lunes, 11 de noviembre de 2013

LA TRISTE HISTORIA DE MUCHOS NIÑOS EN ESTE SOCIALISMO-COMUNISMO

“LA TRISTE HISTORIA DE MUCHOS NIÑOS EN ESTE SOCIALISMO-COMUNISMO”

Zenair Brito Caballero

Creyendo  extinguida mi capacidad de asombro, hoy al escribir este artículo, vuelvo a experimentarla. Esta vez acompañada de una sensación inevitable de incapacidad, de ineptitud o de incompetencia. La causa. Una noticia que leí en Twitter donde se escribe: “Mujer vende la virginidad de sus dos hijas adolescentes”.

Por fortuna, días después leí en los diarios impresos, que la inescrupulosa “madre”,-sí es que así se le puede llamar-, ya se encuentra retenida y quiera Dios que reciba una pena ejemplar, por la canallada cometida. Pero el sentimiento de impotencia persiste, en la medida en que todos los días se informa en los medios de comunicación televisiva, radial o impresos sobre niños maltratados, violados y secuestrados por su padre o madre, o un pariente cercano.

Niños abusados sexualmente por sus consanguíneos o afines y ni hablar del maltrato físico y psicológico. Pareciera ser que nuestra sociedad venezolana enferma, corrompida y desnaturalizada detesta a sus propios hijos. Lo anterior se corrobora en el hecho, que según una reciente publicación el 50% de los niños que nacen, no son deseados por sus padres, pues son producto de un momento de lujuria, del alcohol, de las drogas o por desconocimiento de una buena educación sexual, sin contar aquellos que por razón de la práctica de abortos clandestinos dejan de existir.

Todo lo anterior amigos lectores, es el reflejo de una sociedad venezolana enferma, degradada, desvergonzada, humillada y mancillada donde pululan los  antivalores, descreída y desnaturalizada. Pues sorprende enterarse que el trabajo infantil, que se supone, obedece a situación de precariedad familiar, se ha  comprobado que el porcentaje de esta población  lo hace, porque son obligados por sus padres.

La situación es verdaderamente preocupante, alarmante y neurálgica, y otra de las conclusiones a las que tristemente he llegado, es que los niños están siendo vulnerados en sus derechos por la propia familia.

La ley Orgánica de Protección al Niño y  al Adolescente (LOPNA), contiene preceptos que procuran que tanto el niño, la niña y los adolescentes crezcan en un ambiente sano, y logren un adecuado desarrollo integral, pero otra es la realidad de esta Venezuela socialista-comunista, supuestamente amante de los niños y de los pobres!!!!!
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Las instituciones oficiales, pierden capacidad de respuesta frente a la complejidad del problema.  Tomemos el caso del delito de Inasistencia Alimentaria, que compromete la subsistencia, la educación y el  desarrollo del menor. Es una conducta que a pesar de encontrarse penalizada, es de los delitos más recurrentes en el país y la razón no siempre es de tipo económico, pues el factor cultural tiene también una gran incidencia, los hombres traen hijos al mundo, y que la madre sea a la vez padre y madre.


Pero sin duda dentro de la multicausalidad  de factores, se encuentra  la falta de compromiso de los padres con sus hijos a nivel familiar, al evadir sus responsabilidades, el no asumir las consecuencias de sus actos. Por ello hoy, finalizando el articulo recuerdo, que en una oportunidad le escuché decir a un sacerdote: “Que los venezolanos somos más cuidadosos en buscar casa, que en elegir la madre de sus hijos”. Y que bien acertada es esa oración, ¿no lo cree usted?   

NOS ESTAMOS QUEDANDO SIN FAMILIAS ORIGINALES

“NOS ESTAMOS QUEDANDO SIN FAMILIAS ORIGINALES”

Zenair Brito Caballero

La cultura y la tradición judío-cristiana occidental, estableció desde sus orígenes, la familia como base de la estructura social humana, a partir del matrimonio monogámico conformado por hogares unifamiliares y parejas heterosexuales.

El pensamiento, la cultura y la conducta humana en su dinámica transformadora y/ o evolutiva en el tiempo y el espacio, modifica para bien o para mal los estándares culturales, los hábitos, las costumbres, los roles, las conductas, los fundamentos psicológicos, sociales, individuales y colectivos de los componentes humanos y hasta la genética cromosómica del evolucionado Cromagnón. 

Lo cierto es, que la familia contemporánea y la venezolana no escapa de ello, afronta graves, agudos y crónicos conflictos que la están conduciendo a la disolución de su estado primario.

Nos estamos quedando sin familias originales, para darle paso a la discapacitada “familia ortopédica” conformada por “los tuyos, los míos y los nuestros” y ¿qué dilema y conflicto es levantar y educar conforme a sanos principios éticos y culturales, familias con estas características?.
Un acumulado de factores de gran impacto ha trastornado la unidad matrimonial y por ende la familiar, trayendo consigo severas consecuencias sobre hombres y mujeres divorciados, separados y sobre los hijos de los desechos matrimonios.

El colectivo social, hereda las consecuencias de este fenómeno, producto de la inmadurez, la fragilidad emocional, la efervescencia pasional juvenil y el desordenado apetito sexual humano, manifiesto desde temprana edad, lo cual ha degradado y envilecido al hombre al grado de incapacitarlo para amar de verdad, con decisión y entereza moral a su cónyuge.

Nuestras familias caminan a la deriva, sin dirección, sumidas en conflictos secuenciales y consecuenciales de nefasto impacto para las víctimas de la destrucción familiar: prostitución, adulterio, infidelidad, drogadicción, alcoholismo, suicidio, homicidio, delincuencia, perversión sexual, violación, quiebra económica, etc., son algunos de los tantos efectos que el divorcio causa, sumiendo en amargura, resentimiento social, frustración y dolor a todos aquellos que directa o indirectamente son víctimas de la disolución familiar: los hijos, sean niños, adolescentes o jóvenes.
Entre tanto, el Estado y las autoridades gubernamentales, permanecen ajenos a esta tragedia social, y solo expiden Leyes permisivas, coercitivas, o sancionatorias pero no educativas para enfrentar este daño que tanto mal le está causando al ser humano y a la sociedad. 

En Venezuela según estadística, el 65% de las uniones maritales de hecho o por derecho se separan o se divorcian y estas ocurren mayoritariamente en los primeros siete años de su convivencia. 
La gente toma el matrimonio como algo “desechable”; la fragilidad de la institución matrimonial es de tal magnitud, que los cónyuges deciden “solucionar” aun los más simples problemas acudiendo a la separación o al divorcio. 

La familia primaria natural; hoy es remplazada por la familia ortopédica y esta sigue lanzando al complicado mundo social cantidades de hijos emocionalmente amputados, e incapaces de regenerar la estructura de valores ya perdida.

 britozenair@gmail.com