“LUCHEMOS TODOS LOS VENEZOLANOS POR UNA EDUCACIÒN DE
CALIDAD”
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
La educación es
un valor público incalculable y está establecido en nuestra Constitución del 99
como una obligación primaria del Estado. El “bien público” se puede definir de
varias formas, en general se trata del producto de primera necesidad al que el
pueblo no tiene acceso en el mercado. Sobre todo cuando se involucran los
derechos de las personas. Esto justifica y obliga la intervención del Estado,
para asegurar a todos los ciudadanos, el suministro de bienes diversos como la
seguridad pública, la preservación del ambiente, la salud pública, entre otros.
La necesidad de los venezolanos en la actualidad, debería obligar al Estado a la regulación, supervisión y aseguramiento de la calidad educativa. El socialismo del siglo XXI, considero, que no es capaz de asegurar esta calidad y cobertura necesaria de una educación “socialmente aceptable”. Es decir, lo que pregona el socialismo-comunismo: un valor convencional en el mundo actual, educación para todos por igual, para así asegurar la integración e independencia nacional, el crecimiento económico y la superación de la pobreza no ha dado ningunos resultados.
Desde la lógica pragmática, el sistema educativo se analiza en relación a tres ideas fundamentales: eficiencia, eficacia y calidad, que fueron originalmente acuñadas por la pedagogía de hace cerca de 20 años como del “eficientismo” industrial que traslada al campo pedagógico y, en general al de las ciencias humanas, conceptos empresariales obtuvo brillantes efectos.
En este momento la desigualdad educativa en Venezuela sigue siendo el principal problema a resolver, reflejo de la desigualdad social profundizada por las malas políticas educativas del régimen actual. Casi 14 años de socialismo-comunismo aplicado a rajatabla nos dejan una educación pública de mala calidad para las clases empobrecidas, una educación privada subsidiada a regañadientes para algunas universidades y una educación cuasi exclusiva solo para quienes puedan pagarla. Aun con la creación de las llamadas misiones educativas que el actual Gobierno revolucionario hizo de manera paralela al sistema formal y que para transformar esa realidad, una lacerante desigualdad sigue vigente.
Un tema impostergable en la agenda educativa de nuestro país, es redoblar esfuerzos a fin de que las escuelas que atienden a las comunidades más remotas y marginadas cuenten con los elementos necesarios para brindar una educación inclusiva y de calidad. Este carácter de bien público de la educación, lleva a un principio inalienable en este campo, las subvenciones estatales deben dirigirse a los empobrecidos y excluidos y este socialismo-comunismo dice hacerlo pero es falso y no lo hace.
Sin embargo, la educación es también un bien privado, para los que tengan las condiciones de acceder a ella. El aprendizaje se refleja en cada estudiante, es un “bien divisible” dicen los economistas y significa una alta rentabilidad privada. Las sociedades modernas determinan el status del individuo, en el ingreso económico (capital), el poder (político) y el prestigio, como afirma Max Weber.
La ambivalencia de la educación como bien público, establece que la “educación privada” suministra un “bien público”, el cual el Estado debe garantizar y regular. Los intereses privados son un bien legítimo, en tanto no contradigan el interés público. Un Estado democrático y de verdadero derecho, por lo tanto, debe mostrar una dedicación de manera exclusiva e inalienable de las autoridades, a la provisión de bienes públicos.
La debilidad del proyecto político y público del socialismo-comunismo en Venezuela, se manifiesta de muchas maneras y tiene consecuencias múltiples, resumiéndose en que la educación no ha contribuido a la integración nacional, al crecimiento económico y a la superación de la pobreza, como lo demuestran estudios e investigaciones recientes, nacionales e internacionales.
En la educación, existe una barrera de cristal que separa la educación de las clases altas de la del resto de la sociedad, ya que el propio gobierno ha dividido al país en patriotas y apátridas. En Venezuela el sistema educativo formal-misiones, por regla general, es un mecanismo de abierta segregación social y no como complemento de masificación de la educación. Una el sistema educativo formal pareciera según el gobierno para los privilegiados y la otra, la de las llamadas misiones educativas, es para las mayorías o lo que ellos llaman excluidos. Y el privilegio de acceder a la calidad, se traduce en cuánto se paga.
Este dualismo tiene una implicación adicional: la educación pública del sistema educativo-formal no figura entre las preocupaciones vitales de este gobierno socialista-comunista. Esta ausencia es mayor entre más segregada este la sociedad y en particular el sistema escolar. Al contrario, de hecho la educación pública o sistema educativo formal no percibe más que como fuente de problemas: déficit fiscal, huelgas magisteriales, marchas estudiantiles y de empleados administrativos y obreros
Con un Estado
hecho para servir a un gobernante Egománico, dominante, hostil y desintegrador, no será fácil para el
gobierno nuevo popular y democrático que viene en camino Dios mediante, crear
la escuela integradora y “poli-clasista” que existe en mayor o menor grado en
otros países. Este proyecto en mente del candidato de la oposición, debe
fundamentalmente tener a la base el involucramiento activo y permanente de
todos los actores en un proyecto genuinamente nacional de educación.
Entendamos por
tanto, que la educación venezolana en los momentos actuales, es uno de los
escenarios fundamentales, donde los poderes económicos de facto desarrollan sus
ofensivas ideológicas. No hay que olvidar que la lucha de clases se desarrolla
en tres planos sociales esenciales, el plano económico, político e
ideológico-cultural.
Ahora lo complejo del hecho educativo es que es un arma de doble filo, así como por un lado, puede alienar para lograr el mantenimiento del statu quo, por el otro, puede ir brindando los elementos de conciencia necesarios para la emancipación del pueblo. Nuestra lucha entonces, debe ir en la dirección de transformar la educación, como derecho de todos los venezolanos, en un factor clave para romper la transmisión intergeneracional de la pobreza y la obediencia pasiva de los pueblos a los poderes arbitrarios. Hay un inmenso camino para lograrlo amigos lectores y es el DEL PROGRESO.