jueves, 31 de mayo de 2012

“TENER MIEDO A SER LIBRES NO ES LO MISMO QUE TENERLE MIEDO A LA LIBERTAD


“TENER MIEDO A SER LIBRES NO ES LO MISMO QUE TENERLE MIEDO A LA LIBERTAD
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)

En la Venezuela actual –en la que la propaganda política es tan infalible como las ofertas de liquidación de las tiendas en los Centros Comerciales- EL MIEDO ES EL REY, pues, de su graciosa voluntad depende la vida, hasta donde alcanzan a ver los ojos; el miedo es, al COMANDANTE PARLANTE y a sus seguidores violentos, al CNE y el que por si aun titubeas, hace el escrutinio final.  

Y, así, el verbo se hizo miedo, porque él es el origen de todo. El miedo es el que nos ata las manos; nos borra la memoria; nos espanta el sueño; nos hincha los pies; nos tapa la boca para que no opinemos. El miedo –tengo miedo de decirlo- es la excusa para no cambiar las cosas desde que aprendimos que más vale ladrón conocido que ladrón ganoso por conocer; y que en boca cerrada no entran moscas.

El miedo es tan eficaz, como cultura política, como ideología subyacente, como triple moral, que el mecanismo de defensa del individuo (da miedo saber que se le tiene miedo a todo) es reproducir la causa que lo promueve, porque da más miedo (que el miedo mismo) saber: qué se siente no tener miedo. Pero, tener miedo a ser libres no es lo mismo que tenerle miedo a la libertad, en tanto ésta es sólo el supuesto que nos faculta para: elegir dónde viajar; escoger el trabajo que más nos guste; comprar lo que queremos. Sin embargo, esa libertad, ese supuesto metafísico, desaparece cuando se mide lo ancho y largo del bolsillo, porque es la que nos impide ser libres.

Esa diferencia, aparentemente baladí, es la clave para transformar la sociedad venezolana antes de que sea demasiado tarde, o sea antes que le tengamos miedo a las dos cosas como si fueran una sola. Esto último lo ha aprendido, muy bien, el pueblo venezolano en 14 años de socialismo-comunismo; esto último lo ha vivido, muy mal, a fuerza de tanto ser un damnificado que sólo necesita estirar la mano para comer, o abrir el sobre para gozar la remesa.

Por eso, surten efecto las amenazas que le hace en las elecciones: “si votas por los majunches, ya no recibirás más remesas”, y entonces tiene miedo a ser libre, tiene miedo a dejar de ser esclavo del dinero ajeno que – ¡Ah, dicha para que fuera eterna!- le permite ser esclavo del sistema, y del consumo visual, y del conformismo real.

El venezolano, como fiel exponente del latinoamericano sumiso, está siendo sumergido en el pantano del miedo. Le dicen que la delincuencia está peor cada día –según lo atestigua, entre lágrimas, la mamá de uno de los muchos asesinados cada día, quien jura que su hijo no andaba en malos pasos- pero, al mismo tiempo, le aseguran que este país vale la pena por su socialismo revolucionario y que se va a fomentar el turismo, para que medio mundo venga a ver la maravilla de país que somos.

Entonces, surge la incertidumbre, y la incertidumbre lleva al miedo, y el miedo a la amnesia, y la amnesia a ser conservadores en política… y ser conservadores nos lleva a la estupidez. No le tememos a la libertad de expresión (abstracto impersonal que se cree exclusivo de los medios de comunicación) pero, le tenemos miedo a defender y producir nuestras propias ideas, porque le tenemos miedo a ser libres de pensar.

No le tememos a la democracia, pero le tenemos miedo a ser democráticos o a elegir gobiernos populares (distinto al populista). No le tememos a la crítica, pero, le tenemos miedo a ser críticos sociales, porque tememos llenarnos de dudas, y... como de lo único que no cabe duda alguna es de quién nos explota, volvemos a votar por él.

Ese miedo a ser libres es una baratija que nos venden los socialistas-comunistas a través de su partido PSUV. Nos ofrecen la baratija y los que se lo creen–como el tonto Juan Bimba- la compran  sin regateo. El gobierno socialista-comunista es quien fomenta el miedo que se le debe tener a su tiranía, y por eso inaugura sus campañas electorales en sus medios gobierneros y en las cadenitis permanentes. Se inaugura ahí –insinuación macabra de impunidad- para que entiendan lo que va a significar no votar por ellos –el vivo a señas y el tonto a balazos-

No le tememos a la injusticia, pero le tenemos miedo a ser justos con nuestros hermanos; no le tememos al futuro, pero, le tenemos miedo a soñar un mundo mejor… le tenemos miedo a la utopía colectiva. No le tememos a la historia, pero le tenemos miedo a escribirla, a hacerla, por lo que nos contentamos con sufrirla. Pero también, cuando siendo funcionario de gobierno, se reproducen los mismos vicios de la izquierda, se está expresando, a gritos, que se le tiene miedo a ser libres. Hay un camino a esa libertad EL DEL PROGRESO.

miércoles, 30 de mayo de 2012

¿POR QUÈ VENEZUELA TIENE UNA DE LAS PEORES EDUCACIONES DEL MUNDO?


¿POR QUÈ VENEZUELA TIENE UNA DE LAS PEORES EDUCACIONES DEL MUNDO?
Zenair Brito Caballero* (britozenair@gmail.com)
La información aparecida en los medios impresos y en los noticieros televisivos, que la Asamblea Nacional ha venido recortando sustancialmente el presupuesto de las universidades públicas no genuflexas al gobierno socialista-comunista es verdaderamente indignante y los gremios de docentes, empleados administrativos y obreros han tenido que ir a paros durante esta semana.
Recuerdo hace varios meses,  en una de mis columnas de opinión haber elogiado el programa de donaciones a las escuelas básicas de “computadoras Canaimitas” como una necesidad imperiosa para la educación y para cerrar la brecha entre quienes pueden y quienes no pueden pagarse un ordenador o computador personal. 
Tal parece que en este país todo proyecto positivo, constructivo y digno de elogios termina por ser condenado al “oparei” por la falta de interés, la necedad o la mala voluntad de algún sector decisivo. Confirman estos hechos lo que he venido escribiendo en muchos artículos de opinión: “…el mantenimiento de niveles de pobreza mucho más altos de lo que justifican las limitaciones de la economía del país y la persistencia de las miserias de nuestro catastrófico sistema educativo no son una casualidad, sino a la vez causa y consecuencia de la necesidad de los corruptos de unos “consumidores” que les permita sostenerse en los puestos de decisión y responsabilidad a través del clientelismo político”. 
Entretanto, en el último estudio internacional sobre educación en la región, Venezuela aparece entre los últimos países en todos los niveles de enseñanza y en todos los aspectos analizados; la Asamblea Nacional, que infló irresponsablemente la gran mayoría de los rubros, incluyendo los ingresos a la Fuerza Armada y a los gastos presidenciales, en cambio recorta drásticamente el dinero destinado a las universidades públicas no afectas a su ideología, para lograr que no se apliquen las normas de homologación, que los estudiantes universitarios no tengan acceso a la investigación, a la extensión, a buena comida en los comedores y al menos aumentar las pírricas becas estudiantiles.
Es realmente indignante y pinta de cuerpo entero a nuestros legisladores en particular y a nuestra clase política en general. Casos como este ya no se pueden adjudicar a la falta de ética o a la indiferencia social, sino que se trata de abierta y descarada mala fe. 
Siempre he defendido la institucionalidad del Estado de derecho y creo firmemente que la peor democracia con el peor de los parlamentos posibles es en todos los casos mucho mejor que cualquier autoritarismo, sea de la tendencia que sea(de izquierda, de centro o de derecha). Pero hay que reconocer que nuestros legisladores –varios de ellos honorables de título, pero deshonrosos de acciones– se especializan en dar argumentos valederos a cuanto aventurero propone “que es lo que se debe hacer en el Parlamento”. 
Un estudiante que sale de una universidad sin saber manejar bien una computadora y utilizar internet  para ser un investigador, es un candidato seguro a una vida adulta, en el mejor de los casos, de trabajos manuales mal remunerados y, más probablemente aún, de marginalidad y desempleo, cuando no de delincuencia.  
Cuesta creer que se esté boicoteando a propósito la educación pública universitaria que tiene rectores opositores, pero ¿Qué otra explicación cabe de medidas definitivamente destinadas a obstruir cualquier intento de mejora educativa?
Ante casos de pasividad y de desinterés se podría argumentar que simplemente no entienden la esencial interrelación entre educación y progreso económico y social que siempre ha sido muy íntima, pero que hoy por hoy es la clave de cualquier crecimiento económico y cualquier desarrollo social sostenible. 
Un país que es lo suficientemente rico para incrementar los ingresos de los legisladores, para comprar armamentos y para regalar a otros países de igual ideología no puede ser al mismo tiempo tan pobre para carecer de recursos que invertir en la educación universitaria del sistema educativo formal.
Pero evidentemente, la educación superior no solo no es una prioridad, sino que es una molestia, es una piedrita en el zapato de los que gobiernan para el modelo de acción política  socialista-comunista que hoy se ha pretendido imponer en el país. Cuanto mayor nivel educativo tienen las personas, menos probable es que vendan cédulas o que voten al color de un pañuelo rojo-rojito en lugar de a la calidad o moralidad de un candidato.
Cuanto mayor es el nivel de formación y mejor la oportunidad de conseguir buenos trabajos de una persona, menor es su dependencia del clientelismo. Cuanto mayor es el acceso a información y conocimiento –y en eso internet es una fuente inagotable– más difícil resulta basar la acción electoral en publicidades engañosas y promesas imposibles de cumplir.
¿Qué la falta de educación también empobrece al país? Eso no preocupa mucho a los que pueden subirse el sueldo a sí mismos o regatear con tráfico de influencias. ¿Qué en un ambiente de educación catastrófica es imposible generar un desarrollo social sostenible? Eso no tiene importancia para quienes se benefician del clientelismo político basado en la injusticia social.  
En resumidas cuentas: no creo que sea casual la miseria educativa del país. Es el resultado de una clase dirigente y que socialista-comunista, que prefiere una ciudadanía pobre, con poca educación y ninguna cultura cívica para continuar perpetuándose en el poder.

“LA VIOLENCIA EL MIEDO Y EL PODER POLÌTICO”


“LA VIOLENCIA EL MIEDO Y EL PODER POLÌTICO”
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
La violencia es como una larga e irregular escalinata que al llegar a la cima, encuentra un barranco profundo y oscuro; no tiene la forma de una pirámide, que comienza ancha en su base y termina angosta en la cúspide.  Del latín la palabra “violentus”, violento, viene de “vis”: fuerza, poder, violencia.  Del diccionario RAE XXII edición, violentar es “aplicar medios violentos a cosas o personas para vencer su resistencia”. 
Lo violento “está fuera de su natural estado, situación o modo… que se ejecuta contra el modo regular o fuerza de razón y justicia…”  La violencia es contagiosa, se extiende por el temor, por el miedo y la incertidumbre, brota del poder en cualquiera de su multitud de formas y manifestaciones privadas y públicas.  Es de carácter viral y endémico,  hay que atenderla con prontitud, antes que inicie el ciclo de su evolución y avance en sus estragos.  El rumor genera miedo ante lo desconocido, ante el mal que se siente y desconoce, es epidemiológico. 
La ley de Newton, no es sólo una ley de la física, es una ley social: “a toda acción corresponde una reacción igual o mayor”. El odio y el terror, se engendran mutuamente.  Ejerce la violencia el empleador que no cumple sus obligaciones laborales contra el trabajador quien necesita el salario y se acomoda a las condiciones denigrantes que le impone; el presidente  venezolano socialista-comunista haciendo su voluntad por encima de la opinión mayoritaria del pueblo  o del grupo a quien dice “representa”, sin discutir, sin consultar, porque siente en su envestidura el carácter mesiánico y providencial de su posición, que termina, de tanto insistir, creyéndosela, busca ansioso la hegemonía, se siente imprescindible, su voz se alza entre las multitudes o entre las minorías sobre las cuales su poder ejerce una fuerza que doblega voluntades.
 La historia humana amigos lectores ha sido la historia de la violencia y Venezuela no es la excepción, Desde el poder, con su “visionaria, alucinada” y comúnmente centralista interpretación del mundo, desde lo erudito, emotivo y dependiente, desde la superioridad racial, cultural, material y psíquica, desde la investidura legítima o ilegítima, se violentan las cosas y las personas para doblegar su resistencia y someterlas al redil de aquello que quien manda, decide, controla, dice qué es lo bueno o lo malo, lo que conviene y no conviene, lo que debe gustar y disgustar.  Esa fuerza, por encima de todo, llámese mercado, partido político, iglesia, ejército, policía, estado, juez, empresa… 
La violencia, aceptémoslo con repugnante indignación, es producto del conflicto cotidiano que el ejercicio del poder ha ejercido en la sociedad venezolana en la cual vivimos y seguiremos viviendo, hasta que no llegue un momento en que, habiendo rebasado sus límites, colapse nuestra existencia individual y social, porque la violencia en su más visible y extrema manifestación provoca la confrontación
Violencia amigos, es someter al desempleo, al analfabetismo, a la ignorancia, a la inseguridad, a la enfermedad, al abandono, a la orfandad, al olvido, a la denigración,… ¿Puede ser la violencia legítima e ilegítima, justificada o injustificada? Depende, quien la ejerza y tenga la capacidad para justificarla, puede hacerla lícita o legítima, si tiene el poder suficiente para hacerlo desde lo real;  desde lo ético, que no siempre prevalece,  sólo es legítima y justificada, aquella que reacciona para sobrevivir ante la violencia de origen que pretende destruirlo o someterlo,  es un proceso natural, lógico, humano y físico.
 La violencia engendra violencia, es una trampa de la que no se sale. Desde la doctrina norteamericana se ha hablado de la “guerra preventiva”. Desde la historia, en la “guerra santa”, desde católicos, judíos y musulmanes,  desde las Cruzadas, en la Conquista se ha usado el nombre de Dios.
La debilidad es la locura, la fuerza se desborda y las acciones traspasan lo razonable, esa es la más evidente señal de su agonía.  Una forma de poder muere y otra surge inmediatamente,  alguien que lo representa deja de existir y una nueva figura se levanta de las cenizas del otro, reniega del antecesor, promete ser distinto, pero poco a poco, a medida que acumula en sus articulaciones la energía de esa fuerza invisible y necesaria,  se va pareciendo mas y mas a eso de quien antes renegó. 
Así es la historia señores, un drama, una comedia,  un juego de ajedrez. Solamente el poder, cuando es pequeño, puede ser más ampliamente compartido; cuando crece, se concentra, precisamente eso lo hace crecer hasta un punto determinado, después evoluciona, muta y muda, se diluye una forma y figura, y surge creativamente en otra que a fin de cuentas no deja de ser la misma en otra época y circunstancia, más sutil o burda.   

“LA VIOLENCIA EL MIEDO Y EL PODER POLÌTICO”


“LA VIOLENCIA EL MIEDO Y EL PODER POLÌTICO”
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
La violencia es como una larga e irregular escalinata que al llegar a la cima, encuentra un barranco profundo y oscuro; no tiene la forma de una pirámide, que comienza ancha en su base y termina angosta en la cúspide.  Del latín la palabra “violentus”, violento, viene de “vis”: fuerza, poder, violencia.  Del diccionario RAE XXII edición, violentar es “aplicar medios violentos a cosas o personas para vencer su resistencia”.
Lo violento “está fuera de su natural estado, situación o modo… que se ejecuta contra el modo regular o fuerza de razón y justicia…”  La violencia es contagiosa, se extiende por el temor, por el miedo y la incertidumbre, brota del poder en cualquiera de su multitud de formas y manifestaciones privadas y públicas.  Es de carácter viral y endémico,  hay que atenderla con prontitud, antes que inicie el ciclo de su evolución y avance en sus estragos.  El rumor genera miedo ante lo desconocido, ante el mal que se siente y desconoce, es epidemiológico.
La ley de Newton, no es sólo una ley de la física, es una ley social: “a toda acción corresponde una reacción igual o mayor”. El odio y el terror, se engendran mutuamente.  Ejerce la violencia el empleador que no cumple sus obligaciones laborales contra el trabajador quien necesita el salario y se acomoda a las condiciones denigrantes que le impone; el presidente  venezolano socialista-comunista haciendo su voluntad por encima de la opinión mayoritaria del pueblo  o del grupo a quien dice “representa”, sin discutir, sin consultar, porque siente en su envestidura el carácter mesiánico y providencial de su posición, que termina, de tanto insistir, creyéndosela, busca ansioso la hegemonía, se siente imprescindible, su voz se alza entre las multitudes o entre las minorías sobre las cuales su poder ejerce una fuerza que doblega voluntades.
 La historia humana amigos lectores ha sido la historia de la violencia y Venezuela no es la excepción, Desde el poder, con su “visionaria, alucinada” y comúnmente centralista interpretación del mundo, desde lo erudito, emotivo y dependiente, desde la superioridad racial, cultural, material y psíquica, desde la investidura legítima o ilegítima, se violentan las cosas y las personas para doblegar su resistencia y someterlas al redil de aquello que quien manda, decide, controla, dice qué es lo bueno o lo malo, lo que conviene y no conviene, lo que debe gustar y disgustar.  Esa fuerza, por encima de todo, llámese mercado, partido político, iglesia, ejército, policía, estado, juez, empresa… 
La violencia, aceptémoslo con repugnante indignación, es producto del conflicto cotidiano que el ejercicio del poder ha ejercido en la sociedad venezolana en la cual vivimos y seguiremos viviendo, hasta que no llegue un momento en que, habiendo rebasado sus límites, colapse nuestra existencia individual y social, porque la violencia en su más visible y extrema manifestación provoca la confrontación
Violencia amigos, es someter al desempleo, al analfabetismo, a la ignorancia, a la inseguridad, a la enfermedad, al abandono, a la orfandad, al olvido, a la denigración,… ¿Puede ser la violencia legítima e ilegítima, justificada o injustificada? Depende, quien la ejerza y tenga la capacidad para justificarla, puede hacerla lícita o legítima, si tiene el poder suficiente para hacerlo desde lo real;  desde lo ético, que no siempre prevalece,  sólo es legítima y justificada, aquella que reacciona para sobrevivir ante la violencia de origen que pretende destruirlo o someterlo,  es un proceso natural, lógico, humano y físico.
 La violencia engendra violencia, es una trampa de la que no se sale. Desde la doctrina norteamericana se ha hablado de la “guerra preventiva”. Desde la historia, en la “guerra santa”, desde católicos, judíos y musulmanes,  desde las Cruzadas, en la Conquista se ha usado el nombre de Dios.
La debilidad es la locura, la fuerza se desborda y las acciones traspasan lo razonable, esa es la más evidente señal de su agonía.  Una forma de poder muere y otra surge inmediatamente,  alguien que lo representa deja de existir y una nueva figura se levanta de las cenizas del otro, reniega del antecesor, promete ser distinto, pero poco a poco, a medida que acumula en sus articulaciones la energía de esa fuerza invisible y necesaria,  se va pareciendo mas y mas a eso de quien antes renegó. 
Así es la historia señores, un drama, una comedia,  un juego de ajedrez. Solamente el poder, cuando es pequeño, puede ser más ampliamente compartido; cuando crece, se concentra, precisamente eso lo hace crecer hasta un punto determinado, después evoluciona, muta y muda, se diluye una forma y figura, y surge creativamente en otra que a fin de cuentas no deja de ser la misma en otra época y circunstancia, más sutil o burda.  

martes, 29 de mayo de 2012

AVANCES ¿O RETROCESOS?


AVANCES ¿O RETROCESOS?
ZENAIR BRITO CABALLERO britozenair@hotmail.com
¿Por qué progresan los pueblos? Seguramente avanzan más rápido aquellos que previamente han invertido en educación, instruyendo a sus habitantes para que juntos o separados pero organizadamente participen de un plan elaborado desde un buen gobierno democrático
En plena discusión sobre la pobre calidad de la educación venezolana, es bueno plantearse si este gobierno que se dice socialista-comunista y por lo tanto humanista (y humanizado) tiene claro que los seres humanos que habitan el país serán quienes decidan con sus actos la felicidad o la infelicidad futuras. Nadie puede discutir la enorme diferencia en el trato material hacia los sectores más desposeídos.
Los planes en marcha con las llamadas misiones han permitido que gigantescas masas de habitantes marginados tengan al menos los elementos mínimos de supervivencia. Estas masas han estado y siguen estando ocultas a los ojos de la mayoría. Pero de tanto en tanto algunas puntas se salen del área asignada como territorio e invaden otras áreas a través del delito. Comen y se visten un poco pero no por ello mejoraron su intelecto.
De todos modos hay que convenir en que un trato “socialista-comunista” de los sectores necesitados aún no ha permitido salir de cuadros vergonzantes que caracterizaron las décadas pasadas. Si el plan de ayuda a través de las misiones es o no suficiente importa tan poco como que algunos hayan malentendido la ayuda. Será en todo caso motivo de acumulación de experiencias para la discusión casi eterna de ¿qué hacer con los pobres? Lo que en cambio aterra de verdad es la marcha atrás constante que la educación sigue teniendo en el país combinando bajo rendimiento en escuelas y liceos con fuertes cambios culturales.
Esta explosiva mezcla hace que los jóvenes de hoy imiten todo lo malo con una facilidad de asombro. Se inclinan por conductas predilectas de los delincuentes, hablan con el estilo de ellos, se pintan el cabello y caravanean en motos y carros con resonadores, como seres que desconocen por completo la ética y la armonía y hacen de la violencia su programa preferido de televisión. Además, el delito aumenta, y la edad para delinquir o prostituirse disminuye. ¡Vaya problema el que tenemos en Venezuela!
Porque si era lógico esperar de un gobierno revolucionario socialista-comunista del siglo XXI que dice ser “humanista” la puesta en marcha de un feroz, agresivo y revolucionario programa de educación, nos hemos topado con la sorpresa de que la costumbre de “dejar pasar la historia” no era patrimonio de aquellos gobiernos que se llevaron la acusación de liberales, capitalistas y desalmados. El dedo acusador ya no sabe a dónde apuntar y lo peor sería concluir que todos los gobiernos son igualmente ineficientes a la hora de las grandes transformaciones, incluso éste que prometía “hacer temblar las raíces de la República”.!POR FAVOR!
Es increíble concluir que con casi 14 años después de puesta en marcha una oportunidad inmejorable para cambiar a Venezuela, no solamente no se haya encarado un programa de transformaciones sino que esté instalada una clara pelea entre la educación oficial que demanda presupuestos y el gobierno comunista que se hace de rogar, al mismo tiempo que celebra el crecimiento de la recaudación impositiva a niveles nunca antes alcanzado. Son tan pocos los años que separan al niño(a) del adulto que al país se le va todos los días la posibilidad de formar mujeres y hombres transformadores y creativos.




