viernes, 31 de enero de 2014

“HIJOS QUE NO RESPETAN A SUS PADRES NO RESPETARÁN A NADIE”

“HIJOS QUE NO RESPETAN A SUS PADRES NO RESPETARÁN A NADIE”

Zenair Brito Caballero


La sociedad venezolana, heredera de la cultura de la prepotencia y el abuso del más fuerte, los niños han sido históricamente maltratados, víctimas y ofendidos. Por otra parte, cuántos padres se declaran hoy, temiendo caer en ese modelo nefasto, incapaces de educar y corregir a sus hijos.
La educación familiar es un tema que debemos plantearnos seriamente y comenzar a tomar las medidas que consideremos aptas. Una cosa debe quedar clara desde el principio, y es que una educación por la no violencia no significa crear muñecos de trapo. Los niños tienen que crecer con agresividad positiva, es decir, aquella fuerza que les servirá para expresarse y defenderse en la vida.
El mundo material impone premios palpables, entonces, comprarles cosas “si se portan bien”, es una técnica que no arroja buenos resultados y, a pesar de saberlo, la utilizamos. Hay que empezar por cortar los premios por nada o por todo. Sabemos que el mejor premio es la dicha de crecer feliz, sano, aprendiendo a administrar y comprender paso a paso la libertad.
La mayoría de los padres sufren debido a la manipulación conceptual. ¿Qué es ser violento con los niños?, ¿dar una palmada en la cola o hablar alto nos hace “golpeadores”? No, y en muchos casos hace falta disciplina. La propaganda que sugiere que te sientes con tu hijo y, cual experimentado psicólogo, le expliques con una sonrisa lo mal que hizo es muy fotográfica, pero ineficaz cuando afuera la vida social es dura, no compatible con la docilidad.
Leí hace unos días por Internet, que una mamá en EE.UU., muy consciente, que las políticas públicas no sirven, obligó a su hija de 9 años a disculparse a través del Facebook por haber participado de la burla hacia un compañero, además le hizo donar parte de su mensualidad a una organización que lucha contra el bullyng.
Algunos diarios presentaron la noticia como la de una madre autoritaria; sin embargo, muchísimos padres apoyaron la rectitud. Personalmente creo que la mamá demostró que le preocupa la educación de su hija y trata de enderezarla a tiempo. Su correctivo fue equivalente al error.
Los padres modernos tienen problemas con los hijos a toda edad; con los pequeños que no quieren comer o no quieren dormir (fíjense qué astutos, ellos saben muy bien en qué lugar aniquilar la paciencia del adulto). Si no comen y no duermen, se mueren, así de extremo es el amor y atención que reclaman para no desahogarse en la adolescencia.
Los padres que aman a sus hijos, pero no les gusta o no saben cómo atenderlos, deberían buscar ayuda profesional, psicológica o terapéutica0. Hay muchas formas de compartir el tiempo y hacer cosas que les gusten a ambos.
Cada vez hay menos papás y mamás que juegan con sus hijos, lo han delegado a la tecnología, a una niñera o a nadie. Padres ausentes o sobreprotectores son responsables de hijos con trastornos de conducta (desobedientes, desafiantes, manipuladores, etc.) y de buscar soluciones.
La familia es el núcleo fundamental para dar a luz seres sociales cada vez más avanzados en sus relaciones con los demás, con el mundo. Pero hemos entrado en tiempos en que nuestra manera de educar puede llegar a ser cuestionada por el público (como en un gran juicio) y hasta sancionada legalmente.
Sin embargo, los métodos pueden mejorarse sin perder la firmeza. Los padres no deben ceder el derecho de corregir a sus hijos, después de todo son los que los mantienen y los que los conocen. Los castigos están muy estigmatizados con los golpes, cierta propaganda ideológica ha logrado instalar este extremismo, sin embargo, castigar es necesario, sin humillar ni excederse; dicen los profesionales que tiene que sonar a trato, a acuerdo. Hay una verdad inmutable: hijos que no respetan a sus padres, no respetarán a nadie. britozenair@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario