domingo, 14 de julio de 2013

EN VENEZUELA URGE ENSEÑAR A CONVIVIR EN CIUDADANÍA

EN VENEZUELA URGE ENSEÑAR A CONVIVIR EN CIUDADANÍA

Zenair Brito Caballero

Continuas expresiones de intolerancia rebosan en el ambiente venezolano que vivimos diariamente. La situación económica insostenible, la variación del clima, el desempleo, la crisis de la salud, la contaminación ambiental, la congestión vehicular, y hasta la aglomeración peatonal son algunas de las razones que generan este malestar en los ciudadanos. Casi todo el mundo es intolerante. Se vive esto a flor de piel, y el problema está latente.
Es posible que haya muchas respuestas y explicaciones a este fenómeno. Probablemente estén escritas muchas tesis y teorías al respecto, pero me parece que vale la pena que pedagogos, gobiernos nacional, regional y municipal, Estado, orientadores, psicólogos, sociólogos y politólogos y, por supuesto, la familia, convinieran espacios para deliberar y concertar sobre este tipo de problemáticas que aqueja, cada vez más, a niños, jóvenes y adultos. Es decir, exhortarlos a hablar de ciudadanía y a construir ciudadanía para generar cambios de actitud y de mentalidad.
Y señalo lo anterior, porque Venezuela, ha centrado su sistema educativo, en esta materia, en aspectos como los derechos y los deberes; los mecanismos electorales y la estructura del Estado; y los fundamentos de la Constitución de 1999; descuidando temáticas como el respeto por el otro, el valor de la diferencia, el diálogo, la solidaridad, la concertación, la civilidad, y la resolución pacífica de conflictos, entre otros.
Leyendo hace varios días la última obra del psicólogo argentino Carlos Cullen, experto en el tema de los valores,  observé como él sustenta que es preciso fortalecer, en los niños y jóvenes, la capacidad de resolver conflictos por la vía del diálogo y de la argumentación de sus ideas.
Es urgente que aprendan a respetar a los otros, a llegar a consensos o disensos sobre la base de que todos piensan distinto, y a entender el concepto de participar, ojalá comenzando por la familia y la escuela.
Es decir, es indispensable, imprescindible y obligatorio que se aprenda a ser personas y a convivir con nuestros semejantes en armonía con la naturaleza. En otras palabras, es propender y apegarse por un modelo que trascienda el hecho de aprenderse la Carta Magna… solamente.
El Ministerio de Educación ha realizado alguno que otro trabajo en torno a esta problemática, pues la han articulado como un aporte a la paz. Es un buen comienzo, pero se necesitan más actos y gestiones para que esta iniciativa no se quede en el camino como muchas otras nobles ideas.
Creo que es necesario establecer una programación que incluya planes, proyectos y propuestas viables y efectivas. Pero, por supuesto, hay que comenzar ya, y desde cada lugar donde estemos.
No olvidemos que las sociedades que no forman en ciudadanía se convierten paulatinamente en focos de violencia, intolerancia, irrespeto, y delincuencia. No en vano, el “bullyng” se convirtió en un problema nacional en el ambiente escolar. Y las razones son muchas y variadas, pero, por ejemplo, sorprende, el hecho que siete de cada diez  maestros o profesores venezolanos ignoran la pedagogía sobre formación ciudadana, impidiendo que estudiantes y colegas tengan una cosmovisión de este tema.
Estamos a tiempo amigos que me leen, de crear y re-crear una sociedad venezolana distinta, más desarrollada y más humana. Y en ello, es importante tener conciencia de aspectos más reales y menos simbólicos. Creo que tanto simbolismo y culto a la bandera, a los himnos y a los próceres socialistas-comunistas de la patria, no contribuye en nada a crear ciudadanos más sensibles y colaborativos. ¿No lo cree usted?   



No hay comentarios:

Publicar un comentario