“SI SOMOS FELICES PODREMOS TRASMITIR LA FELICIDAD”
Zenair Brito Caballero
Tal como los peregrinos
llevan un pesado morral en la espalda, cada ser humano lleva una carga en el
alma, donde se esconden nuestros sufrimientos y alegrías, esperanzas y
desventuras, odios y amores, fantasías que a veces se convierten en la guía de
nuestras vidas. En ocasiones, también nos cargamos con las angustias de
la familia, de nuestra pareja, de un hijo, de un amigo, en un intento por
ayudar a superar sus problemas y dolores a quienes están cerca de nosotros.
Pero a pesar que es tan
lindo pensar que podemos ayudar a alguien a librarse de su carga sicológica,
debemos ser cautos y aprender a colmar la mente de aspectos positivos y a
tratar de olvidar todo aquello que no podemos resolver, pero que produce más
pesada la bolsa que llevamos.
La valentía y la
fortaleza de la voluntad, nos permite vencer el miedo y no quedarnos
paralizados ante las dificultades, así como responder con firmeza a las
exigencias de nuestra vida. También supone defender nuestras convicciones y
valores, aunque eso en muchos casos provoque críticas e intolerancia.
La Integridad personal
se compone de rectitud, honradez, sinceridad y la capacidad de saber defender
las propias creencias y valores. La persona con esta cualidad asume sus errores
y los reconoce, y tampoco tiene ningún problema de señalar los errores de los demás.
Muestra sus intenciones, ideas y sentimientos, aunque haya quien no las
comparta y cumple sus compromisos y sus promesas en el entorno personal, social
y laboral.
La vitalidad de nada
sirve si nuestra mente se obnubila de tristezas, sufrimientos y errores propios
o ajenos. La fortaleza vital implica que la persona pone pasión en las tareas
que ejecuta y muestra entusiasmo por el hecho mismo de vivir. Lo contrario es
la desgana, falta de energía y por último, la tristeza o depresión.
Pero si a esa carga que
llevamos en el alma, se llena de frustraciones, miedos, esperanzas y proyectos
no logrados, y además le sumamos las miserias y sufrimientos de quienes nos
rodean, nos dificultan el camino y no nos permiten disfrutar la vida.
Es como si fueran piedras
que llevamos en la espalda y no nos dejan caminar con libertad. Es necesario,
entonces, elegir entre las piedras preciosas y las que no tienen valor, las
cosas importantes y las que no lo son, los problemas de seres más cercanos y de
aquellos que no nos incumben.
Entonces hay que
descargar esa "mochila", y para eso hay que hacer un alto en el
camino de nuestra vida y observar qué es lo que más nos hace sufrir o qué nos
lleva a la alegría y la felicidad.
De esta manera podemos
decidir qué es lo que podemos tratar de tirar y qué debemos conservar para
aligerar la carga. Una vez que sea más ligera, nos permitirá comenzar nuevas
experiencias y explorar nuevos caminos adonde pueda llevarnos la vida y buscar
la forma de ser felices.
Porque ésta es nuestra
obligación para con nosotros mismos y quienes nos rodean. Si somos felices
podremos trasmitir esa felicidad, esa alegría a quienes nos acompañan en el
camino de la vida y así nos veremos rodeados de quienes realmente nos quieren y
su felicidad también será la nuestra.
Así, si podemos
conservar lo que es realmente importante y tirar todo lo superfluo, y además de
aceptar que quienes están junto a nosotros nos ayuden a llevar la carga,
podremos conservar los pensamientos positivos y los buenos recuerdos, que
pueden ser las alas que faciliten, -a pesar de las dificultades y los
sufrimientos-, poder llevar una buena calidad de vida. britozenair@gmail.com
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