los intelectuales y académicos están para pensar y discernir, para investigar y proponer; no es tarea de los pensadores, periodistas, columnistas o articulistas someterse a la voluntad de los mandatarios, ni de los editores de los diarios, ni mucho menos callarse ante la inquisición moderna; que muchas veces, está defendida con el silencio de algunos.