“MERCADERES DE ILUSIONES Y SUEÑOS”


“MERCADERES DE ILUSIONES Y SUEÑOS”
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
Desde siempre, en fines de semana soleados y nutridos de personas, a mercadillos citadinos, rebosantes de astucia y mañas se asoman locuaces personajes que arman rueda, para quitarles las monedas a señores y señoras curiosas, a muchachos ingenuos, a dependientes irresponsables, y a señores de experiencia.
Es una ronda en la que todos caen porque la palabrería cautiva, porque la mercancía deslumbra, porque la aglomeración impide ver de lejos, y porque la inercia de la rueda arrastra hacia el interior de un escenario en el que todo se transforma para que nada pase.
Transcurren las horas, los pisotones se intensifican, la fetidez se consiente, la conciencia se amodorra, el espíritu se aleja, y los cuerpos desfallecen sobre los cuerpos mientras los encantadores se alejan con los turbantes llenos.
Al atardecer, o mucho antes del atardecer, los espectadores se santiguan y se lamentan porque ninguno presenció el momento crucial en que las serpientes, que tampoco nadie vio, al sonido de flautas buchonas se irguieron sobre sus colas y se transformaron en flecos de seda multicolor.
Siempre ha sido así, y siempre será así porque la historia de los pueblos y de las ciudades como mi Barquisimeto querido se nutre de leyendas que inspiran leyendas.
No es que las literaturas orientales, tan culebreras ellas, ni las fantásticas realidades del trópico, preñadas de trágicos anuncios, se tejan al cuello de los miserables para hacerlos más miserables, a los brazos de los ineptos para hacerlos más ineptos, y a la estupidez de los ilusos para hacerlos más ilusos.
Lo que sucede es que el narcótico de la facilidad, la harina de arroz tostada, esa que tanto  sirve para nutrir infantes como para cebar verracos, el paternalismo infame que pedalean los de la izquierda para tener burocracia aunque ganen los de la derecha, el  pérfido contractualismo del voto pago, han menguado las instituciones, socavado la democracia, prostituido la política, y oprimido al pueblo.
A quienes debieran levantar la voz para decir justicia los mandan a doctorarse al otro lado del mundo, a quienes debieran dar ejemplo de dignidad los colocan en una consejería cualquiera, a quienes debieran ir a prisión los enaltecen como controladores del quehacer social, a quienes debieran perder la investidura les elevan la curul hasta los estrados directivos.
El triste despertar de los parroquianos que no vieron el encantamiento de las serpientes no es simple parodia de la historia nacional, es la cruda verdad,  muchas  veces repetida, porque la noria de la corrupción colectiva, de tantas vueltas que ha dado, molió el concepto de rectitud administrativa, desajustó los ejes de la solidaridad social, deformó las guías del engranaje jurídico, perturbó la lógica ciudadana, y se transformó en un mecanismo aplastante que va pendiente abajo sin rumbo conocido.
En momentos en que empiezan a descifrarse previsibles divergencias dentro de las alianzas opositoras, se necesita la irrupción de fuerzas políticas con sentido de responsabilidad  pública y vocación de poder, que verifiquen el cabal cumplimiento de programas expuestos durante la campaña electoral y estructuren veedurías enfocadas a derrotar el engrase de aparatos pensados y armados para exprimir la hacienda pública.

“PARA CONSTRUIR FUTURO HAY QUE EDUCAR MEJOR”


