“NO ES EL TIEMPO EL REMEDIO QUE HACE MILAGROS”
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
Resulta bien cómodo para algunas personas, delegarle al tiempo la tarea
de resolver sus equivocaciones o “metidas de pata”, cuando no cumplen con
reconocer fría y sabiamente sus errores, o no se compensa el dolor causado a la
persona lastimada y abandonada. “Es más fácil deshacer que hacer”. “Es más
fácil lastimar que curar”. “Es más sencillo destruir que construir”.
Por ello, requiere más esfuerzo “sanar una herida sentimental que
causarla”. Pero, no es el tiempo, el remedio que hace milagros. Son las
acciones consecuentes las que pudieran lograr la sanación. Una cosa es
comprender las razones para errar, y otra muy diferente o distinta es
“utilizarlas como un justificativo”.
Es justificar la infidelidad dentro de una sociedad machista, porque al
hombre se le debe consentir que tenga todas las mujeres que quiera……Aceptar tal
argumento, equivale a avalar otras o muchas infidelidades. ¿Podría vivir
tranquila una esposa, bajo estas circunstancias? Aunque algunas verdades duelen
son mil veces mejor que el silencio o que las falsedades.
Claro, el hombre sólo dice la verdad, cuando debe o tiene que renunciar
al doble juego, a la doble moral. Quién sigue siendo infiel, no está seguro
dejar de serlo, de descontinuar su conducta impropia, enfermiza, satiriàsica,
patológica, malsana y conflictiva.
La honestidad y las verdades dichas cara a cara, mirándose al fondo de
los ojos, te liberan, te redimen el alma pero las mentiras te harán sentir
siempre culpable (aunque muchos (as) lo nieguen). Sólo los tarados o enfermos
mentales no sienten culpa por lesionar o lastimar a los demás.
Vivir con la culpa de dañar a otro u otra, debe ser insoportable,
inaguantable, doloroso, insufrible, porque ella sabotea el disfrute diario y
vulnera día tras día la conciencia, aunque no se crea y no lo parezca. Es fácil
abrir una herida con un cuchillo filoso o con un bisturí ¿pero cuánto dura su cicatrización?,
si dejamos la herida abierta esperando que sea el tiempo que la cure ¿qué
pasará? ¿Bastaría el tiempo o el cuidado diario de la herida? ¿Sería lo
indispensable?
Pero, ¿cómo se pueden curar las heridas sentimentales o de nuestro
corazón? El tiempo, ciertamente nos endurece, nos fortalece y nos vigoriza
cuando sufrimos este tipo de heridas, sobre todo cuando no hay arrepentimiento,
compensación ni disculpas verdaderas y sentidas, ni propósitos de enmienda por
parte de la otra persona.
Sentarnos a esperar que el tiempo nos haga olvidar todo, es una
verdadera pérdida de tiempo, porque éste, sin acciones nobles daña una relación
y fragmenta el amor por muy profundo que haya sido. No es que afirmamos que el
tiempo, sea insignificante en la curación de las heridas del alma y de nuestro
corazón; si es y muy importante, pero es secundario comparado con las acciones
meritorias que deben observarse por parte del “agraviador”.
Cuando mostramos conductas nobles, honestas, dignas, sinceras, francas
y respetuosas, estamos sembrando semillas y abonando el terreno, que utilizará
el tiempo para germinar y dar buenos frutos, pero cuando nuestras conductas son
traidoras, alevosas, desleales, crueles, desalmadas, calculadoras, impúdicas,
deshonestas, desconsideradas e irrespetuosas, estamos sembrando semillas que
jamás germinarán.
Por ello el famoso dicho “quién siembra vientos recoge tempestades”,
porque son las acciones y no el –mero tiempo- lo que determina la calidad del
fruto sembrado, y tú sabes apreciado lector (a) que lo que sembraste mal….no lo
abonaste, no lo cultivaste ni lo regaste ¡Es lo que estás cosechando! Hoy!