lunes, 15 de julio de 2013

“SE PERDIERON LOS VALORES Y LA CULTURA CIUDADANA”

“SE PERDIERON LOS VALORES Y LA CULTURA CIUDADANA”

Zenair Brito Caballero

En los archivos de las Instituciones Educativas Venezolanas ha quedado en el olvido el Manual de Carreño, relacionado con la urbanidad y las buenas costumbres. Es una obra literaria que nos brinda herramientas muy útiles en el  comportamiento social del ser humano. Fue escrito por Manuel Antonio Carreño, como guía de enseñanza a los niños, adolescentes y jóvenes para que aprendieran desde temprana edad las normas básicas de las relaciones interpersonales.
Recuerdo que, en nuestra época de estudiante de bachillerato recibimos la asignatura Formación Social, Moral y Cívica, donde nos enseñaban: Cómo comportarnos en sociedad, el respeto por el himno nacional, por la bandera de nuestro país y por todos los símbolos patrios; se hacía igualmente énfasis sobre la cultura ciudadana, no arrojar basura en la calle, una de las mayores preocupaciones ambientales que tenemos y que se debe mejorar en nuestro país.
Las normas de urbanidad no pueden considerarse anticuadas, es lo que nos hace falta a los venezolanos. No entendemos como el  Ministerio de Educación   haya sacado hace varios años del pensum académico, esta asignatura que tanto se necesita hoy en día. El respeto por nuestros semejantes se ha perdido en una sociedad descompuesta y corrompida como la nuestra, donde el comportamiento individual se ha invertido.
Hoy vemos como una mujer embarazada  o con un niño en brazos, tiene que esperar de pie en una buseta, mientras el hombre ocupa una silla, un anciano tiene que cruzar una calle sin la ayuda de otra persona menor. Lo más grave es que nuestra sociedad no está rigiendo su comportamiento por una escala de valores humanos, sino por otro tipo de escalas como los estratos sociales; el poder, el dinero. Esta situación es la que no deja apreciar los valores que podríamos resaltar en el comportamiento colectivo de una sociedad.
Entendemos que una sociedad no debe ser rígida y acartonada, existen ciertos límites de respeto que debe tener toda comunidad que se relacione, por ejemplo, valorar a la  mujer como  madre, como profesional, como eje principal de una familia, por lo que merece toda  consideración y hay que brindarle todo el respeto que se merece. Por lo anterior, debería elaborarse una guía de comportamiento, conservando el espíritu de las enseñanzas de Carreño y que se acomoden a nuestros tiempos. 

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