“EL
SER HUMANO SE HA COSIFICADO SOBREPASANDO SU DIMENSIÓN ESPIRITUAL”
Zenair
Brito Caballero
He
venido observando cada día, quizás por efecto del llamado esnobismo, que el
hombre se refugia profundamente en la
avidez, en la codicia, en la ambición de tener cada vez mayor cantidad
de dinero y cosas materiales, lo que lo ha llevado a experimentar una angustia
por subsistir o ser alguien.
Desafortunadamente,
el referente para mostrarse como exitoso en este siglo XXI ha sido el progreso
financiero, ocasionando que sus intereses sociales y económicos con frecuencia,
se confundan con los sentimientos y la espiritualidad, pues se valora a los
otros en función del dinero y las comodidades que poseen (tanto tienes tanto
vales). Esto ha llevado a la cosificación del individuo, es decir, el hombre
vuelto cosa, con un valor económico o poder que sobrepasa su dimensión humana y
espiritual.
Muchos
buscan una relación de pareja basada más en la estabilidad económica que en la
amorosa o emocional, si es profesional bien remunerada, tiene casa propia,
carro último modelo y para colmo operados sus senos y su trasero es la que
conviene a muchos (el amor y el interés fueron al campo un día, pero más pudo
el interés que el amorque le tenía), otros prefieren abandonar su perfil
profesional universitario, que le costó dinero a sus padres para ayudar a
lograrlo, por otro distinto, pero más lucrativo y una gran mayoría inicia una
búsqueda espiritual, no con el objetivo de encontrar salvación de su alma, sino
la satisfacción de sus necesidades materiales.
Llegan
a las iglesias cual santurrones piadosos buscando bendiciones económicas,
algunas veces soportadas en promesas bíblicas sacadas de contexto para
sustentar su estrategia transaccional y potencializadas por algunos
predicadores desde la televisión, la radio y en púlpitos, quienes sostienen la
premisa de: “Dios te va a bendecir con tal que bendigas a la iglesia”.
Esta
búsqueda de la ramplonería como condición sine quanon para crecer, ha hecho que
el ser humano ante la falta de control,
se refugie en antivalores que hoy se defienden como valor absoluto a seguir.
Como si el fin justificara los medios, se apela a la hipocresía, al engaño y al
fingimiento con tal de conseguir lo deseado, por ello se meten a politiqueros
chupa medias del partido de turno para que les otorguen buenos puestos de
trabajo donde meter las dos manos.
.
Lamentablemente
el ser humano está entrando en una época en la que vive según su conveniencia y
el interés que pueda representarle ciertas relaciones sociales, económicas y
sentimentales; incluso su relación con Dios ha entrado en una etapa transaccional,
mediada por la búsqueda de la riqueza o comodidad que sobrepasa la necesidad de
su salvación espiritual, de esa apertura
a la singularidad espiritual de la que hermosamente hablaba Max Scheler.
.
Desatinadamente,
hoy el hombre busca el camino del progreso material como termómetro de su nivel
espiritual; es decir, se tiene la creencia que crecer económicamente, es señal
que Dios está de nuestra parte. Cuando se manosea la palabra de Dios,
llevándola fuera de contexto o volviéndola frase de gaveta como: “Dios no
quiere que vivamos en pobreza, Dios promete bendecirte si los honras, Dios te
ha llamado a vivir como rey, es deseo de Dios que tengas más dinero”.
Quienes
no tienen un conocimiento claro de la doctrina social de la iglesia, logran
creer entender que los cristianos deben buscar más la prosperidad material o
económica en la tierra, que empezar a buscar su salvación atesorando en el
cielo. (Q error tan grande……….)
Así
las cosas, por la propia ignorancia, los creyentes comienzan a orar, a rezar y
a pedirle a Dios por más bonanza o riqueza financiera volviendo la relación con
el Señor, más utilitarista que espiritual, centrando su vida más en la búsqueda
del dinero.
Es
por eso que muchas veces cuando la bendición económica llega, la persona se
aleja de la iglesia, se olvido de Dios, pues su objeto de deseo está
satisfecho. Soy seguidora de los principios y de las enseñanzas de Jesús, mas
no evangélica y leo la Biblia que es la que nos enseña muchas verdades y
prospectivas del mundo, y cito a La Biblia en Timoteo 6:9,10, quien nos
advierte de eso diciéndonos que “Los que quieren enriquecerse caen en la
tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos.
Estos
afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la
destrucción. Porque el amor al dinero es
la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la
fe y se han causado muchísimos sinsabores”. Es necesario aclarar que la holgura
financiera no es mala en sí misma, tampoco es pecado gozar de estabilidad económica
a través de ingresos altos o tener comodidades obtenidos honradamente.
Dios
bendice cuando le place, pero aferrarnos a la fuerza del dinero y no a la
búsqueda de la salvación puede llevarnos a tergiversar el centro de nuestra
espiritualidad que es Jesús Misericordioso, porque si bien es cierto que el
dinero es necesario hoy para sufragar
nuestras necesidades básicas, también es cierto que el mismo dinero es fuente
de toda descomposición y nos puede condenar sino tenemos equilibrio espiritual,
“Pues donde tengan ustedes su tesoro, allí estará también su corazón.”
britozenair@gmail.com
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