“LEGALIZANDO LA TRANSGRESIÓN”
Zenair Brito Caballero
Algunos mandatarios
de América Latina parece que han ignorado la crisis que vive Venezuela, aunque
conocen los antecedentes retorcidos del chavismo para imponer un gobierno
totalitario encubierto, en una mal llamada pseudo-democracia de un vociferado
socialismo del siglo XXI.
Cómplices,
encubridores y compinches, son todos aquellos que sabiéndolo o sospechando, se
quedan calladitos, muditos, reservaditos o aceptan la perversidad como si fuera
normal para no meterse en problemas o para sacar provecho. Los hay por acción u
omisión, pero ambas maneras son condenables, vergonzosas y reprochables.
Cómplice es Enrique
Peña Nieto, actual presidente de México, quien se negó a recibir a Henrique
Capriles, reconoció a Nicolás Maduro, pero, sin embargo, dijo que “no podemos
ser parte de un conflicto interno” en Venezuela. Si fuese cierto su enunciado,
recibiría al opositor para mantenerse imparcial. ¿No lo cree usted?
Cómplice también es
Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia quien, además, añade la ambigüedad y
la imprecisión. Primero se sentó a platicar con Capriles y después con Maduro
con quien derrochó elogios y adulación, casi al punto del servilismo, poniendo
a Hugo Chávez como un “líder” para el bien y no para el mal, como realmente lo
fue.
Cómplice es Dilma
Rousseff Presidenta de Brasil, quien recibió a Maduro con banda de guerra y
otros honores que merecen jefes de Estado elegidos legalmente, dándole una
bofetada a la mayoría del pueblo venezolano que no quiere más chavismo
socialista-comunista en nuestro país.
Cómplice es Ollanta
Humala, Presidente del Perú, quien sacó un pretexto de tener un compromiso
lejos de Lima, para evadir la reunión con Capriles… Y la lista sigue……….
No debemos ignorar u
olvidar el fraude electoral del CNE que puso ilegalmente en el poder a Maduro
el 14 de abril pasado.
No se puede borrar de
la memoria, que su gobierno mantiene contacto clandestino con las FARC y sigue
permitiendo que los guerrilleros se escondan en su territorio. Tampoco pasemos
por alto que funcionarios chavistas permiten el narcotráfico por Venezuela.
No excusemos las
instrucciones que dan los hermanos Castro desde Cuba y cómo cientos de socialistas-comunistas
hacen parte del ejército y la red de salud en Venezuela. El chavismo le da
empleo a extranjeros que son espías consentidos por el régimen, como lo hacen
en la isla las milicias que vigilan los barrios, buscando inconformes de la
revolución para delatarlos.
Ser compinches de una
copia del chocarrero y payaso de América, como lo era Chávez, es un error
histórico. ¿Lo hacen por petróleo? ¿Lo respaldan porque están de acuerdo con la
represión al pueblo, la coartación de la libertad de prensa, la expropiación de
bienes, empresas e industrias? ¿Toleran esos mandatarios latinoamericanos que
una minoría gobernante se enriquezca y narcotrafique en aras de la revolución
bolivariana?
Se entiende, pero no
se acepta, que otros gobiernos, algunos de ellos igualmente con sospecha de
imponerse de manera ilegal como el de Daniel Ortega en Nicaragua, glorifiquen
el chavismo. Incluso se entiende que Rafael Correa de Ecuador, quien realmente
tiene respaldo popular, avale las porquerías de Maduro y su pandilla
roja-rojita. Pero, no se concibe por qué lo apoyan los gobiernos que la democracia
real eligió. Revolcándose en la tumba debe estar Simón Bolívar, al saber que su
ideal fue despojado por una manada de coyotes hambrientos de poder y dinero.
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