lunes, 10 de diciembre de 2012

“HEMOS DESTRUIDO EL SER POR EL TENER”


“HEMOS DESTRUIDO EL SER POR EL TENER”
Zenair Brito Caballero

Una vez que pasan las vacaciones escolares de julio, agosto y septiembre, los comerciantes empiezan a sacar los sobrantes de sus mercaderías navideñas del año anterior y a ponerlas en realización para introducir al mercado las nuevas mercaderías que vienen a crear nuevas necesidades entre los consumidores.

Sin que hayan comenzado los vientos de octubre se empiezan a decorar de colores rojo, verde y plateado los almacenes, supermercados y centros comerciales y los mecanismos mentales que impulsan el consumismo compulsivo se ponen en acción.

Ahora, los cohetes, las luces de colores, el arbolito, el estreno, las hallacas, el pernil horneado, la ensalada de gallina, el dulce de lechosa y el juguete tradicional se han transformado en Noches de Compras y fiestas a lo gringo. Al Niño Dios lo cambió Santa Claus o Santa Tarjeta de Crédito. Los 14 años de gobierno socialista-comunista crearon un nuevo país, destruyendo el agro y la industria y formando un sector terciario, de servicios y comercio, que vino a enriquecer a los nuevos millonarios rojos-rojitos

La Reforma Agraria destruyó el agro y la dolarización el endeudamiento público la industria. De repente, empezaron a surgir centros comerciales como hongos, mientras los venezolanos salen a razón de unos 100 ciudadanos diariamente hacia el llamado “sueño americano”, lo que implica unos cuantos millones de dólares anuales que se inyectan en la economía en concepto de remesas y que favorecen un mayor nivel de consumo, casi siempre de bienes suntuarios, por parte de venezolanos que han dejado de trabajar porque solo aprendieron a recibir para gastar y no a ganarse la vida.

Esto atrajo a las grandes firmas de modas, productos electrónicos, telecomunicaciones, almacenes de departamentos, franquicias de comida rápida y se fue creando una nueva forma de ser y de vivir de los venezolanos que día a día enriquecen más a los comerciantes que manejan este sistema económico, son los que podríamos llamar “los dueños del circo”

La navidad de los pesebres, la misa del gallo, la cena familiar, los estrenos, las gaitas y los villancicos han sido sustituidos por un consumo irracional y obsesivo, el Niño Dios fue sustituido por Don Bancario y la familia quedó dividida por una competencia del tener contra el ser.

Todos han olvidado el origen de la Fiesta, todos han olvidado al Dios de la Historia que asumió la condición humana a través de Jesús de Nazaret, hijo de una adolescente y un carpintero judíos, se han olvidado de Aquel que nació en Belén de Judá, que nació para los Hombres de Buena Voluntad, que nació para reivindicar al hombre por ser hombre y no por lo que tiene.

Ahora muchas familias lloran en la noche de navidad por no haber podido consumir, por no tener el último blackberry, ni el último plasma, ni el último grito de la moda, ya no lloran por el familiar que ya no está o por los recuerdos de la niñez, cuando todo era más fácil, más sencillo, mucho menos se conmueven por el misterio de la Natividad, eso pasó a otro plano de menor importancia.

Los comerciantes, además de sustraer con engaños en ofertas de 2 x1 o de 3 x 2 los dineros del pueblo y adquirir privilegios con la compra de voluntades en el gobierno, han asesinado las tradiciones y los valores populares.

Mataron la Navidad. El socialismo revolucionario dividió a la familia conjuntamente con el mercantilismo de muchos, basta con observar una reunión familiar en la que cada quien está pendiente de su celular, los correos y los mensajes, se prefiere la comunicación impersonal de las redes sociales al contacto fraterno y directo con los amigos.

Cada adquisición tiene por finalidad comprar una especie de status, el cual se define por el mejor celular, la mejor computadora, el mejor vehículo, la mejor fiesta, la mejor ropa… Hemos destruido el ser por el tener, la apariencia ha sustituido la dignidad de la persona: si no vistes o tienes según los dictados de la moda eres un relegado, si obedeces eres una persona respetable, aunque seas un narcotraficante o un funcionario corrupto. El consumismo mató a la Navidad, la transformó en una orgía de consumo en la que los que no participan son unos enfermos que hay que marginar. Rescatar el sentido de la Navidad es devolverle el espíritu a nuestro Pueblo venezolano que tanto se lo merece. 


“LOS VENEZOLANOS SOLICITAMOS SEGURIDAD”


“LOS VENEZOLANOS SOLICITAMOS SEGURIDAD”
Zenair Brito Caballero 
(britozenair@gmail.com)

