LA
DESMEMORIA SOCIAL DE LOS VENEZOLANOS
ZENAIR BRITO
CABALLERO
Muy pronto se nos está olvidando la
historia de Venezuela y de Latinoamérica olvidando las tragedias que produjo el
abuso de poder en las dictaduras de los siglos pasados. De un abuso que manipulaba
las leyes y la administración del bien común para enriquecimiento de los
poderosos y su entorno y para sometimiento indefenso de la población sin poder
reclamar e instalar sus derechos humanos fundamentales.
Si en las dictaduras el poder de
abusar estaba en manos del dictador de turno y sus colaboradores, ahora el
abuso de poder está repartido entre los administradores corruptos de los
poderes Ejecutivo, Judicial, Legislativo, Electoral, y Moral o Ciudadano.
Para el pueblo, el resultado es
similar. Los administradores corruptos, pagados con sueldos del pueblo, no
trabajan para el bien de todos, sino para su enriquecimiento, manteniendo al
pueblo en el sometimiento indefenso, en el desempleo, en la ignorancia
(sometiendo incluso las universidades e institutos superiores del sistema
educativo formal), en la pobreza, en la marginación disminuyendo el presupuesto
que les corresponde para dárselo a las misiones y a la UBV.
Muy pronto estamos olvidando la
información, que más de la mitad de la población vive en pobreza, en miseria,
que esta injusta y desequilibrante desigualdad tiene además productos
colaterales perniciosos como la mortalidad, la violencia, la producción, venta
y consumo de drogas, la delincuencia y la criminalidad.
Muy pronto olvidamos que la pobreza no
es resultado casual o fruto de la vagancia de los pobres, sino que está
provocada por estructuras injustas, creadas o mantenidas por los
administradores socialistas corruptos, que ejercen la política mirando a sus
intereses o los de su grupo y no al servicio de los ciudadanos que los
eligieron. Pero la desmemoria no es solo problema de los políticos, lo es
también de la sociedad.
En la sociedad venezolana, como entre
los políticos, hay de todo. También hay luchadores activos y defensores de los
derechos humanos y la justicia, que nos recuerdan constantemente las
consecuencias de los abusos de poder y nuestra responsabilidad para impedirlos.
Pero el hecho es que la sociedad global aguanta las injusticias, no sanciona ni
siquiera moral y socialmente a los corruptos y les deja libre la cancha de los
poderes del Estado para que sigan abusando del poder contra los derechos e
intereses de la mayoría.
Peor aún, cuando hay elecciones se
hace evidente que a gran parte de la sociedad, a veces la mayoría, no le
importa elegir a corruptos para ocupar los cargos de poder. Se olvidan que
cuando los corruptos se instalan, abusan del poder y mantienen la situación de
injusticia. Como diría el escritor González Faus, somos “la sociedad
desmemoriada,” una sociedad que solo es consciente de la realidad en instantes
inconexos, y como la persona desmemoriada no sufre, se reacomoda o solo sufre
al inicio del proceso cuando se da cuenta que pierde el control de la realidad,
pero no luego cuando ya ha perdido del todo la memoria.
¿Por qué se produce la desmemoria social?
Hemos montado un estilo de vida en el que lo hacemos todo acelerados: Percibir
sensaciones, desarrollar vivencias, tener experiencias, recibimos tantas y tan
rápidas imágenes, tanta información, que antes de haber reflexionado las
noticias nos agobiamos con otras muchas más, de manera que al fin no nos queda
ninguna información asimilada; nuestro cerebro no puede grabar tantos impactos
sucesivos vertiginosos, olvidamos casi todo.
Por otra parte, no nos gusta vernos en
problemas, preferimos olvidarlos y evadirnos con cualquier distracción. Los
venezolanos tenemos que asumir la enorme parte de responsabilidad que tenemos
en el estado actual de crisis que vive el país. Es muy cómodo echarle toda la
culpa solamente a los gobernantes que sabemos que si lo son, pero no es solo
quejarnos porque las cosas no están como pudieran y debieran estar.
¿Quién elige a los representantes del
pueblo en los poderes del Estado? ¿Dónde está la soberanía del pueblo? ¿Por qué
no la ejercemos hasta conseguir la justicia y la erradicación de la corrupción
en la administración pública del Estado? Estas y otras muchas preguntas
posibles tienen diversas respuestas.
Algunas parecen evidentes: Curemos
nuestra desmemoria; revisemos la formación política y ciudadana en democracia
que hemos recibido; promovamos esa formación política con la que podamos dar
respuesta justa a los derechos de todos y a los abusos de poder de los
corruptos atornillados en los poderes del Estado venezolano.