¿HAY DIFERENCIAS ENTRE LOS POBRES?
Zenair Brito Caballero britozenair@gmail.com
Para aquellos
interesados en la pobreza, sobre todo en la forma de sacar a estos sectores de
sus condiciones precarias de vida, es particularmente interesante conocer lo
que está sucediendo en Chile. Parecería que cuando no son exitosas las
políticas dirigidas a estos sectores, los pobres no se diferencian entre sí,
pero cuando empiezan a ser positivas algunas estrategias gubernamentales,
surgen diferencias interesantes que obligan a análisis más cuidadosos sobre
cómo llegarles a estos sectores, con lo que realmente los puede ayudar.
Leí un artículo
publicado en Internet, que El Instituto
de Estudios Urbanos de la Universidad Católica de Chile hizo un análisis sobre
el 40 por ciento de la población identificada como vulnerable en la capital del
país y esos resultados fueron presentados recientemente en la prensa nacional.
Los analistas afirman que en Haití no hay diferenciación de la pobreza,
mientras que en Chile, concretamente en Santiago, se identifican cinco tipos
distintos de esta.
Los guetos, que se
caracterizan porque viven en barrios deteriorados, en un contexto de
drogadicción y violencia; los desesperanzados viven en los guetos pero sufren
en medio de una realidad que no comparten; los organizados, aquellos que se
agrupan para lograr objetivos; los dependientes, que esperan que todo se los dé
el Estado y, finalmente, los que ellos llaman “moyenizados”, que viven como los
anteriores pero se sienten con valores de clase media.
Obviamente, las
políticas para cada subgrupo son distintas. Se anota que esta caracterización
es fundamental porque “no tiene sentido entregarle un microcrédito a un
desesperanzado, pero sí a un organizado”, afirma Alejandra Rasse, una de las
investigadoras
Pero no solo son
muy importantes estas diferenciaciones, sino las razones por las cuales esto
está sucediendo. Es el desarrollo económico alcanzado en los últimos años y,
particularmente, el éxito logrado en los programas de vivienda y el aumento en
los años de escolaridad lo que genera estos cambios, plantea el estudio. Para
corroborarlo, toman el ejemplo de una persona que pertenece a este sector pero
vive en una casa mejor situada, en un barrio de mayor reconocimiento social. A
pesar de tener familias similares e ingresos parecidos a sus pares que se
sienten pobres, estas personas se identifican como de clase media porque se
enfrentan a oportunidades distintas.
Es decir, si sale
de su gueto y vive en zonas deseables, sus expectativas cambian totalmente. Se
genera entonces el necesario proceso de movilidad social. En estos momentos,
cuando el gobierno socialista-comunista
venezolano luego del problema de los damnificados por las lluvias de los pasados
meses que viven apretujados en albergues improvisados, se ha comprometido con
un ambicioso programa de vivienda de interés social, esta experiencia chilena
es de gran valor.
Primero, debe
tipificar a la población pobre para definir políticas; segundo, debe tener
mucho cuidado con las características de la vivienda que, en el caso
venezolano, históricamente lejos de mejorar su calidad enfrenta a los pobres
con viviendas a medio terminar, sin los servicios públicos que se requieren;
tercero, la ubicación es definitiva.
Por lo que
mencionan los chilenos, es fundamental que la movilidad social empiece por la
nueva percepción que pueden tener los pobres, al vivir en sitios donde
compartan con una población que tiene otros proyectos de vida. Para ello se
necesita que su nueva vivienda cumpla con unos requisitos básicos.
En Las Condes, un
barrio prestigioso de Santiago, allí donde vive el presidente Piñera, han
construido condominios de viviendas sociales en un subsector en la Avenida
Alejandro Fleming, que, como afirman los investigadores, “transmiten movilidad
social a sus habitantes”. Además, los pobres de Chile tienen una pensión
solidaria, y el gobierno acabó con las cooperativas de trabajo asociado y creó
otras políticas sociales, dirigidas a todos los pobres. Esta es, sin duda, una
sugerencia oportuna para ver si los venezolanos no solo copiamos lo malo sino
también lo bueno. Hay un camino EL DEL PROGRESO.