El tema de la inseguridad ciudadana molesta a todos los gobiernos del mundo, pero, sobre todo, a la sociedad venezolana que la padece diariamente. Es una cuestión que tiene que ver con variados factores y que atacados frontalmente nos permitiría restablecer un ambiente de paz y confianza al caminar por cualquier lado o bien estando en nuestras casas y lugares de trabajo.
Ahora no tenemos esa paz, esa tranquilidad, esa ecuanimidad, pues la hemos ido perdiendo consistentemente y de manera acelerada en estos 14 años de desgobierno socialista-comunista.  Los malhechores se están sirviendo el sancocho con el cacillo más grande y tienen al país acorralado y con las manos arriba.  La población está paranoica, perturbada, trastornada, loca.  Vive atemorizada, como la gata tuerta, pues es y puede ser atacada desde cualquier rincón.
Está claro que en la medida en que se han engrandecido las brechas sociales venezolanas el ambiente se ha deformado, pero ese no es un axioma que podemos esperar resolver para tener una sociedad segura. Si bien es cierto que las razones del auge de la transgresión en nuestro país obedecen a muchos factores, no menos cierto es que también está relacionada con la falta de castigo severo contra quienes delinquen. 
Nuestra mal llamada democracia venezolana ha estado promoviendo más derechos que deberes, como si la sociedad pudiera vivir de manera unilateral este resultado de la economía, la madurez institucional y social. 
Tenemos las entidades que bien coordinadas pueden ayudar a resolver este serio problema que está padeciendo el país, y que conspira contra todos los esfuerzos que puedan hacer los Gobiernos locales y regionales como los de Miranda, Lara, Nueva Esparta, Carabobo, Zulia, Monagas, etc.  para mejorar las condiciones de vida de los venezolanos. 
El problema de la Inseguridad ciudadana amigos lectores, es el más urgente de todos los problemas que sin lugar a dudas enfrentamos los venezolanos, porque nuestra vida y la de los nuestros esta cada vez más en riesgo en cualquier parte que nos encontremos incluyendo nuestros propios hogares. El problema es que no solo depende de la policía como usualmente se entiende, es más bien todo un engranaje, donde el sistema judicial juega un papel protagónico.

Resulta frustrante para la fuerza del orden público que después de arriesgar su vida para atrapar quizás bajo un enfrentamiento a tiros a un delincuente, que este sea dejado en libertad o sea condenado a una pena que no se concuerde con la magnitud del delito cometido.

Sin embargo no podemos dejarle todo el problema al sistema también nosotros como ciudadanos debemos unirnos a esa lucha bajo el lema “Si  usted ve algo Diga algo”. Casi todo el mundo tiene teléfonos celulares lo cual pudiese ser de gran ayuda para alertar a la policía ante la posibilidad que se esté o se vaya a cometer un crimen. Es evidente que mientras vamos trabajando para resolver las causas económicas y sociales que puedan generar la actitud delictiva de muchos, debemos planear qué hacer para ponerle freno a este desenfado delictivo.  

Esperamos que las nuevas autoridades de los Estados Venezolanos que se elegirán el próximo 16 de diciembre, muchos de los cuales han ofrecido  mejorar el sistema educativo y aumentar la empleomanía entre otras, pero sobre todo con el mejoramiento de la policía, los venezolanos podamos disfrutar de un 2013, de mas libertad y seguridad ciudadana.

EL CLIENTELISMO ESTANCA LA DEMOCRACIA


EL CLIENTELISMO ESTANCA LA DEMOCRACIA
Zenair Brito Caballero 
(britozenair@gmail.com)

El clientelismo político se ha convertido en un maligno sistema que de una forma clara está frenando la evolución democrática de Venezuela y nos tiene a la vez sumidos y condenados a tener una clase política roja-rojita gobernante muy pobre de proyectos.

En nuestro país, estas relaciones existen en correspondencia a las estructuras de la sociedad política (elecciones, partidos, etc.). Y de esta manera se ha llegado a consolidar un estilo clientelar que involucra a “políticos profesionales” que utilizan discrecionalmente recursos públicos, ofreciéndolos a sus seguidores a cambio de legitimación y apoyo electoral.

Estas relaciones pues, se han convertido en el sello de un “patrón de conducta” política (aunque efectivamente una conducta pervertida) que se ha enquistado en nuestro medio, hasta el punto que para muchos políticos socialistas-comunistas en ejercicio, esa es una práctica “legítima” y hasta “deseable”, y un instrumento válido para hacer política partidista y para poder “asegurarse” triunfos electorales, apoyos políticos y financiamiento de militancia, a partir de una práctica que podríamos llamar “compra de voluntades” y de apoyos políticos sin ningún fundamento sustancial ni de contenido.

De esa manera, el clientelismo político venezolano se ha convertido en un siniestro sistema socialista- comunista que de una forma clara está frenando la evolución democrática del país y nos tiene a la vez sumidos y condenados a tener una clase política gobernante socialista-comunista muy pobre de proyectos, muy atrasada en sus concepciones ideológicas y bastante proclive al uso patrimonialista del aparato estatal y de los recursos públicos.

Ello lo podemos ver con suma claridad en los actuales momentos, cuando se han activado las campañas electorales para gobernadores (de ahí que se suelen hacer con mucha más anticipación de la debida), pues los candidatos han iniciado  (convocatorias) a sus “clientelas políticas”, las cuales empiezan a “comprar” con todo tipo de prebendas que van desde dádivas materiales (láminas de acerolit para casas, bolsas de comida, juguetes, zapatos, dulces, gorras, franelas, neveras, cocinas, lavadoras, microondas y hasta un bono especial navideño de 2000 Bs para los damnificados que viven en los refugios, etc.) hasta incluso, una forma más perversa: el ofrecimiento de plazas o empleos en instituciones públicas, que el partido político de pertenencia del candidato “controle” o diga controlar.

De ahí la “importancia” y el “interés” de la partidocracia gobernante roja-rojita de agenciarse el control de instituciones, que las muchas de las veces terminan convirtiendo en grandes “fábricas de empleos” para militantes, simpatizantes, familias, amigos, etc., con el objetivo de “premiar” a aquellos que les facilitan votos o a aquellos que pueden tener un “sueldo”, pero en realidad dedicar su tiempo a hacer “trabajo” político para su partido.

