miércoles, 21 de agosto de 2013

“LEGALIZANDO LA TRANSGRESIÓN”

“LEGALIZANDO LA TRANSGRESIÓN”
Zenair Brito Caballero
Algunos mandatarios de América Latina parece que han ignorado la crisis que vive Venezuela, aunque conocen los antecedentes retorcidos del chavismo para imponer un gobierno totalitario encubierto, en una mal llamada pseudo-democracia de un vociferado socialismo del siglo XXI.
Cómplices, encubridores y compinches, son todos aquellos que sabiéndolo o sospechando, se quedan calladitos, muditos, reservaditos o aceptan la perversidad como si fuera normal para no meterse en problemas o para sacar provecho. Los hay por acción u omisión, pero ambas maneras son condenables, vergonzosas y reprochables.
Cómplice es Enrique Peña Nieto, actual presidente de México, quien se negó a recibir a Henrique Capriles, reconoció a Nicolás Maduro, pero, sin embargo, dijo que “no podemos ser parte de un conflicto interno” en Venezuela. Si fuese cierto su enunciado, recibiría al opositor para mantenerse imparcial. ¿No lo cree usted?
Cómplice también es Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia quien, además, añade la ambigüedad y la imprecisión. Primero se sentó a platicar con Capriles y después con Maduro con quien derrochó elogios y adulación, casi al punto del servilismo, poniendo a Hugo Chávez como un “líder” para el bien y no para el mal, como realmente lo fue.
Cómplice es Dilma Rousseff Presidenta de Brasil, quien recibió a Maduro con banda de guerra y otros honores que merecen jefes de Estado elegidos legalmente, dándole una bofetada a la mayoría del pueblo venezolano que no quiere más chavismo socialista-comunista en nuestro país.
Cómplice es Ollanta Humala, Presidente del Perú, quien sacó un pretexto de tener un compromiso lejos de Lima, para evadir la reunión con Capriles… Y la lista sigue……….
No debemos ignorar u olvidar el fraude electoral del CNE que puso ilegalmente en el poder a Maduro el 14 de abril pasado.
No se puede borrar de la memoria, que su gobierno mantiene contacto clandestino con las FARC y sigue permitiendo que los guerrilleros se escondan en su territorio. Tampoco pasemos por alto que funcionarios chavistas permiten el narcotráfico por Venezuela.
No excusemos las instrucciones que dan los hermanos Castro desde Cuba y cómo cientos de socialistas-comunistas hacen parte del ejército y la red de salud en Venezuela. El chavismo le da empleo a extranjeros que son espías consentidos por el régimen, como lo hacen en la isla las milicias que vigilan los barrios, buscando inconformes de la revolución para delatarlos.
Ser compinches de una copia del chocarrero y payaso de América, como lo era Chávez, es un error histórico. ¿Lo hacen por petróleo? ¿Lo respaldan porque están de acuerdo con la represión al pueblo, la coartación de la libertad de prensa, la expropiación de bienes, empresas e industrias? ¿Toleran esos mandatarios latinoamericanos que una minoría gobernante se enriquezca y narcotrafique en aras de la revolución bolivariana?
Se entiende, pero no se acepta, que otros gobiernos, algunos de ellos igualmente con sospecha de imponerse de manera ilegal como el de Daniel Ortega en Nicaragua, glorifiquen el chavismo. Incluso se entiende que Rafael Correa de Ecuador, quien realmente tiene respaldo popular, avale las porquerías de Maduro y su pandilla roja-rojita. Pero, no se concibe por qué lo apoyan los gobiernos que la democracia real eligió. Revolcándose en la tumba debe estar Simón Bolívar, al saber que su ideal fue despojado por una manada de coyotes hambrientos de poder y dinero.   

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