martes, 14 de mayo de 2013

¿LOS MEDIOS GOBIERNEROS ORIENTADORES O DISTORSIONADORES DE LA OPINIÓN PÚBLICA?


¿LOS MEDIOS GOBIERNEROS  ORIENTADORES O DISTORSIONADORES DE LA OPINIÓN PÚBLICA?

Zenair Brito Caballero

En el periodismo venezolano la diferencia entre la línea editorial y línea política en los medios de comunicación es casi gradual porque no existen definiciones en su práctica, más bien las dos líneas juntas han creado diáfanos estilos periodísticos, tanto así que ya es normal hacer del espacio editorial, una perfecta tribuna en la que el periodista vierte su pensamiento politiquero o gobiernero socialista-comunista y sucede así en nuestro país, como sucede en todo el mundo, con la única diferencia que en el plano internacional algunos medios definen su identidad sociopolítica y de esa manera son conocidos por sus receptores.

¿Puede el periodismo del gobierno venezolano hacer planteos políticos concretos con clara definición ideológica y hasta partidaria? Claro que puede y de hecho lo hacen en VTV y medios afines. ¿Pero es legítimo? Si, lo es, siempre y cuando el medio defina su identidad político, ideológica y partidaria ante el público, de lo contrario, el medio puede convertirse en un instrumento político ideológico a favor del sector de poder que lógicamente cuenta con su partido político el PSUV, que al final beneficia al político y a su cúpula de poder, sin que importe nada fragmentar la masa de lectores, radio-escuchas o tele-espectadores.

Los medios son indudablemente  instrumentos políticos que sirven de orientadores o distorsionadores de la opinión pública, cuando el medio parcializa su línea editorial para encubrir a sus financistas gobierneros, y denigrar al adversario ideológico sin importar las consecuencias,  lo político se convierte para ellos, en el arma verbal que muchas veces aniquila o desfigura todo lo que viene del adversario.

Es claro que la línea editorial se caracteriza por el estilo o la forma en que se manejan las temáticas públicas, que aunque se traten temas de orden político, no se traspasa ese valor para arengar o tomar posturas políticas, que es cuando se corre el riesgo de parcializar el contenido y ganar imagen a favor de un minoritario sector y perderla ante las grandes mayorías.

La línea política propiamente dicha, si no se sale del canon conceptual que lo respalda, es natural e inherente al rol del administrador mediático, que casi por naturaleza en su condición de clase, tiende a defender intereses que lesionan la dignidad de las clases económicamente en desventaja, esta instancia editorial constituye el punto grávido, donde pueden pesar más las pasiones y militancias ideológico partidarias, que el raciocinio y la ecuanimidad, donde se rompe el hilo fronterizo para que la línea periodística obedezca a los intereses dominantes.

En el techado periodístico de la empresa mediática la gran mayoría de medios venezolanos escritos, radiados,  televisados o cibernéticos, pertenecen asociaciones o grupos de familias, cuyos individuos a su vez son miembros de cúpulas del poder que domina el accionar político ideológico, de organizaciones políticas integradas por sujetos que se constituyen como viscerales guerreros de luchas electorales, quienes con uñas y dientes, trampas y actitudes hipócritas, hacen cualquier cosa sucia para llegar al gobierno donde buscan enriquecerse más y hasta para tapar u obstaculizar la aplicación de la justicia en su contra por los hechos que deben del pasado.

En la asociación del poder económico y el poder político, puede surgir el tipo de periodismo que lesiona más la dignidad y la memoria de las sociedades meridianamente pensantes, que aunque no son libres por albedrío, practican por lo menos el libre pensamiento que construye conceptos y criterios políticos en el azar de la democracia natural.

El periodismo que surge como práctica que defiende, promueve y hasta pervierte al mercado sociopolítico, es a todas luces un juego de doble nivel, donde la visión empresarial se autoproclama como poder social, con capacidad de revertir procesos, manejar conciencias, comprar favores, trampear con estrategias de opinión pública, y hasta satanizar situaciones de gran beneficio social.

Ese periodismo por muy política que sea su línea de expresión editorial, no puede ser más que un juego de ruines politiqueros gobierneros, que con sus palabras torcidas pueden destruir o trastornar cualquier clima social, por muy sólido que este sea.

Las expresiones periodísticas que emanan desde los sectores dominantes del poder, argollas políticas, partidos políticos, son burlescas, inhumanas e insensibles, anti valores que abusan de la libertad de expresión, tuercen los criterios y manosean los conceptos, para generar laberintos ideológicos en el pensamiento popular, al que además le agregan la basura de vulgaridades, comentarios mordaces, y otras bazofias que camuflan la línea editorial de carácter político e ideológico a favor del partido político que ellos representan.

Ese es amigos lectores, el panorama global del periodismo socialista-comunista actual venezolano, que si nos detuviéramos a analizarlo en el día a día, es bastante bien aplicado en la práctica periodística criolla, actividad dizque productiva, que hace malabares con criterios multipolares de alto contenido alienante y deformador de la cultura de las  grandes mayorías, constituyéndose como la gran empresa mediática, responsable de enajenar la identidad cultural real, que a su vez, es peligrosa por sus altos niveles de conspiración en contra de quienes no le son ideológicamente afines.

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