Lo anterior es lo que ha ocurrido en forma muy recurrente en nuestro país, y ha sido práctica en estos 14 años de la llamada “izquierda revolucionaria”, y ha sido  práctica recurrente durante administraciones  de gobernaciones y alcaldías en el pasado, así como partidos de su “bloque de apoyo” que en aquel momento también se dedicaron a “controlar” instituciones para ejercer de manera abierta y sin ninguna vergüenza el clientelismo descarado

El clientelismo estanca la democracia, porque impide que los electores puedan en realidad enfocarse en lo que es importante y esencial de la democracia: las propuestas. El clientelismo privilegia el “regalo” frente al proyecto político serio y equilibrado; la “prebenda” frente a la oferta mesurada, viable y sensata para gobernar; las “dádivas” frente a las plataformas correctas, adecuadas y correspondientes con los problemas de gobernabilidad que existen en el país.
 Además el clientelismo político impide que los partidos que tengan propuestas de avanzada y adecuadas, puedan siquiera competir con aquellos aparatos electorales que a base de mayor “gasto” electoral clientelista, logran “comprar” la voluntad de los “clientes”. Y lo que es todavía más perverso que eso, es que muchos electores, cual borregos domesticados, se comportan y actúan como clientes políticos, hasta el absurdo de expresar que su voto “es caro”, que para “ganárselo” le tienen que dar muestras de “amor”, “darse a querer”, queriendo significar con eso que si no ven las prebendas, las dádivas y los regalitos, no endosarán su voto por el candidato que se los pide. Y así, bajo ese perverso círculo, la partidocracia roja-rojita ha logrado retener los “apoyos” político-electorales y lo mantienen “comprando los favores” de los clientes.

Si lo anterior ya de por si es nefasto, no puedo dejar de lado referirme a lo que ha ocurrido en el Tribunal Supremo de Justicia y la aprobación de un jugoso bono para los empleados de dicho órgano a petición del sindicato que “incondicionalmente” apoya los inconstitucionales nombramientos de los magistrados de la TSJ. A todas luces, esa no es más que la aplicación por “extensión” del clientelismo político de pago de favores y compra de voluntades a la que está acostumbrada la partidocracia socialista-comunista en las instituciones.

Ahora me pregunto yo ¿Adónde está la austeridad en el gasto público por la crisis económica por parte de los  Magistrados del TSJ? ¿Cuál es el empecinamiento en despilfarrar el dinero de un pueblo que sufre tantas carencias y necesidades? ¿No son suficientes los altos salarios que devengan acaso? ¿Ese es el tamaño y la estatura moral de su conciencia social? ¿Para repartirse esa “piñata” es que les urge tanto llegar al TSJ? ¿Por qué razón no son capaces ante tantas carencia y necesidades del pueblo de darse a sí mismos un Código Deontológico de conducta ética y moral en el ejercicio del cargo, del servicio público, que se rija por los principios de “dignidad, sobriedad, eficacia, ejemplaridad, transparencia y solidaridad”?

Los Magistrados deberían renunciar de inmediato a estas medidas y elevarse a la estatura que su cargo les impone y no rebajarse al mezquino clientelismo con el que, desgraciadamente actúan. De no hacerlo, deberán encarar las consecuencias de su actuación, empezando por la falta de toda credibilidad en cuanto a la independencia con el ejecutivo a quien sigue todos sus mandatos.


domingo, 2 de diciembre de 2012

“FELICES FIESTAS NAVIDEÑAS”


“FELICES FIESTAS NAVIDEÑAS”

Zenair Brito Caballero

Llega diciembre época de celebraciones familiares, de compartir, colaborar, de dar y recibir sonrisas y regalos, de alegría, así que es el momento propicio para hacer un alto en el camino y devolvernos en el tiempo y el espacio.   
Es hora de hacernos un examen de conciencia donde los puntos a calificar sean nuestra tolerancia, nuestro respeto y paciencia, nuestra lealtad y compromiso; no sólo en nuestra casa con nuestros familiares, sino en nuestro lugar de trabajo y con nuestros amigos.
Es momento también para una reflexión que nos llegue más allá del mero deseo de rumba y pasarla bien.  Es época de compartir con la familia que de verdad queremos: padres, esposos (as) hijos y dar gracias a Dios por los momentos vividos; buenos y malos. Es hora de dar gracias a Dios por las personas que iluminaron nuestro camino y que ya no se encuentran con nosotros, es hora de devolver la calidez de un abrazo y la dulzura de una palabra dicha a tiempo.   
Es tiempo para decir te aprecio a ese amigo o esa amiga de tierras lejanas. Se acerca la Navidad. Todo debería ser armonía, concordia, camaradería, fraternidad. Se acerca la Navidad y todo se transforma, como si algo mágico se apoderara de los corazones y llenara las calles, las ciudades y los días de cordialidad y de música. Está próxima la Navidad y todos nos sentimos felices, aunque no sepamos explicar la razón.
Está cerca la Navidad y  comenzamos a darnos cuenta que el mundo puede ser muy hermoso y que la vida siempre valdrá la pena. Y cuando a nuestro alrededor todo es armonía y dicha, comprendemos que, después de un año de trabajo y de momentos que a veces han sido muy difíciles, la Navidad nos hace falta con sus canciones, sus gaitas, sus aguinaldos, sus villancicos, sus hallacas, su dulce de lechosa, su pan de jamón, su panettone, su ensalada de gallina, su arbolito y su pesebre y con las sonrisas de los niños al abrir sus regalos, con el deseo de compartir que nos embarga a todos, y con el poder para hacernos sentir que siempre hay un mañana.    
Esta es mi sencilla manera de desearles a todos mis lectores que Dios y Jesús Misericordioso les dé una feliz Navidad con mucha salud, en armonía, tranquilidad y rodeados de sus seres queridos.
Comparta con sus adultos mayores estas festividades, quizá para el año próximo no cuente con su presencia. No sabemos hasta cuándo contaremos con ellos, dígales que los quiere mucho, deje de lado su engreimiento, su prepotencia y orgullo, dar un abrazo a los familiares que usted dice que ama y a los verdaderos amigos reconforta el alma y engrandece su espíritu y ellos se sentirán queridos e importantes.    
No olvide que ser sentimental y pensar en los demás no lo hace inferior, pero sí un mejor ser humano. A los adultos mayores que leen esta columna, a los no tan mayores y a todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, un saludo cálido y sincero de alguien que no los conoce personalmente, pero que los lleva en su corazón por ser parte de su existencia, sólo por el hecho de entrar en sus hogares a través de mis columnas semanales publicadas en 15 periódicos regionales y 5 páginas web. A todos  felices días navideños. 