“PARA CONSTRUIR FUTURO HAY QUE EDUCAR MEJOR”
Zenair Brito Caballero  (britozenair@gmail.com)
El futuro de un país se construye con educación de calidad. Si en el presente Venezuela no construimos el futuro, no tendremos futuro. Parece tautología, pero es lógica concluyente. Se construye con educación permanente porque el futuro es dinámico y en cada paso nos desafía con sus nuevas sorpresas y exigencias, que demandan nuevos conocimientos y nuevas competencias.
Ya no basta recibir educación una vez para toda la vida. Pero la educación permanente de cada ciudadano será viable, mucho más barata y eficaz si la Educación Inicial, la Educación Escolar Básica y la Educación Media llegan a todos y tienen calidad.
Solo la educación constantemente actualizada pone los cimientos y las bases fundamentales para garantizar el futuro. Me ha impresionado bastante la convicción de Barack Obama, presidente de Estados Unidos, en su reciente discurso sobre el estado de la nación, quien recogiendo las palabras de Robert Kennedy, cuando dijo que “el futuro no es un regalo, es un logro”, afirma que para “competir por los empleos y las industrias de nuestros tiempos, necesitamos innovar más, educar mejor y construir más que el resto del mundo”.
Para innovar y construir más, ciertamente hay que educar mejor y con calidad. Estamos muy lejos de poder aceptar la educación que ofrecemos a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, porque no tiene los mínimos necesarios de calidad. Arrastramos deficiencias que nos han dejado graves problemas.
Para citar algunos de ellos,  podemos aludir a la alta deserción de adolescentes que abandonan la educación formal antes y durante la Educación Media, de ciudadanos que no tienen bachillerato, pésimo estado de la educación superior e incluso de las universidades.“Pongámonos a pensar”.
En los próximos diez años casi la mitad de todos los nuevos empleos requerirán educación superior, no solo estudios secundarios” (B.Obama) ¿Qué futuro tiene Venezuela?, ¿Qué futuro tienen nuestros ciudadanos, incluidos niños, adolescentes y jóvenes, si la mayoría ni siquiera alcanzan el bachillerato y han cursado una Educación Escolar Básica mediocre en las llamadas misiones educativas y en tan corto tiempo? ¿Cuál será nuestra capacidad de sobrevivir sin pobreza, de competir y de colaborar con el desarrollo de otros países si algunas de nuestras instituciones de educación superior públicas, es decir, las instituciones como la Bolivariana o las Aldeas que forman a nuestros profesionales, responsables de todos los desarrollos, otorgan títulos profesionales simplemente a cambio de seguir el entrenamiento socialista que llevan la marca en los planes de estudio? 
Es preocupante que quienes tienen poder de decisión en el Estado y los gubernativos que tienen responsabilidad en los procesos políticos, sigan de espaldas a los problemas fundamentales de la nación.
Es lamentable que quienes aspiran a los espacios de poder luchen por las elecciones sin presentar programas de gobierno para levantar al país. Para salir de nuestro estado de subdesarrollo, para construir un futuro digno y promisorio para todos los venezolanos y venezolanas hay que iniciar la transformación educativa.
Esa transformación debe iniciarse con nuevas políticas de formación docente inicial y de los que están en ejercicio; nuestros gobernantes del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo tienen que destinar a educación como mínimo el siete por ciento del producto interno bruto e ir aumentándolo progresivamente hasta el diez por ciento en los próximos años y mantenerlo así al menos durante dos décadas.
Al ritmo de inversión que damos a educación, ni siquiera tenemos recursos para arreglar las muchas y profundas deficiencias que arrastramos, es decir, en vez de avanzar nos quedamos estancados cuando la aceleración de los cambios está agrandando la brecha entre nuestro país y los demás de la región y no digamos del Primer Mundo. 
La historia va a juzgar muy duramente al gobierno socialista-comunista de este país, que desde hace 13 años ha menospreciado el poder transformador y enriquecedor de la educación aunque se jacte de haber creado las misiones educativas como proselitismo politiquero.
Ya no hay excusas para mantener a la educación en estado de absoluta precariedad. En todo el mundo hay conciencia definitiva sobre la trascendencia de la educación para la eliminación de la pobreza, la emancipación de tantas dependencias y el crecimiento de los pueblos. ¿De qué ha servido la celebración del Bicentenario en los países latinoamericanos si nos quedamos en la esclavitud y en la ignorancia?

MASOQUISMO COLECTIVO


MASOQUISMO COLECTIVO
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
 Soportar horas en cadenas viendo la imagen campechana y escuchando la voz latosa del "candidato presidente y el de sus más cercanos colaboradores: Giordanni, Cabello, Merentes, Maduro y Jagua, entre otros" sobre todo, escuchar su añejo discurso de culpar a "los opositores o majunches o la IV República” después de casi 14 años de desgobierno socialista-comunista, de todos los males que sufre la Nación, es síntoma de masoquismo colectivo.
Repetir las mismas mentiras que han divulgado en todas las campañas electorales y querer verse como unos "políticos inmaculados", que nunca han cometido el más leve acto de corrupción; remachar hasta el infinito que "tienen la autoridad moral", para aseverar que han ganado limpiamente todas las elecciones, e insistir en que "volverán a ganar la Presidencia de Venezuela".

"El teniente coronel aun con una grave enfermedad, cuando regresa de Cuba, vuelve a sus orígenes pendencieros, de individuo chapucero que se pretende asumir como "líder supremo" y "el salvador de Venezuela". Sólo fue cuestión de pocos meses para que abandonara su disfraz de "político amoroso, amante de Dios y del Cristo Redentor con tintes de predicador o pastor evangélico".

Antes de aceptar una confrontación con el candidato único de la oposición, el comandante comunista expresó en los medios de comunicación filiales de su gobierno, que tiene esperanza que "la gente" votará por el, por el amor a los pobres que él representa, porque es el "candidato más congruente, el único que tiene autoridad moral", para presidir esta nación. Al mismo tiempo advirtió que quien vote por "más de lo mismo de la IV República" -es decir, por el candidato de la oposición lo hará por "puro masoquismo", porque a la gente le gusta que la engañen, es gente a la que le gusta sufrir...Más claro ni el agua limpia: quien no vote por Chávez, es un masoquista, Já, Já, Já,

El discurso del candidato comandante enfermo y el de su secta roja-rojita está muy desgastado; sin cambio alguno en casi 14 años, ha repetido hasta el cansancio que "la oposición solo quiere la mafia del poder" integrada por "los adecos y copeyanos de la IV República", los que mandaron y no hicieron nada, los que se beneficiaron de la renta petrolera con sus vínculos con el Imperio yanqui, son los que quieren seguir saqueando a la nación. Refrenda que la deuda privada la convirtieron en pública; que "los opositores son unos corruptos" (pero no dice quiénes son) y que las televisoras -en concreto Globovisión trata de imponer al candidato de la Unidad Enrique Capriles Radonski.

