“COMPROMISOS
COMPARTIDOS”
Zenair
Brito Caballero
El
proceso de educación de cada ser humano se inicia en casa y continúa en las
instituciones educativas. Lo anterior significa, por supuesto, que existe un
contexto de formación primario y uno secundario. El primero está constituido
por los miembros de la familia y el segundo, por los miembros de las
comunidades educativas.
Aunque debe promoverse una colaboración entre ambos, los agentes de formación (padres, docentes y otros cuidadores) ejercen funciones exclusivas y a la vez complementarias en cada uno de ellos. Aunque los roles de cada contexto de formación están claramente definidos, por lo menos en cuanto a la teoría se refiere, en la práctica existe confusión al respecto.
Lo
anterior genera caos al interior de las familias y de las instituciones
educativas. Ambas partes exigen el cumplimiento de las responsabilidades
formativas que cada una asume que tiene la otra. Sin embargo, tales acciones no
sobrepasan el plano de la controversia y al final, las diferencias de opinión
se perpetuán generando escasas respuestas ante la necesidad de los niños y
adolescentes de recibir una formación integral.
Hoy
en día, la situación económica obliga a la gran mayoría de padres y madres a
trabajar fuera de casa para vivir con cierta holgura. Así el cumplimiento de
los compromisos laborales los mantienen lejos de sus hijos un número
considerable de horas al día.
Por
tal razón, los padres optan por delegar el cuidado de sus hijos a terceros,
que, con frecuencia, son empleados de confianza, guarderías o tareas dirigidas.
Lastimosamente, de nuevo por razones económicas, contratan a personas bien
intencionadas pero poco preparadas para tan importante labor.
Resulta
poco conveniente que los padres de familia dejen de ejercer su rol y esperen
que el personal de los colegios supla sus funciones parentales. Las
instituciones educativas no se pueden convertir en los padres de familia,
porque en esa medida, ninguna de las dos instituciones podrá desempeñar su rol
a cabalidad.
Sin
embargo, muchos padres de familia aspiran que las instituciones educativas
ejerzan las funciones que tradicionalmente les competen a ellos y dan por
sentado que el personal de dichas instituciones es quien debe enseñar a sus
hijos aspectos tales como: hábitos de aseo e higiene personal, hábitos de
alimentación, valores éticos y morales y en general, normas de urbanidad y
buenas costumbres.
En
casos más extremos, algunos padres también esperan que aspectos relacionados
con la religión, la socialización y la sexualidad también sean abordados en
primera instancia por el personal de las instituciones educativas.
Sin
embargo, la realidad es que antes de su ingreso a una institución educativa, lo
deseado es que el niño haya recibido un ABC en estos aspectos de mano de sus
padres porque de lo contrario el proceso de adaptación escolar, no solo en
niños sino también en adolescentes, puede llegar a ser un verdadero dolor de
cabeza para el hijo y para sus padres
.
Las
instituciones educativas deben y pueden brindarles a los padres de familia y a
sus hijos la colaboración que requieren, para que la tarea que se inició en el
ambiente familiar, tenga continuidad en el ambiente escolar. Así, ambas partes
se apoyarán y acompañarán en el proceso de crianza y de escolaridad del
hijo-alumno, sin que haya lugar a una sustitución de roles.
Si
los agentes de formación, no desempeñan el rol que les compete con los niños y
adolescentes, seguiremos preguntándonos por qué las nuevas generaciones no
muestran modales de educación, no resuelven problemas de forma asertiva, no se
proponen alcanzar metas, no asumen responsabilidades, no muestran capacidad de
sacrificio o de espera, entre muchas otras conductas a las que con frecuencia
hacemos referencia, responsabilizándonos unos a otros de tal realidad
.
En
ocasiones considero que la sociedad en general se encuentra en deuda con las
nuevas generaciones, ya que sin haber establecido bases sólidas en sus vidas,
pretende que los niños y adolescentes cumplan con miles de requisitos a muy corta
edad, sin ningún tropiezo y en todos los ámbitos de la vida (personal,
familiar, académico, profesional, espiritual, entre otros). Así expuesta la
situación, las expectativas resultan poco realistas. !!!!!!Piénselo papá, mamá,
maestro o profesor y reflexione¡¡¡¡¡¡ britozenair@gmail.com
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