sábado, 1 de diciembre de 2012

PARA LOGRAR LA PAZ HAY QUE ELIMINAR LA VIOLENCIA


PARA LOGRAR LA PAZ HAY QUE ELIMINAR LA VIOLENCIA

Zenair Brito Caballero

Para que los venezolanos podamos lograr una cultura de Paz, tenemos que empezar modificando los niveles de violencia y agresividad en la confrontación de nuestras diferencias sociales, políticas, religiosas, sicológicas y hasta ideológicas.

El primer paso es reconocer los errores de percepción sobre nuestras propias verdades, y aceptar la posibilidad de que estas verdades pueden ser modificables. Entender básicamente que la misma naturaleza humana tiene un componente de evolución, de movimiento permanente en un proceso indetenible de crecimiento; y ese movimiento, esa evolución, incluye a nuestras verdades, por lo cual son susceptibles de cambiar permanentemente.

Una vez que reconozcamos el valor del otro ser humano ya habremos logrado el entendimiento. Luego de ese paso estableceremos de acuerdo a esas verdades compartidas, un nuevo vínculo social de convivencia, desprendiéndonos de nuestras ventajas en todos los órdenes hasta nivelar lo más posible nuestra calidad humana.

La garantía de los derechos civiles, el acceso a la alimentación, la salud, la educación, la vivienda y el trabajo dignos; el ocio, el respeto a las diferencias, el fin de la explotación y la utilización responsable y soberana de los recursos naturales, podrían ser los primeros esfuerzos humanos que deberíamos afrontar para lograr la comprensión.

Luego de reconocidos nuestros valores humanos y haber logrado la comprensión, iniciaremos una lucha en igualdad de condiciones para alcanzar las metas de convivencia de acuerdo a nuestras necesidades básicas. Son pasos elementales, sencillos, básicos para abordar otras tareas posteriores de pacificación. Pasos hacia adelante por la paz, sin violar las estructuras ontológicas, cosmológicas, ni cosmogónicas del individuo, su origen y su visión del mundo que lo rodea.

Proponer un proyecto de cultura de paz mas allá de estas premisas humanas es utópico, idealista, estéril, mientras no nos reconozcamos y no entendamos la necesidad de comprendernos.

La otra labor simultánea a este proceso que iniciemos, si queremos pensar en la paz total, o por lo menos en la comprensión y el entendimiento posible entre nosotros los venezolanos para tener un mundo más habitable, es transmitir estos principios a los niños desde el hogar, la escuela y los medios de comunicación.

Desde el mismo proceso de su concepción, las parejas tendrían que participar en la formación de un nuevo ser humano, consciente de esas necesidades de convivencia pacífica. Este nuevo ser humano, desde su nacimiento debe sentir, por parte de los Estados, sus protectores, orientadores: Maestros, religiosos y medios de comunicación, entre otros factores de influencia, los esfuerzos para convertirlo en un ser justo, respetuoso de los otros seres humanos, solidario y fraterno.

Convertirlo en un ente y agente multiplicador de paz. De esta manera, con estos pequeños esfuerzos prácticos, podríamos pensar que es posible obtener resultados a mediano plazo, que nos irían dando las pautas para avanzar con otros planteamientos y programas que respondan a nuevos retos.

La construcción de una cultura de paz tiene que ser una acción que surja del interior de nuestro espíritu. Solo puede conquistarse la paz cuando todos comprometamos nuestra voluntad y nuestro amor en ese sentido.
Que esta lucha sea producto de la razón.
 

(britozenairgmail.com)




viernes, 30 de noviembre de 2012

¿CÓMO TENER EN VENEZUELA ELECCIONES DIGNAS?


¿CÓMO TENER EN VENEZUELA ELECCIONES DIGNAS?

Zenair Brito Caballero

Siempre se ha reprochado el exceso de elecciones que hay en Venezuela y los consecuentes períodos electorales casi consecutivos, que no permiten a funcionarios y a la sociedad en general manejar limpiamente la correcta administración del Estado sin las distorsiones que las pasiones partidarias que toda campaña desata.

