“LOS VENEZOLANOS UNIDOS
PODEMOS LOGRAR EL CAMBIO”
Zenair Brito Caballero
(britozenair@gmail.com)
Hay
reclamaciones y solicitudes históricas en el almanaque de un país.
Particularmente, creo que en Venezuela hoy nos toca vivir los tiempos de un
verdadero cambio hacia una auténtica democracia, tiempos de transformación, de
metamorfosis total.
Este es el
momento en que todos los venezolanos y venezolanas debemos estar unidos por la
democracia. Más que nunca tiene vigencia el viejo coro elevado por el pueblo democrático
venezolano ante la pretendida candidatura del teniente coronel para perpetuarse
en el poder: “El pueblo unido, jamás
será vencido”.
Los
venezolanos y las venezolanas deseosos del cambio nos necesitamos en todos los
sentidos. Precisamos sacar a los pícaros, taimados, socarrones y astutos del
poder, y sobre todo a los gobernadores y alcaldes rojos rojitos que cuales
maestros del cinismo, descaro, desfachatez e impudicia, los todavía impunes, los que perdieron el
hábito del bien, de la honestidad, los que utilizan su maquinaria mental para
ir moviendo las piezas del tablero rojo rojito según cómo sopla el viento.
Torcer el
curso de la voluntad popular en las votaciones es un engaño sui géneris. Es un
crimen mayúsculo que no puede perecer nunca. Nos han venido encima gobierno
nacional, estadal y municipal: mentirosos, farsantes engañadores del pueblo. Malos vientos y malos
olores tienen esos gobiernos.
Por cierto, el
oficialismo actual, busca en el poder rojo rojito volverse costumbre, hábito,
moneda corriente, perpetuidad. Claro que los oficialistas tienen todo el
aparato estatal a su favor para seguir acomodados en sus sillones
presidenciales, de gobernaciones y alcaldías.
Pero
nosotros, todo el pueblo venezolano verdaderamente democrático, tenemos a
nuestro favor las ganas suficientes de vivir en un país donde la delincuencia
desbordada, el asesinato, el robo, el atraco, el asalto a mano armada, el
secuestro y el delito en las calles no sean el susto de cada día.
Ganas tenemos
de trabajar en nuestro país, donde están nuestras querencias, nuestras
familias, parientes y amistades y no en suelo extranjero, comiendo –diariamente-
quién sabe cuántos insultos, humillaciones, afrentas y desprecios por ser
venezolanos o venezolanas.
El éxodo de
miles de compatriotas representa, hoy por hoy, el mayor desagüe venezolano. ¿O
no es así amigos lectores? Este gobierno revolucionario socialista-comunista no
tiene fórmulas morales para la patria pues el estigma del chantaje y de la
impunidad le resta todo tipo de méritos.
Lastimosamente,
en los barrios marginales y en el interior del país, muchos compatriotas
pobres, humildes y desempleados aún se dejan guiar por las hurras, por el
alcohol, por el color rojo rojito y por los ofrecimientos de las llamadas misiones (pura muela) en
nombre del teniente coronel a la hora de votar.
Venezuela
sale perjudicada, lesionada, afectada y descalabrada con los votos de mucha de
esta gente, quienes, víctimas de su ignorancia o de la desesperación que los
lleva a prenderse de cualquier suma de dinero ofrecido a cambio de su voto,
entregan el país a un tropel de facinerosos
Para las elecciones
del 7 de octubre, todos nos necesitamos. Debemos terminar con el reinado de los
rojos rojitos, socialistas-comunistas-oficialistas, para dar lugar a la alternancia,
a gente de proyectos democráticos diferentes, a gerentes auténticos, a un
dirigente como Henrique Capriles para que luche por el progreso de Venezuela. En
definitiva a otros aires.
Si la familia
venezolana viene desmembrándose como consecuencia del éxodo, llegaremos (si es
que ya no llegamos) a ser lo que fue Chile en la Dictadora de Pinochet y en la
Cuba comunista de Fidel Castro. Los hijos y las hijas penan aquí, mientras las
madres o los padres trabajan en tareas urgentes en España o en Estados Unidos.
El gobierno revolucionario
está prisionero del desenfreno. Y su corrupción es la malversación directa a
los bolsillos del pueblo. Esta es una realidad que nadie puede refutar. Estoy
diciendo una verdad clara y básica como el agua o como un templo. El pueblo democrático
firmemente unido contra la maquinaria estatal puede dar, por fin, en las elecciones
presidenciales del próximo7 de octubre, una segunda derrota y un corte final a
tanta sangría de este nefasto gobierno revolucionario socialista-comunista. Hay
un camino que debemos seguir y es EL DEL PROGRESO
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