“SE
PERDIERON LOS VALORES Y LA CULTURA CIUDADANA”
Zenair
Brito Caballero
En los archivos de las Instituciones Educativas Venezolanas ha quedado
en el olvido el Manual de Carreño, relacionado con la urbanidad y las buenas
costumbres. Es una obra literaria que nos brinda herramientas muy útiles en
el comportamiento social del ser humano. Fue escrito por Manuel Antonio
Carreño, como guía de enseñanza a los niños, adolescentes y jóvenes para que
aprendieran desde temprana edad las normas básicas de las relaciones
interpersonales.
Recuerdo que, en nuestra época de estudiante de bachillerato recibimos
la asignatura Formación Social, Moral y Cívica, donde nos enseñaban: Cómo
comportarnos en sociedad, el respeto por el himno nacional, por la bandera de
nuestro país y por todos los símbolos patrios; se hacía igualmente énfasis
sobre la cultura ciudadana, no arrojar basura en la calle, una de las mayores
preocupaciones ambientales que tenemos y que se debe mejorar en nuestro país.
Las normas de urbanidad no pueden considerarse anticuadas, es lo que nos
hace falta a los venezolanos. No entendemos como el Ministerio de Educación haya sacado
hace varios años del pensum académico, esta asignatura que tanto se necesita
hoy en día. El respeto por nuestros semejantes se ha perdido en una sociedad
descompuesta y corrompida como la nuestra, donde el comportamiento individual
se ha invertido.
Hoy vemos como una mujer embarazada o con un niño en brazos, tiene que esperar de
pie en una buseta, mientras el hombre ocupa una silla, un anciano tiene que
cruzar una calle sin la ayuda de otra persona menor. Lo más grave es que
nuestra sociedad no está rigiendo su comportamiento por una escala de valores
humanos, sino por otro tipo de escalas como los estratos sociales; el poder, el
dinero. Esta situación es la que no deja apreciar los valores que podríamos
resaltar en el comportamiento colectivo de una sociedad.
Entendemos que una sociedad no debe ser rígida y acartonada, existen
ciertos límites de respeto que debe tener toda comunidad que se relacione, por
ejemplo, valorar a la mujer como madre, como profesional, como eje principal de
una familia, por lo que merece toda consideración y hay que brindarle todo el
respeto que se merece. Por lo anterior, debería elaborarse una guía de comportamiento,
conservando el espíritu de las enseñanzas de Carreño y que se acomoden a
nuestros tiempos.
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