Los empleados o funcionarios tienen poca autonomía para trabajar con su mente limpia de contaminación electorera, como juraron al levantar la mano pensando solo en el beneficio del país no en el de su partido, y no pensar las acciones, declaraciones y actuar en general en función electorera.

Algunas pueden ser buenas, pero no dejan de apreciarse así, lo cual es nocivo para la sociedad votante. Las cosas buenas deben apreciarse bien por todos, incluyendo a los opositores, así como las malas deben apreciarse igual incluyendo a los simpatizantes.

Tampoco se la pasarían tratando de bloquear las buenas iniciativas que pueda tener el rival, aunque sean provechosas para la población, simplemente para evitar que tenga réditos electorales, una situación que sumada a la anterior es solo mala para la sociedad y el desarrollo del país cada día más al borde del precipicio.

Acaban de pasar las elecciones presidenciales del 7 de octubre y estamos a pocos días de las de gobernaciones y muy pronto las de los alcaldes, contaminados permanentemente por el ruido de campaña del gobierno socialista-comunista, y ésta siempre comenzando prematuramente hace varios meses por las fulanas cadenas de radio y televisión de promoción de los supuestos logros del gobierno revolucionario aunque sea ilegal, pero las instituciones como el CNE aquí no funcionan porque son brazos ejecutores de los designios del gobernante mayor.

El CNE dice que no estaban en campaña porque no piden el voto y nuevamente nos consideran estúpidos, mentecatos o necios  o no les importa lo que pensemos, no sé qué es peor.

Una definición de campaña política citada en enciclopedia y académicamente dice así: “Una campaña política o campaña electoral es un esfuerzo organizado llevado a cabo para influir en la decisión de un proceso en un grupo. En las democracias, las campañas se refieren a las campañas electorales, donde se escogen verdaderos representantes”.

Entonces, señores del nada independiente CNE rojo-rojito, ¿cómo nos lo explican menos ofensivamente? Podrían decir algo como “la ley no es muy clara en este asunto” y sigan haciendo lo que les place o les da la gana sin insultarnos. Hay algunas cosas en el gobierno socialista-comunista que se debería corregir para ser más eficientes y trabajar más fácilmente en el desarrollo y el cual tiene mucho que ver con las excesivas elecciones, cambiando leyes.
Lo primero sería cambiar los períodos de los funcionarios. El primero sería el presidencial. El de Estados Unidos para mi es bastante bueno: cuatro años con posibilidad de reelección, que es como un período de ocho años con examen de idoneidad a la mitad. Si funciona, lo reelegimos; si reprueba, se va, como Jimmy Carter.

Tres años me parece que es poco para alcaldes y diputados, ya que podrían ser cuatro y coincidir siempre con las elecciones presidenciales, así que tendríamos elecciones cada cuatro años. No le temamos a que si la popularidad del candidato a presidente es muy alta, al votar no haya contrapesos. De todas formas, hoy que los hay, consiguen el transfuguismo, alterando la voluntad popular con mucha labia o sobornos como han acusado a los nuestros y como sucede en países como Brasil. La diferencia es que allá los meten presos.

Esta innovación debe acompañarse al hacer que los diputados sean electos por circunscripciones electorales; así realmente saben a quién responder y los ciudadanos saben quién es su diputado que se preocupará por ellos y no obedecerá ciegamente a la cúpula o al dedo señalador del Presidente porque es su amigo incondicional y le sigue incondicionalmente. ¿usted qué cree?

Ese grupo pequeño le daría seguimiento como a los alcaldes. Si fallan se van.

Deberíamos reducir el número de diputados a uno por departamento, excepto en los de mayor población, que cuando pasen de 200,000 habitantes podría tener dos. Menos personal fantasma, asesores, vehículos, etcétera. ¿Necesitamos más?

Aprobar la ley de partidos políticos para transparencia y gobernabilidad, y reformar el CNE con rectores independientes de militancia partidista, para que funcione en dos secciones: administración de elecciones y administración de justicia electoral sin representantes de partidos políticos. ¿Qué tal? 

(britozenair@gmail.com)

domingo, 25 de noviembre de 2012

AVANCES O RETROCESOS


AVANCES O RETROCESOS

Zenair Brito Caballero

¿Por qué progresan los pueblos? Seguramente avanzan más rápido aquellos que previamente han invertido en educación, instruyendo a sus habitantes para que juntos o separados pero organizadamente participen de un plan elaborado desde el gobierno.

En plena discusión sobre la pobre calidad de la educación venezolana, es bueno plantearse si este gobierno que se dice socialista-comunista y por lo tanto humanista (y humanizado) tiene claro que los seres humanos que habitan el país serán quienes decidan con sus actos la felicidad o la infelicidad futuras. Nadie puede discutir la enorme diferencia en el trato material hacia los sectores más desposeídos.

Los planes en marcha con las llamadas misiones han permitido que gigantescas masas de habitantes marginados tengan al menos los elementos mínimos de supervivencia. Estas masas han estado y siguen estando ocultas a los ojos de la mayoría. Pero de tanto en tanto algunas puntas se salen del área asignada como territorio e invaden otras áreas a través del delito. Comen y se visten un poco pero no por ello mejoraron su intelecto.

De todos modos hay que convenir en que un trato “socialista-comunista” de los sectores necesitados aún no ha permitido salir de cuadros vergonzantes que caracterizaron las décadas pasadas.

Si el plan de ayuda a través de las misiones es o no suficiente importa tan poco como que algunos hayan malentendido la ayuda. Será en todo caso motivo de acumulación de experiencias para la discusión casi eterna de qué hacer con los pobres. Lo que en cambio aterra de verdad es la marcha atrás constante que la educación sigue teniendo en el país combinando bajo rendimiento en escuelas y liceos con fuertes cambios culturales.

Esta explosiva mezcla hace que los jóvenes de hoy imiten todo lo malo con una facilidad de asombro. Se inclinan por conductas predilectas de los delincuentes, hablan con el estilo de ellos, se pintan el cabello y caravanean en motos y carros con resonadores, como seres que desconocen por completo la ética y la armonía y hacen de la violencia su programa preferido de televisión. Además, el delito aumenta, y la edad para delinquir o prostituirse disminuye. ¡Vaya problema el que tenemos en Venezuela!

Porque si era lógico esperar de un gobierno revolucionario socialista-comunista del siglo XXI que dice ser “humanista” la puesta en marcha de un feroz, agresivo y revolucionario programa de educación, nos hemos topado con la sorpresa de que la costumbre de “dejar pasar la historia” no era patrimonio de aquellos gobiernos que se llevaron la acusación de liberales, capitalistas y desalmados.

El dedo acusador ya no sabe a dónde apuntar y lo peor sería concluir que todos los gobiernos son igualmente ineficientes a la hora de las grandes transformaciones, incluso éste que prometía “hacer temblar las raíces de la República”. Puro bla, bla, bla

Es increíble concluir que catorce años después de puesta en marcha una oportunidad inmejorable para cambiar a Venezuela, no solamente no se haya encarado un programa de transformaciones sino que esté instalada una clara pelea entre la educación oficial que demanda presupuestos y el gobierno socialista-comunista que se hace de rogar, al mismo tiempo que celebra el crecimiento de la recaudación impositiva a niveles nunca antes alcanzado.

Son tan pocos los años que separan al niño(a) del adulto que al país se le va todos los días la posibilidad de formar mujeres y hombres transformadores y críticos.

britozenair@gmail.com




viernes, 23 de noviembre de 2012

REFLEXIONES SOBRE LA LIBERTAD


REFLEXIONES SOBRE LA LIBERTAD
Zenair Brito Caballero
 (britozenair@gmail.com)

La libertad existe. No es un sueño. Es una ciudad venezolana, una estatua en Nueva York, o el Corcovado de Rio de Janeiro y un concepto importante para muchos humanos, aunque no todos lo entendemos, o apreciamos por igual. La historia de la libertad se remonta más allá de la Revolución Francesa, en 1789.

REGALO DE FRACIA
Tiene que ver con nuestra esencia, que no es accidental, como parece cuando estamos angustiados, confundidos,  o atribulados. Algunos creen que libertad es ausencia de coerción, aunque eso es difícil de alcanzar por nuestras necesidades, ansiedades y demás debilidades, que nos atan, aparte de las leyes que tratan de regular, sin mucho éxito, nuestra conducta, que no es errática porque somos libres.

Otros piensan que la libertad es un concepto económico, como el intercambio de bienes y servicios. Pero esa versión también es limitante, puesto que no solo lo mercantil define nuestra humanidad, siendo nuestra razón y nuestra voluntad las que dan origen a nuestra libertad, un concepto filosófico.

Homo erectus, homo económicus y homo sapiens somos el mismo, pero homo libertas es el que nos distingue de la Madre Tierra, que nos mima y acaricia con furia de huracanes y terremotos. Ese miedo a la libertad, decía uno de mis autores favoritos un psicólogo que se llamaba Eric Fromm, nos hace buscar seguridad en forma compulsiva, lo que acentúa nuestra neurosis existencial cuando no encontramos suficiente amor y comprensión.

Buscamos seguridad dentro de la incertidumbre, porque incierta es nuestra vida, no nuestra muerte. Y eso es lo que nos impide ser libres,   conduciéndonos a veces a obsesiones indeseables, o a formas de organización social destructivas. La palabra libertad fue escrita por primera vez hace miles de años, en el idioma cuneiforme de los sumerios, aunque es probable que el concepto existía antes que hubieran idiomas escritos.

Eso jamás lo sabremos, pero lo que si sabemos es que la libertad es anterior a la burguesía, un concepto del siglo XVIII cuyo origen etimológico es “burg”, o aldea en Alemán, de donde vienen Friburgo, Hamburgo y otras ciudades, donde ahora viven más de la mitad de los humanos.

La palabra burguesía ha sido utilizada para describir la clase media, o explotadora como la denominan los socialistas-comunistas, en contraste al proletariado, o clase explotada, que según algunos posee más fuerza física que intelecto y sentimiento.

Todos los humanos, sin distingos de raza, posición, o condición y aparte del estamento en que nos ubiquen, tenemos materia, pensamientos y sentimientos. Pero no es suficiente tener, porque necesitamos, además, ser y hacer, para definir nuestra existencia, que no depende de teorías económicas, sociológicas, o psicológicas, sino de acciones libres, racionales y voluntarias.

El sentido de libertad no depende del perfume, ni de la capacidad económica, ni de la fuerza que tenemos, sino de lo que somos y hacemos. Me siento libre porque soy humana. No porque soy burguesa, proletaria, o venezolana. La condición de libre no la define el estamento, sino el sentimiento, como sabemos los libertos que actuamos con respeto a la dignidad, sin abuso, ni explotación de temores y obsesiones ajenas.

Esa libertad es una, como la entendemos los libertos en política, en economía, en América, o en Oceanía. No es positiva, ni negativa, ni de algo, ni para algo, porque no es un fin, sino un medio para tratar de alcanzar la felicidad que todos buscamos. En todo caso, la libertad sirve para definir la esclavitud, así como la burguesía sirve para definir el proletariado, que por ser humano también es libre.

“TODOS SOMOS RESPONSABLES DEL PAÍS QUE TENEMOS”

 “TODOS SOMOS RESPONSABLES DEL PAÍS QUE TENEMOS”

ZENAIR BRITO CABALLERO,

 ¿Por qué en los últimos catorce años, un alto porcentaje de los venezolanos y las venezolanas han decidido votar en todas las elecciones por la misma opción política? ¿Será esto la culminación de la democracia como sistema político o la perpetuidad de una clase dominante socialista-comunista?

Pareciera que desde 1998, cuando el presidente Caldera entregara el control del Estado al teniente coronel, no hemos cambiado de gobierno, más bien hemos venido asistiendo una continuidad en la silla presidencial como los reyes en el trono.

Las razones de estas circunstancias pueden ser muchas y de diversos orígenes. Por decir, ¿Será que el ciudadano o ciudadana promedio no se da cuenta de la condición precaria en la que vive? ¿Será que vivimos esperando un cambio milagroso de quienes están en el poder? Sin embargo, las evidencias demuestran que no podemos esperar un milagro.

La elección presidencial del pasado 7 de octubre donde se reeligió por 6 años más al comandante, después de 14 años nefastos de gestión gubernamental ¿cuánto hará por mejorar la situación crítica que vive la economía venezolana? Quizá muy poco, considerando la situación mundial y los problemas estructurales que se han venido creando a lo largo de la década pasada; pero, nos quedaremos sin conocer el significado de la alternancia, uno de los principios fundamentales de todo sistema que se presume democrático.

Además, sin un cambio en la conducción del Estado que haga posible sentar las bases para un cambio estructural que permita la reproducción de la vida de manera más digna. ¿Será que, debido a las repetidas campañas engañosas a las que no hemos enfrentado en los últimos 14 años, nos hemos acostumbrado a esa ley perversa de las promesas sin cumplir? y esto ha permitido que el círculo vicioso donde los partidos políticos prometen cosas que no están en capacidad de cumplir se acentúe.

Porque ¿de qué otro modo se explica la permanencia en el gobierno del partido oficialista rojo-rojito PSUV, que sigue haciendo las mismas promesas de las campañas pasadas y que en 14 años no ha cumplido ni cumplirá?

Por mencionar algunas cosas: los miles de empleos que se dijo crearía, el país de propietarios que prometió, el precario presupuesto asignado a los hospitales en el “gobierno revolucionario socialista con sentido humano” y un largo etcétera que daría para muchos artículos de opinión.

Otro elemento que ha contribuido a la construcción de una ciudadanía débil y poco reactiva ante las circunstancias son los llamados el cuarto poder: los medios de comunicación, que no solo nos dan la noticia (también) nos dan el lente para verla, para referirse a los hechos que se presentan y el tratamiento de ellos en la mayoría de los medios de comunicación masiva.

Parece que el llamado cuarto poder cada vez se distancia más de su tarea original: fiscalizar la gestión pública y el devenir de la sociedad. Se han vuelto muchos de ellos, los aliados perfectos para perpetuar el Status Quo. Han construido ciudadanías domesticadas como diría Noam Chomsky.

Al parecer, este hacer de las empresas mediáticas se ha encargado de inhibir la capacidad de cuestionar, razonar, criticar. La realidad se opaca ante  la retahíla de noticias que vemos, leemos y oímos y que nos dan la falsa sensación de estar informados de tal manera que  se nos oculta la realidad que nos circunda.

En medio de todo esto uno se pregunta ¿Dónde está el pueblo? ¿Por qué no se oye su voz? Parece que las viejas costumbres heredadas de 14 años de freno lo han enmudecido. Parece que las políticas veladas del miedo y la ignorancia implantadas por los que no quieren un pueblo pensante y demandante, han hecho mella en el espíritu popular.

Porque lo que estamos viviendo provoca expresarse, resistir y resistirse a la forma en que se gobierna a favor de unos pocos y en perjuicio de las mayorías. Las coyunturas electorales deberían servir para que los ciudadanos y ciudadanas tuviéramos información sobre los programas de gobierno, ideologías (dichas por el mismo partido y no por el adversario) y por supuesto la promoción de sus candidatos, sin embargo, el engaño, la difamación, la descalificación de los adversarios, todas muy dañinas para la democracia, es lo que escuchamos.

A esto hay que sumarle las vergonzosas campañas de miedo e intimidación en empresas estatales y privadas, que, lamentablemente después de más de una década, siguen teniendo los mismos efectos. Al hablar de venezolanidad, las verdaderas intenciones, - deplorables en mucha ocasiones - se esconden en medio de discursos patrioteros muy alejados de la realidad que afecta al pueblo venezolano.

¿Y entonces quiénes son los responsables de esta situación? vale la pena aclarar que no es responsabilidad de un sector solamente, a juicio nuestro, es una responsabilidad de tres lados, estas partes se alimentan entre ellas en un círculo vicioso que se debe romper.

