“EN VENEZUELA SE NECESITA PONERLE ORDEN A LAS COSAS”
Zenair Brito Caballero britozenair@gmail.com)
¿En
Venezuela, vamos a seguir soportando inacabables e inocuos diálogos en
los medios del gobierno que no conducen a nada, mientras continúa el desangre
venezolano que inunda cada centímetro de nuestra patria? Pienso que hay que
ponerle orden a las cosas. ¿Con quién o quiénes debe dialogar el Estado?
Observamos, que cada cual frente al
margen de la ley, procede con plena autonomía en su territorio de influencia
frente al Estado, que implora energúmeno e inepto al cese de la barbarie. No es
tan fácil llegar a un acuerdo con estos grupos que están matándose en las
cárceles, porque sus ideales más cercanos son un compromiso de guerra
fratricida, disparatada y cruel, mientras sigamos viviendo de la forma que
hasta ahora se ha estado haciendo, encendiéndole una vela a Dios y otra al
diablo esperando milagros que no se darán.
Los venezolanos estamos cansados de
altos comisionados gubernamentales, de ministros incapaces, de máximos
dirigentes de gremios y de representantes de una sociedad civil que a nadie
representan, aburridos de un gobierno revolucionario lejano y expectante dando
palos de ciego impasible ante la aflicción de los venezolanos que ven caer sus
familiares asesinados en las cárceles como ocurrió en el Rodeo y ahora en La
Planta. ¿Dónde está la política carcelaria del gobierno comunista? ¿Que ha
hecho la ministra llamada por el Presidente la Madre Teresa de Calcuta cuyos
amigos parece que son los pranes?
¡La conciencia de esta realidad que
nos oprime no se realiza en "conversatorios" de cafetines ni en las
pomposas convocatorias sociales de la camarilla politiquera roja-rojita del
PSUV! Es en la plaza pública donde se deben debatir las ideas y no en marchas
opositoras silenciosas llevando
palomitas blancas o pañuelos al aire untados de sudor y lágrimas; “el gobierno
que tenemos señores es inepto, incompetente e ineficaz y sólo el pueblo es soberano”.
El valor de la paz tienen que saldarlo
los grandes poderes económicos y no para que éstos sean menos opulentos sino
para que los pobres sean menos pobres; para que se construyan mejores cárceles
y se elimine el hacinamiento y los presos se preparen instruyéndose en un
oficio, para que haya un justo salario para los trabajadores, para que exista
una buena y digna asistencia médica y con insumos en los hospitales públicos.
Para que todos los venezolanos tengan educación de calidad y excelencia y no
adoctrinamiento de una sola ideología y una vivienda digna, para que el
campesino tenga asistencia social y agro-pecuaria y sobre todo seguridad, es
decir, que exista una auténtica política de asistencia social, para que todos
los venezolanos tengan las mismas oportunidades al ejercicio del poder y no
sean asesinados en el camino.
¿Qué paz quiere lograr el gobierno
revolucionario socialista-comunista y sus ministros mientras cancela favores a
quienes financiaron su campaña olvidándose del campesino y del obrero, del niño,
de la mujer y del anciano? Esa no es la paz que quiere Venezuela ni éste el
gobierno óptimo que desgraciadamente nos dirige.
No es muy halagador nuestro futuro. La
corrupción cada día es más insaciable y no deja fuera de ella ningún estamento,
al igual que por entero a la sociedad venezolana sin distingos sociales,
económicos ni políticos, si no es que antes la ruina de nuestros compatriotas no
da al traste con estos negocios al ser incapaces de cubrir sus tarifas, siempre
en ascenso.
Esto sólo podrá lograrse en la medida
que seamos eficientes en la gestión pública y sepamos administrar adecuadamente
los recursos presupuestales en beneficio de la comunidad, como quien dice, han
de pasar muchas generaciones para verlo y para vivirlo. Que Dios nos ampare, y
nos agarre confesados. Hay un camino y debemos seguirlo con optimismo: EL
CAMINO DEL PROGRESO.
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