lunes, 2 de septiembre de 2013

DEMOCRACIA O DICTADURA

DEMOCRACIA O DICTADURA

Zenair Brito Caballero

La divergencia entre una democracia y una dictadura, consiste que la primera se rige por la Transparencia garantizando con ello seguridad jurídica. No así la dictadura que se arrastra en la corrupción propiciando impunidad y desequilibrio institucional ya que la vergüenza una vez perdida se perdió para toda la vida.
Ejemplo de ello el bloque toxico PSUV y partidos afines, que insiste en continuar lo que proponía el difunto presidente Chávez, la construcción de un socialismo-comunismo a la cubana en el que funcione a expensas de cúpulas obscuras que recurren a la fuerza para acallar a las fuerzas vivas de la sociedad.
Tal como se ve en la intención de coaccionar la justicia mediante el vil ataque hacia la Sala de lo Constitucional. Preocupante dicho accionar y aún más cómo esto incide en el panorama social de la nación, cuando ésta necesita oxígeno que solo la iniciativa empresarial puede aportar a la agonizante economía local.
Tengamos presente que ante la situación actual, la sociedad venezolana en todo su conjunto: de manera especial un cierto porcentaje que se muestra indiferente sentada en el escepticismo etc.
Debemos tener muy claro, que es necesario prever todos los peligros que se ven en el horizonte cercano y así enfrentarlos cuando algunos lleguen a hacerse inevitables, ya que diferentes variables pueden agravarse de no frenar esta acción déspota, la cual lo único que busca es limitar uno de los derechos fundamentales que nos provee la constitución como es la justicia.
Más bien vemos una estrategia de venganza y resentimiento por parte del bloque chavista citado, que emplea los medios y recursos estatales, los cuales al verse amenazados su falta total de gestión y transparencia muestra su rol cínico lo cual lo descalifica aún más.
Venezuela, no puede correr el riesgo de verse desprovista de protección jurídica ya que ésta es indispensable para captar y sostener confianza en un mundo en el que las crisis se mueven según la certeza o no que poseen las naciones. Los retos sociales, tales como el narcotráfico que aquejan a las naciones carentes de orden y derecho no pueden enfrentarse con dosis de corrupción e impunidad.
Por el contrario, éste y otros males ven en escenarios como el nuestro tierra fértil para su posicionamiento. Las acciones autoritarias así como de forma masiva y sistemática deben terminar, de continuar dicha operatividad lo único que gana terreno es la impunidad a través del manoseo de las instituciones para sostener los poderes de los impulsores de dicha canallada.
La administración de la hacienda pública y sus recursos monetarios, para uso partidario como foráneo es lo que tanto temen perder, lo cual es fácilmente constatable, sumado a ello no dar cuentas del uso eficiente de recursos. Más bien se ve, la fuerza que éste puede dar a manos de sujetos que se niegan a regirse por la jurisprudencia. Ya que dicha resistencia aporta al estancamiento propiciado por los agente públicos  que no conlleva a un acuerdo de posibles políticas de estado, las cuales contribuyan a la transformación de  la nación en un verdadero polo de desarrollo.
Estos escenarios confirman aún más la incertidumbre que poseen los operadores jurídicos y económicos. Lo cual no puede negarse, ya que salimos mal evaluados constantemente en diferentes reportes: World economic fórum, Brookings Institution, Transparencia internacional y otros think tank.
El fin que se pretende alcanzar por parte del oficialismo y sus cómplices es: doblegar el estado de derecho, en el que los jueces, magistrados, etc. no puedan hacer otra cosa salvo aplicar la ley no de la mano del justo derecho, sino excluir a todo ciudadano enemigo a esta partidocracia que ha hecho del estado una piñatacracia que presiona por mecanismos en los que apuestan a un Tribunal Supremo de Justicia que legisle a conveniencia de las cúpulas partidarias y no al mandato del ciudadano contribuyente.
Patético ver a funcionarios que en el pasado se jactaban de estar en contra de prácticas corruptas, y hoy día dado su doble carácter, personalidad se muestran tal como son. Y es normal ya que la falsedad debe ser un don ya que hay ciertos agentes públicos que la practican con tanta habilidad.
Si de desarrollo de país se espera con este proceder, podemos asegurar que la anemia que padece el entorno se agrava más. Dicho proceso es poco factible si las relaciones entre estado y ciudadano no se basan en el ideal de la seguridad jurídica, ya que ésta suple la necesidad de certeza en la vida cotidiana.

Así como la existencia, conservación y desarrollo de toda sociedad. Sin seguridad jurídica es inviable todo planteamiento económico. Ningún Businessman puede operar si no se presenta la legalidad como sistema de convivencia, lo cual solo puede legitimarlo un sólido sistema de justicia que se soporte en la Constitución. En síntesis: venezolanos todos, recordemos que: El silencio es el mayor cómplice de la corrupción, quien lo oculta al final de cuenta se termina convirtiendo en cómplice. ¡Exijamos entonces!   

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