Por una parte, los partidos políticos, por su incapacidad de involucrar en sus estructuras al pueblo, de modo que no sea visible sólo en las elecciones en una expresión utilitarista. Por no darle el lugar que debiera en la toma de decisiones, por ignorar la verdad de que son y existen porque hay un pueblo sobre el cual descansan. Por no oír su enmudecida voz y no saber interpretar sus voluntades.

Por no ser capaces de trascender las ideologías y construir relaciones cordiales, respetuosas, tolerantes, fundamentales para la consolidación de un Estado democrático. Por negarnos el derecho que tenemos como ciudadanos (as) de elegir en completa libertad y no por intimidaciones, manipulaciones y chantajes. Estas situaciones son posibles porque cuentan con la complicidad de algunos medios parcializados del gobierno rojo-rojito, que olvidan que son responsables de informar y  comunicar.

Nosotros, la sociedad civil, quienes tenemos pendiente la tarea de abrir nuestros sentidos, para exigir tanto a los políticos como a los medios: transparencia en la gestión de los primeros y compromiso con la ciudadanía, y los principios fundamentales de un periodismo ético a los segundos. La responsabilidad no es exclusivamente de uno o de otro sector de la sociedad, todos somos responsables del país que tenemos y del país que podríamos tener.

britozenair@gmail.com

¿SE HA CONTAMINADO LA DEMOCRACIA CONTEMPORÁNEA?


¿SE HA CONTAMINADO LA DEMOCRACIA CONTEMPORÁNEA?
Zenair Brito Caballero 
(britozenair@gmail.com)

Quienes han venido leyendo y siguiendo con cierto detenimiento algunos de mis artículos de opinión sobre democracia participativa y representativa, seguramente habrán caído en la cuenta de cuán nebulosas son nuestras ideas y cuán apegados nos sentimos todavía a los trillados conceptos de nuestros viejos manuales.

La política, sin embargo, es un acontecer sinuoso lleno de contingencias y sesgos imprevistos, y hace que la razón práctica de los gobernantes vaya creando inéditas respuestas para cada tiempo. No obstante, de esta compleja multiplicidad podemos rescatar tres o cuatro cuestiones de las más serias que la democracia de nuestro tiempo nos plantea.

En primer lugar, la ciencia y la experiencia política de estos dos o tres últimos siglos nos han mostrado que la participación del pueblo es lo prioritario y fundamental. Hacer que todos los ciudadanos, con entera libertad e igualdad de recursos, tengan acceso a las determinaciones y gestiones del bien común.

La representación aparece luego como el camino más adecuado para este acceso del llano pueblo a la ordenación y conducción de la comunidad. Pero, al mismo tiempo, de sobra se ha experimentado que la educación moral y la cultura cívica son las grandes tareas en que el pueblo debe empeñarse para lograr siquiera una relativa madurez humana.

Gente obtusa y ruda no puede digerir una auténtica democracia; una y otra vez querrán volver al cacicazgo. Se comprende bien, entonces, por qué a ciertos pueblos culturalmente subdesarrollados se les hace cuesta arriba practicar la democracia. Y parece mentira que la torpeza de ciertos líderes solo piense satisfacer a la pobre gente con pan y circo.

Frente a la práctica de la representación por medio de los partidos, la crítica es mucha más severa y de más difícil solución. Porque los partidos políticos, que de primera intención parecen ser los canales naturales de formación y expresión de la opinión pública, se hallan hoy día frecuentemente desnutridos y desorientados, sin doctrina y sin dinamismo.
A la hora de las elecciones se los convoca y a la hora de la revolución o alzamientos se los exacerba. Ni siquiera a los más inexpertos se les escapa que las “listas sábanas” con que los partidos concurren a las elecciones se hallan muy lejos de una robusta conciencia de bien común.
Los partidos se condenan y se vilipendian recíprocamente en el trayecto de las largas jornadas electorales. Los ciudadanos que son elegidos y van al Parlamento u otros cargos electivos no representan al pueblo, sino a sus propias agrupaciones partidarias; y en el peor de los casos solo emiten su voz y su voto, dogmáticamente atados al dictamen de sus caudillos; son simples embajadores de sus virreyes. Todo ello, con su buena dosis de exageración o como se quiera, está indicando grosso modo el descrédito con que funciona la representación del pueblo a través de los partidos.

Así pues, la democracia auténtica es más un horizonte político de libertad e igualdad y autonomía, regalo del cielo antes que logro de nuestra penosa historia. No podemos olvidar, sin embargo, que la democracia contemporánea se ha envenenado en este último siglo que ha pasado con una doctrina tóxica de una incalculable trascendencia cultural.

Hablamos del relativismo agnóstico que ha quitado todo fundamento roqueño a la cultura del hombre. No hay principios ni valores ciertos y firmes que den sentido último a la existencia humana. “Nada es verdad ni mentira; solo es según el color del cristal con que se mira.” Vivimos y convivimos a la deriva, como los camalotes llevados por la creciente o los cascotes de la calle que de tumbo en tumbo arrastran los raudales de los grandes aguaceros de verano.

Sólo hay que afanarse por lo útil y placentero del aquí y del ahora. Consuela pensar que dos grandes filósofos franceses, J. Maritain y H. Bergson, han afirmado casi al mismo tiempo, en años de la Segunda Guerra Mundial, que la democracia tiene raíces bíblicas y que Cristo ha traído al mundo la más profunda igualdad con que pueden fraternizar y convivir los seres humanos todos.