martes, 11 de junio de 2013

LA DESMEMORIA SOCIAL DE LOS VENEZOLANOS

LA DESMEMORIA SOCIAL  DE LOS VENEZOLANOS

ZENAIR BRITO CABALLERO

Muy pronto se nos está olvidando la historia de Venezuela y de Latinoamérica olvidando las tragedias que produjo el abuso de poder en las dictaduras de los siglos pasados. De un abuso que manipulaba las leyes y la administración del bien común para enriquecimiento de los poderosos y su entorno y para sometimiento indefenso de la población sin poder reclamar e instalar sus derechos humanos fundamentales.


Si en las dictaduras el poder de abusar estaba en manos del dictador de turno y sus colaboradores, ahora el abuso de poder está repartido entre los administradores corruptos de los poderes Ejecutivo, Judicial, Legislativo, Electoral, y Moral o Ciudadano.
Para el pueblo, el resultado es similar. Los administradores corruptos, pagados con sueldos del pueblo, no trabajan para el bien de todos, sino para su enriquecimiento, manteniendo al pueblo en el sometimiento indefenso, en el desempleo, en la ignorancia (sometiendo incluso las universidades e institutos superiores del sistema educativo formal), en la pobreza, en la marginación disminuyendo el presupuesto que les corresponde para dárselo a las misiones y a la UBV.
Muy pronto estamos olvidando la información, que más de la mitad de la población vive en pobreza, en miseria, que esta injusta y desequilibrante desigualdad tiene además productos colaterales perniciosos como la mortalidad, la violencia, la producción, venta y consumo de drogas, la delincuencia y la criminalidad.
Muy pronto olvidamos que la pobreza no es resultado casual o fruto de la vagancia de los pobres, sino que está provocada por estructuras injustas, creadas o mantenidas por los administradores socialistas corruptos, que ejercen la política mirando a sus intereses o los de su grupo y no al servicio de los ciudadanos que los eligieron. Pero la desmemoria no es solo problema de los políticos, lo es también de la sociedad.
En la sociedad venezolana, como entre los políticos, hay de todo. También hay luchadores activos y defensores de los derechos humanos y la justicia, que nos recuerdan constantemente las consecuencias de los abusos de poder y nuestra responsabilidad para impedirlos. Pero el hecho es que la sociedad global aguanta las injusticias, no sanciona ni siquiera moral y socialmente a los corruptos y les deja libre la cancha de los poderes del Estado para que sigan abusando del poder contra los derechos e intereses de la mayoría.
Peor aún, cuando hay elecciones se hace evidente que a gran parte de la sociedad, a veces la mayoría, no le importa elegir a corruptos para ocupar los cargos de poder. Se olvidan que cuando los corruptos se instalan, abusan del poder y mantienen la situación de injusticia.  Como diría el escritor González Faus, somos “la sociedad desmemoriada,” una sociedad que solo es consciente de la realidad en instantes inconexos, y como la persona desmemoriada no sufre, se reacomoda o solo sufre al inicio del proceso cuando se da cuenta que pierde el control de la realidad, pero no luego cuando ya ha perdido del todo la memoria.
¿Por qué se produce la desmemoria social? Hemos montado un estilo de vida en el que lo hacemos todo acelerados: Percibir sensaciones, desarrollar vivencias, tener experiencias, recibimos tantas y tan rápidas imágenes, tanta información, que antes de haber reflexionado las noticias nos agobiamos con otras muchas más, de manera que al fin no nos queda ninguna información asimilada; nuestro cerebro no puede grabar tantos impactos sucesivos vertiginosos, olvidamos casi todo.
Por otra parte, no nos gusta vernos en problemas, preferimos olvidarlos y evadirnos con cualquier distracción. Los venezolanos tenemos que asumir la enorme parte de responsabilidad que tenemos en el estado actual de crisis que vive el país. Es muy cómodo echarle toda la culpa solamente a los gobernantes que sabemos que si lo son, pero no es solo quejarnos porque las cosas no están como pudieran y debieran estar.
¿Quién elige a los representantes del pueblo en los poderes del Estado? ¿Dónde está la soberanía del pueblo? ¿Por qué no la ejercemos hasta conseguir la justicia y la erradicación de la corrupción en la administración pública del Estado? Estas y otras muchas preguntas posibles tienen diversas respuestas.
Algunas parecen evidentes: Curemos nuestra desmemoria; revisemos la formación política y ciudadana en democracia que hemos recibido; promovamos esa formación política con la que podamos dar respuesta justa a los derechos de todos y a los abusos de poder de los corruptos atornillados en los poderes del Estado venezolano.  

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