sábado, 23 de junio de 2012

ZENAIR BRITO CABALLERO, ¿POR QUÉ VENEZUELA ES UNA SOCIEDAD DONDE IMPERA LA VIOLENCIA?


¿POR QUÉ VENEZUELA ES UNA SOCIEDAD DONDE IMPERA LA VIOLENCIA?
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
Empecemos por definir el vocablo castigar: Imponer castigo al que ha incurrido en una falta. Obligar a alguien a que sufra física o moralmente por haber cometido alguna falta o haber tenido un mal comportamiento. Sus sinónimos son: azotar, fustigar, vapulear, corregir, disciplinar, flagelar, golpear, meter en cintura, escarmentar.

Es éste un tema que nunca pierde actualidad y mucho menos en la Venezuela actual; siempre estará presente de generación en generación. El castigo físico, se utilizaba en las generaciones más viejas de nuestros ancestros con sus hijos, siempre y por cualquier falta por pequeña que fuera.
Creían los padres de ese entonces, que así los levantarían correctamente, con una disciplina férrea, con la creencia, que esa era la manera más adecuada para hacer de ellos, personas de bien. Los maestros o profesores a su vez, utilizaban la regla o cualquier objeto parecido, con el convencimiento que “la letra entra con sangre”.
De tal educación, no vamos a decir que todo fue malo; por el contrario, sabemos que a muchos les dio buenos resultados y sacaron hijos buenos trabajadores, honrados, decentes, virtuosos, disciplinados y otras tantas cosas satisfactorias. Pero…ahí viene lo peor: Algunos se excedían; las pelas que ellos llamaban así, eran verdaderos martirios, suplicios, torturas; con excesos cometidos por padres furiosos, casi dementes en el momento de aplicar el castigo.
Esos hijos e hijas, por el temor, por la angustia que tal reprimenda les significaba, se sometían, obedecían, y prometían no volverlo a hacer. Otros, más osados, más valientes o más rebeldes, encontraban otra solución: Volarse de la casa al llegar a la mayoría de edad; se iban a recorrer el mundo, aún en edades muy tempranas; algunos regresaban, otros no. 
Factores como la mala educación, la poca instrucción académica y la ignorancia, hacían de esos padres unos dictadores, unos verdaderos tiranos, con un dominio absoluto de su esposa y de sus hijos; estos últimos, con unos enormes traumas, que vinieron a exteriorizar en su vida adulta, con graves repercusiones en su personalidad tan duramente maltratada.
Pasaron los años; una gran mayoría de esos hijos, siguieron el ejemplo del castigo físico que les dieron sus padres, de pronto, no tan exagerado como el aplicado por muchos progenitores, pero al fin y al cabo, también castigo, con consecuencias más malas que buenas: Hijos disciplinados a la fuerza, con actitudes rígidas, estrictas, que llevaron a estas nuevas generaciones a situaciones de rebeldía, de no aguanto más y entonces, buscaron un desahogo, una liberación, en acciones no tan santas: La droga, las malas compañías, la delincuencia, la prostitución, el embarazo adolescente y esto llevó a las familias a determinaciones un tanto equivocadas, tratando de salvar a niños y jóvenes.
Hoy, en este siglo XXI de enormes adelantos científicos, de alta tecnología, de generaciones de niños y adolescentes precoces, que tienen tanto para enseñarnos desde muchos puntos de vista, tenemos a un buen número de padres que se preocupan por su educación, por su formación y han tratado a toda costa de eliminar el castigo físico, recurriendo a la disciplina de la privación, de la prohibición: ¿Te fue mal en el colegio o en la universidad? Este fin de semana no sales, no recibes llamadas, no ves televisión ni te metes en Internet.
Algunos padres hacen esto; pero aún quedan los que siguen con la aplicación del castigo físico o psicológico con insultos, vulgaridades, descalificaciones y además lo están haciendo con una crueldad increíble. La psicóloga Martha Ordóñez, publicó su libro: El castigo físico y psicológico en los niños y adolescentes y sus consecuencias.
Es un doloroso diagnóstico sobre la una y mil formas de castigo que se aplican en los hogares Latinoamericanos y Venezuela no escapa de ello. Dice la autora citada que: “Esta forma de crianza, no conduce a enseñar valores, sino que es un factor generador de intolerancia y violencia. No hay derecho a que traigamos hijos al mundo, para destruirlos por fuera y por dentro. Nos preguntamos: ¿Por qué tenemos entonces una sociedad donde impera la violencia?”Es urgente cambiar hacia una sociedad con valores y principios democráticos que solo una verdadera familia bien constituida y una educación de calidad y excelencia  logre esa transformación. Hay un camino: EL DEL PROGRESO

