La
contienda por la Presidencia de la República se inicia hoy 11 de marzo en
un momento de extrema urgencia para el país. Durante los recientes 14 años
de este llamado gobierno revolucionario socialista del siglo XXI, han
fallecido aproximadamente casi doscientos mil venezolanos en circunstancias
no esclarecidas por la autoridad y los responsables no han sido detenidos,
enjuiciados y mucho menos sentenciados.
A
esta realidad de inseguridad e impunidad que a diario sufrimos todos los
venezolanos y que limita nuestra libertad y seguridad personal, se añaden
problemas políticos, sociales, educativos, jurídicos, y económicos que
requieren ser atendidos con la mayor seriedad y responsabilidad por el próximo
Presidente de la República.
Por
esa razón, la discusión de las posibles soluciones a esos problemas arriba
citados, debiera ser el tema central de los 10 días señalados por el CNE en
la campaña presidencial. Pero lamentablemente no es así. Los artificios de
fraude, complots, injurias, descalificaciones, agravios y agresiones ocupan
un lugar destacado en el plan de trabajo de los abanderados del PSUV contra
sus opositores, como si el país no tuviera ya suficientes problemas.
Venezuela
no tiene tiempo que perder en la definición del rumbo que debe tomar para
hacer frente a los retos urgentes que se le presentan. Por ello, mientras
el candidato Maduro y sus seguidores comunistas se encuentran extraviados
en sus propuestas y discursos siguiendo los ideales chavistas, el
abanderado de la oposición, Henrique Capriles Radonski, parte de la premisa
central que en estos momentos el Estado venezolano es ineficaz, porque a pesar
de contar con un gran potencial económico producto de la renta petrolera y
una posición geográfica privilegiada en el mundo, tal situación no ha
sabido ser aprovechada plenamente por el gobierno socialista-comunista del
difunto Presidente Chávez, lo cual ha generado un bajo crecimiento
económico, ausencia de seguridad pública, incremento del empleo informal,
aumento de la corrupción y un sistema fiscal insuficiente, factores todos
ellos que demuestran la falta de eficacia pública.
Por
ello, Capriles representa la esperanza de una democracia de resultados, es
decir, que el régimen democrático venezolano no sólo se centre en la
igualdad en las urnas, sino sobre todo en una igualdad de oportunidades
ante la vida y que los derechos de los venezolanos no sean única y
exclusivamente ideales plasmados en la Constitución de 1999, sino una
realidad.
El
objetivo de Capriles Radonski es instrumentar mecanismos para consolidar la
sociedad del conocimiento, acelerar el crecimiento económico, paliar la
pobreza, fortalecer la seguridad pública y el sistema de procuración e
impartición de justicia, reconducir la política exterior para posicionar a
nuestro país en el ámbito global y crear las vías para una reforma fiscal
que dote al Estado de los recursos suficientes para hacer frente a sus
responsabilidades.
De
esta forma, la de Henrique Capriles Radonski es una propuesta integral que
atiende de forma transversal los problemas que aquejan al país, mientras el
otro candidato comunista impuesto por el gobierno cubano y el fraude
constitucional del TSJ, se caracteriza por los atributos de siempre
copiando al fallecido Chávez, y que no son precisamente ni la
responsabilidad ni la capacidad de proponer soluciones, en 14 años de
gobierno socialista-comunista.
Por
tal razón, puedo señalar que Henrique Capriles Radonski es el mejor
candidato presidencial para esta Venezuela agonizante, y a partir de hoy
que se inicia este proceso electoral tendrá la oportunidad de demostrarlo
ante toda Venezuela con sus excelentes propuestas. Hay un camino y una
esperanza para nuestro país.
NO AL SOCIALISMO-COMUNISMO CUBANO Y SI A LA
DEMOCRACIA DEL PROGRESO.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario