PARA
LOGRAR LA PAZ HAY QUE ELIMINAR LA VIOLENCIA
Zenair
Brito Caballero
Para que los venezolanos podamos
lograr una cultura de Paz, tenemos que empezar modificando los niveles de
violencia y agresividad en la confrontación de nuestras diferencias sociales,
políticas, religiosas, sicológicas y hasta ideológicas.
El primer paso es reconocer los
errores de percepción sobre nuestras propias verdades, y aceptar la posibilidad
de que estas verdades pueden ser modificables. Entender básicamente que la
misma naturaleza humana tiene un componente de evolución, de movimiento
permanente en un proceso indetenible de crecimiento; y ese movimiento, esa
evolución, incluye a nuestras verdades, por lo cual son susceptibles de cambiar
permanentemente.
Una vez que reconozcamos el valor del
otro ser humano ya habremos logrado el entendimiento. Luego de ese paso
estableceremos de acuerdo a esas verdades compartidas, un nuevo vínculo social
de convivencia, desprendiéndonos de nuestras ventajas en todos los órdenes
hasta nivelar lo más posible nuestra calidad humana.
La garantía de los derechos civiles,
el acceso a la alimentación, la salud, la educación, la vivienda y el trabajo
dignos; el ocio, el respeto a las diferencias, el fin de la explotación y la
utilización responsable y soberana de los recursos naturales, podrían ser los
primeros esfuerzos humanos que deberíamos afrontar para lograr la comprensión.
Luego de reconocidos nuestros valores
humanos y haber logrado la comprensión, iniciaremos una lucha en igualdad de
condiciones para alcanzar las metas de convivencia de acuerdo a nuestras
necesidades básicas. Son pasos elementales, sencillos, básicos para abordar
otras tareas posteriores de pacificación. Pasos hacia adelante por la paz, sin
violar las estructuras ontológicas, cosmológicas, ni cosmogónicas del
individuo, su origen y su visión del mundo que lo rodea.
Proponer un proyecto de cultura de
paz mas allá de estas premisas humanas es utópico, idealista, estéril, mientras
no nos reconozcamos y no entendamos la necesidad de comprendernos.
La otra labor simultánea a este
proceso que iniciemos, si queremos pensar en la paz total, o por lo menos en la
comprensión y el entendimiento posible entre nosotros los venezolanos para
tener un mundo más habitable, es transmitir estos principios a los niños desde
el hogar, la escuela y los medios de comunicación.
Desde el mismo proceso de su
concepción, las parejas tendrían que participar en la formación de un nuevo ser
humano, consciente de esas necesidades de convivencia pacífica. Este nuevo ser
humano, desde su nacimiento debe sentir, por parte de los Estados, sus
protectores, orientadores: Maestros, religiosos y medios de comunicación, entre
otros factores de influencia, los esfuerzos para convertirlo en un ser justo,
respetuoso de los otros seres humanos, solidario y fraterno.
Convertirlo en un ente y agente
multiplicador de paz. De esta manera, con estos pequeños esfuerzos prácticos,
podríamos pensar que es posible obtener resultados a mediano plazo, que nos
irían dando las pautas para avanzar con otros planteamientos y programas que
respondan a nuevos retos.
La construcción de una cultura de paz tiene que ser una acción que surja del interior de nuestro espíritu. Solo puede conquistarse la paz cuando todos comprometamos nuestra voluntad y nuestro amor en ese sentido.
Que esta lucha sea producto de la razón.
(britozenairgmail.com)
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