A
LOS VENEZOLANOS NO LES GUSTA LEER
Zenair
Brito Caballero
Hablar,
escribir y leer son tres elementos fundamentales en la competitividad
comunicacional, en el modo en que nos comunicamos y relacionamos con los demás.
Hay quienes dicen que si bien lo primero en la humanidad fue aprender a contar
por razones de sobrevivencia individual, aprender a leer -lo escrito por
otros-, tienen una proyección colectiva y más ligada a todos los sentidos y a
la universalidad.
A
favor de la lectura debo decir amigo que
me lees, que ésta impulsa, además de emociones, circuitos neuronales que sin
ésta actividad jamás serían activados sobre todo en lecturas complejas.
Venezuela
tiene pocas Editoriales para producir libros y muy buenas, sin embargo esto no
es suficiente para que se encuentre en un estadio deseable o para que la
mayoría de los integrantes de la clase gobernante recuerden al menos 3 títulos
y autores fundamentales, excepto la Biblia -que quizá ni siquiera ha sido leído
por muchísimos de ellos, pero genera una respuesta rápida y fácil ante tamaña
pregunta recurrente en los últimos años-.
Desde
hace mucho tiempo, he venido observando la poca importancia por la lectura y
veo con horror, que hasta los profesionales universitarios de diferentes
carreras o profesiones, no leen ni los periódicos.
Y
nos ha sorprendido que el Presidente de Bolivia Evo Morales haya afirmado en
una entrevista periodística por televisión, que nunca ha leído un libro. Esto,
es vergonzoso, porque la cultura de un ser humano está en los buenos autores y
en los buenos libros y mucho más en un Estadista que debe caracterizarse por
ser un letrado y conocedor de autores, sobre todo de ideologías políticas.
En
Venezuela si hay lectores, pero son pocos y en las escuelas, liceos y
universidades no se incentiva al estudiante a leer, menos ahora que está
Internet donde el estudiante copia de Google o de Wikipedia sin saber lo que
dice el texto, lo importante para él es entregarle el trabajo al profesor que nunca
lo lee y ello tampoco ha significado mejorías visibles en la socialización de
dicha actividad.
Según
un análisis de la OCDE, Venezuela ocupa el lugar 107 de 108 en cuanto a hábitos
de lectura con sólo un 2% de personas con estas características. Los datos de
UNESCO destacan que Japón es el país con el mayor hábito de lectura en el
mundo. Y es que no es lo mismo leer, que tener un hábito real y consistente.
Las cifras de la Encuesta Nacional de Lectura no son mejores, sólo un 33 por ciento de la gente lee al menos un libro al año. El promedio de lectura en Venezuela es de 2.9 libros por año mientras que en España es de 7.5 y en Alemania de 12. La educación de las futuras generaciones depende, que niños, adolescentes y jóvenes que no están leyendo comiencen a hacerlo y sobre todo, que se fomente el gusto hacia esta actividad, ya que uno de los factores que más alejan a un individuo de la lectura es su carácter de obligatorio o/y aburrido en las etapas formativas.
Las cifras de la Encuesta Nacional de Lectura no son mejores, sólo un 33 por ciento de la gente lee al menos un libro al año. El promedio de lectura en Venezuela es de 2.9 libros por año mientras que en España es de 7.5 y en Alemania de 12. La educación de las futuras generaciones depende, que niños, adolescentes y jóvenes que no están leyendo comiencen a hacerlo y sobre todo, que se fomente el gusto hacia esta actividad, ya que uno de los factores que más alejan a un individuo de la lectura es su carácter de obligatorio o/y aburrido en las etapas formativas.
H. S
Neill quien fuese un excelente filósofo de la educación y autor del clásico de
la pedagogía Summerhill, señala que la lectura "temprana" y
"rápida" es un fetichismo "educativo" de quienes no tienen
mucha idea del desarrollo normal de los niños, no se trata de fomentar la
lectura como una forma de culminar administraciones con algunos cambios en
alfabetización de comunidades. El verdadero reto es que el Estado cree una
estructura que fomente la cultura de la lectura, ya que ésta es la única que
promueve una mejor percepción de la realidad.
La
falta de educación de calidad en nuestro país, cada día peor y ese bombardeo
constante por una vida plasmada de lujos, en que estudiar esté vinculado a
sacar una carrera o hacer un currículo, y no como parte de una mejoría o
crecimiento personal y adquisición de una cultura general, es parte de lo que
está destruyendo el tejido social.
Algunos
jóvenes ven mayor provecho empuñar un arma, o inscribirse en el PSUV que un
libro, porque creen que eso les otorgará dinero y respeto, otros sin embargo
ven esa opción cómo la única salida a una realidad que no ofrece opciones ni
oportunidades a quienes más las necesitan.
En
este contexto dónde el debate por una reforma educativa de principios
democráticos es referencia de muchos educadores, es necesario que en lo
inmediato, la Ley de Educación busque contemplar la lectura como un aspecto
prioritario en sus artículos y, por supuesto, que desde las familias y los
espacios públicos se vea como una prioridad.
Ojalá
que en vez de ocupar uno de los primeros lugares en hacer fraude, violencia, delincuencia, asesinatos,
mentiras, abusos del gobierno, escasez de alimentos y medicinas e inflación del
mundo, ocupáramos uno de los primeros en acervo intelectual per cápita, con venezolanos
ávidos de lectura y deseo de nuevas ideas.
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