Los altos personeros del gobierno, culpan a todos de su estulticia. En sus intervenciones responsabilizan de todos los males a la oposición y a todo lo que esté en su contra. Independientemente del impacto mediático, la confrontación verbal ante los medios, pero no cara a cara con el candidato ganador de las primarias, tendrá poco efecto en las preferencias de los futuros votantes para escoger al próximo presidente venezolano
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El candidato presidente del socialismo-comunismo a la cubana-venezolana, confirma en cada una de su apariciones  televisivas, que es un mentiroso pertinaz, que a fuerza de repetir sus fantasías, él mismo se las cree. Como la patraña que es un político "honesto y valiente", católico y cristiano confeso, pero a la vez socialista-comunista ¿Cómo es eso? Curiosamente, no le importa estar rodeado por colaboradores que no ganarían un concurso de honestidad.

Asimismo, tiene entre sus huestes a un grupo "selecto" de sindicalistas bolivarianos, que además de apoyarlo con todo en sus "asambleas informativas", pertenecen a su clientelismo de "izquierda”. Entre ellos están los eternos líderes de los sindicatos de PDVSA, Telefonistas de CANTV, del sindicato de CORPOELEC, Rectores y profesores de algunas universidades plegadas a su ideología comunista, y  el nuevo eslabón en la cadena, los lideres del sindicato minero,
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Capítulo aparte merecen los hermanos del "honesto y valiente" comandante quienes han ocupado los más altos cargos del alto gobierno y en su tierra natal Barinas. Hay otros fraternos, sospechosos de corrupción; pero ante el "poder político del presidente legítimo", las autoridades no intervienen y dejan que la fiesta siga en paz. El comandante no acepta que en su familia o en el grupo de cercanos colaboradores “existan corruptos, simuladores, mentirosos y cínicos”. La autocrítica no forma parte de su pensamiento.

Con la calificación amañada que tiene en las encuestas el candidato presidente del gobierno ¿El PSUV respetará la decisión adversa de los votantes el 7 de octubre? ¡Yo creo que preparará sus maletas para radicarse de forma permanente en su amada Cuba, en su mar de la felicidad! No obstante la relación de personajes con biografía negra, ¡el candidato de la "izquierda socialista-comunista" presume, que tiene "autoridad moral! ¿Por qué el candidato Presidente del "PSUV" nunca critica los actos de corrupción de sus allegados? ¿Por qué el comandante, sus cercanos colaboradores y su familia gozan de total impunidad? Nos reservamos las respuestas.


“EN VENEZUELA SE NECESITA PONERLE ORDEN A LAS COSAS”


“EN VENEZUELA SE NECESITA PONERLE ORDEN A LAS COSAS”
Zenair Brito Caballero britozenair@gmail.com)
¿En  Venezuela, vamos a seguir soportando inacabables e inocuos diálogos en los medios del gobierno que no conducen a nada, mientras continúa el desangre venezolano que inunda cada centímetro de nuestra patria? Pienso que hay que ponerle orden a las cosas. ¿Con quién o quiénes debe dialogar el Estado?
Observamos, que cada cual frente al margen de la ley, procede con plena autonomía en su territorio de influencia frente al Estado, que implora energúmeno e inepto al cese de la barbarie. No es tan fácil llegar a un acuerdo con estos grupos que están matándose en las cárceles, porque sus ideales más cercanos son un compromiso de guerra fratricida, disparatada y cruel, mientras sigamos viviendo de la forma que hasta ahora se ha estado haciendo, encendiéndole una vela a Dios y otra al diablo esperando milagros que no se darán.
Los venezolanos estamos cansados de altos comisionados gubernamentales, de ministros incapaces, de máximos dirigentes de gremios y de representantes de una sociedad civil que a nadie representan, aburridos de un gobierno revolucionario lejano y expectante dando palos de ciego impasible ante la aflicción de los venezolanos que ven caer sus familiares asesinados en las cárceles como ocurrió en el Rodeo y ahora en La Planta. ¿Dónde está la política carcelaria del gobierno comunista? ¿Que ha hecho la ministra llamada por el Presidente la Madre Teresa de Calcuta cuyos amigos parece que son los pranes?
¡La conciencia de esta realidad que nos oprime no se realiza en "conversatorios" de cafetines ni en las pomposas convocatorias sociales de la camarilla politiquera roja-rojita del PSUV! Es en la plaza pública donde se deben debatir las ideas y no en marchas opositoras  silenciosas llevando palomitas blancas o pañuelos al aire untados de sudor y lágrimas; “el gobierno que tenemos señores es inepto, incompetente e ineficaz  y sólo el pueblo es soberano”.
El valor de la paz tienen que saldarlo los grandes poderes económicos y no para que éstos sean menos opulentos sino para que los pobres sean menos pobres; para que se construyan mejores cárceles y se elimine el hacinamiento y los presos se preparen instruyéndose en un oficio, para que haya un justo salario para los trabajadores, para que exista una buena y digna asistencia médica y con insumos en los hospitales públicos.
Para que todos los venezolanos  tengan educación de calidad y excelencia y no adoctrinamiento de una sola ideología y una vivienda digna, para que el campesino tenga asistencia social y agro-pecuaria y sobre todo seguridad, es decir, que exista una auténtica política de asistencia social, para que todos los venezolanos tengan las mismas oportunidades al ejercicio del poder y no sean asesinados en el camino.
¿Qué paz quiere lograr el gobierno revolucionario socialista-comunista y sus ministros mientras cancela favores a quienes financiaron su campaña olvidándose del campesino y del obrero, del niño, de la mujer y del anciano? Esa no es la paz que quiere Venezuela ni éste el gobierno óptimo que desgraciadamente nos dirige.
No es muy halagador nuestro futuro. La corrupción cada día es más insaciable y no deja fuera de ella ningún estamento, al igual que por entero a la sociedad venezolana sin distingos sociales, económicos ni políticos, si no es que antes la ruina de nuestros compatriotas no da al traste con estos negocios al ser incapaces de cubrir sus tarifas, siempre en ascenso.
Esto sólo podrá lograrse en la medida que seamos eficientes en la gestión pública y sepamos administrar adecuadamente los recursos presupuestales en beneficio de la comunidad, como quien dice, han de pasar muchas generaciones para verlo y para vivirlo. Que Dios nos ampare, y nos agarre confesados. Hay un camino y debemos seguirlo con optimismo: EL CAMINO DEL PROGRESO.

EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS ESTÀ EN LA EDUCACIÒN Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)


EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS ESTÀ EN LA EDUCACIÒN
Zenair Brito Caballero (britozenair@gmail.com)
Es poco probable que a alguien se le ocurra discrepar, que hoy en día el mejor recurso que tienen las naciones para crecer y desarrollarse es la educación. La globalización, que ya se ha venido dando en otros momentos de la historia de la humanidad, tiene la extraordinaria peculiaridad, que hoy pone al alcance de cualquier ser humano  el conocimiento de la ciencia y la tecnología, porque vivimos en esta nueva era jamás sospechada en épocas pasadas.
Desarrollar habilidades, competencias y talentos está al alcance de todos. Podemos hacer que nuestros niños y jóvenes aprovechen para su propio beneficio y la de su comunidad todas estas posibilidades. Solamente un mal gobierno como el que hemos tenido en estos últimos 13 años o la indiferencia del resto de la sociedad pueden frustrar tan promisorio futuro.
Es decir, solamente los venezolanos podemos impedir que nuestros hijos y nietos tengan una vida digna, llena de oportunidades y plena de realizaciones. Sin embargo, el desarrollo de conocimientos, habilidades y competencias no es el único ni tan siquiera, probablemente, el principal desafío que tiene el sistema educativo venezolano.
Collin Powell, en su “Leadership Primer”, ya advertía a todos, sobre todo a empresarios y emprendedores, de lo insuficiente que resulta la “capacitación” y de lo fundamental que es la “formación”. Decía: “Puedes entrenar a un novato entusiasta e inteligente en los fundamentos de tu negocio, pero es mucho más difícil entrenar a alguien para que tenga integridad, buen juicio, energía, balance y el entusiasmo para hacer lo que debe hacerse.
¿Cuán a menudo nuestros procesos de reclutamiento buscan estos atributos? Más a menudo, los ignoramos a favor del currículum vitae largo y los títulos anteriores, cuando lo verdaderamente importante es saber cuán bien encajan sus valores con los de la organización. La educación es un proceso permanente e inacabable. “El proceso de vinculación y conciencia cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos”.
Se le atribuye a Napoleón –por eso se la conoce como “la cadena de oro de Napoleón”– la siguiente frase: “Buenos maestros hacen buenos ciudadanos, buenos ciudadanos eligen buenos gobernantes, buenos gobernantes designan buenos maestros, buenos maestros hacen buenos ciudadanos…”, y sigue la cadena. Esta es la clave, definir qué es ser “bueno” para definir el tipo de sociedad en la que queremos vivir.
Cuáles son los valores y los principios que condicionan nuestra conducta individual y caracterizan a nuestra sociedad venezolana. ¿Se premia o desprecia el conocimiento? ¿Se aprecia o desprecia al que se esfuerza, al honesto, al dedicado, al que respeta las leyes y las reglas de la sana convivencia o, por el contrario, se los margina y se potencia al apresurado, al inepto, al mediocre o al inescrupuloso?
Cuesta creer, pero tengo la esperanza que el próximo presidente a partir del 7 de octubre, pueda dedicarles un tiempo a las cosas verdaderamente importantes y se ocupe del, probablemente, más importante de los asuntos de Estado: la educación que es su bandera electoral.
Que en su calidad de corresponsable de la educación de sus futuros  hijos y de nuestros hijos y nietos que van a escuelas, colegios y universidades, tome conciencia, que tiene el poder para enmendar y reencauzar el proceso en la educación venezolana tan deteriorado en calidad y excelencia, para cumplir con nuestra obligación con la generaciones futuras. Es deseable y conveniente que no persista en el error  del socialismo-comunismo de utilizar el sistema educativo con propósitos políticos electoralistas como lo hicieron con las llamadas misiones educativas: Robinson, Ribas, Sucre.
Ante la crisis, el remedio es único; no hay otro: es la educación. Pero cuando la enfermedad está en el remedio, tenemos la peor de las crisis. La educación en Venezuela está contaminada con elementos removibles. Es lo que hay que hacer: eliminar los elementos contaminantes y recomenzar la gran tarea.
Esta tarea recae fundamentalmente en el nuevo Presidente, en los Asambleístas, pero, sin duda alguna, también en toda los sociedad venezolana, para evitar que se siga con la tendencia de manipular la educación en beneficio de muy pocos, extremadamente pocos, y en detrimento de extremadamente muchos.