LA CRISIS DE NUESTRAS UNIVERSIDADES Y EL MOMENTO PARA EDIFICAR FUTURO


LA CRISIS DE NUESTRAS UNIVERSIDADES Y EL MOMENTO PARA EDIFICAR FUTURO
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
La protesta, la crítica, la acusación derechos inalienables en una verdadera y auténtica democracia, da un mensaje a los gobernantes socialistas-comunistas hoy de turno, en el sentido de inquietudes que el pueblo considera deben ser revisadas. No se trata de una actitud beligerante, es una forma de hacer sentir la voz común que de otra manera se podría extraviar en el vacío. 

El movimiento de las comunidades educativas universitarias dependientes del Estado, no se inició con su masivo levantamiento, ni con paros indefinidos: basta con hacer un juicioso seguimiento de lo que se produjo en otros escenarios, hace ya varios meses y años, para entender que los estudiantes no están solos, los Rectores de las Universidades, la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios AVERU, asociaciones de docentes y sindicatos por mencionar algunos como FAPUV y FAPICUV, habían emitido comunicados manifestándole al gobierno nacional serios reparos. 

Es histórica la oportunidad para trabajar el tema sometiéndolo a un profundo análisis en el que participen proactivamente todos los sectores de la comunidad, no solo el universitario, con miras a construir una política educativa pertinente a las necesidades del país que clama por la protección y el respeto a los derechos fundamentales, evitando comprometer a través del tiempo la viabilidad económica de las instituciones públicas, la calidad de los procesos formativos – asunto complejo en el que se engloban varios factores - y garantizando que todos los jóvenes accedan a una educación con calidad, como política de estado. 
En estos tiempos preelectorales, en los que pareciera asomar una luz en el proceso que nos lleve a generar condiciones para lograr la tan anhelada paz, sería insulso dar la espalda a un asunto perentorio como lo es la educación universitaria ¿Hasta cuándo?
Está demostrado que nunca habrá paz mientras se conviva con la ignorancia, nunca existirá futuro si no hay empleo, es imposible salir de la pobreza si no se garantiza lo esencial; la educación al igual que la salud y el derecho a una vida digna no pueden ser enfocados como negocio, como empresa con ánimo de lucro a través de un espiral en el que la tercerización, la intermediación y otros intereses terminen por conducirnos a un
fracaso similar al ya suficientemente sufrido como consecuencia de la aprobación entre gallos y medianoche, de la Ley Orgánica de Educación,
Hay que soltar ese tipo de modelos extranjeros (el socialismo-comunismo a la cubana) con esquemas fracasados entendiendo que podemos construir nuestro propio proyecto, nuestro camino, nuestro mañana. ¿Qué tal, por ejemplo, asignar los recursos de un uno por mil que se desmontara del sistema financiero, a la educación?... 
Mucho se puede sugerir desde nuestra propia creatividad. Sin embargo es necesario entender que nada bueno se obtiene cuando la radicalización conduce a desangrar lo que hoy tenemos y cuidamos con gran esfuerzo; la infraestructura de las instituciones y sus procesos administrativos deben ser protegidos y respetados con la misma firmeza con la que se protesta: eso también forma parte de una protesta sana y coherente.
Hay que evitar politizar el movimiento o que manos oscuras, con intereses muy alejados a la verdadera inquietud, se infiltren y desdibujen la noble causa. Momento histórico que exige profunda responsabilidad. Hay un camino y es EL DEL PROGRESO.