miércoles, 20 de junio de 2012

"EN VENEZUELA CAMINAMOS HACIA UN NUEVO LIDERAZGO POLÍTICO”


"EN VENEZUELA CAMINAMOS HACIA UN NUEVO LIDERAZGO POLÍTICO”
ZENAIR BRITO CABALLERO (britozenair@gmail.com)
La desconfianza, el desinterés y la reprobación de la acción política en nuestro país durante más de 13 años del gobierno del comandante, se deben, en gran medida, a que el liderazgo político, desde que se inició el actual proceso revolucionario socialista-comunista (1999), no ha estado a la altura de las necesidades y exigencias de una democracia moderna.


La percepción ciudadana del liderazgo político revolucionario, es que el mismo no evolucionó hacia una plena democracia institucional como se esperaba y, peor aún, se quedó anclado en la oscura etapa autoritaria de nuestra historia. Luego, se puede asumir que el actual quehacer político sigue calcado en el modelo de liderazgo político caudillista, populista, demagogo, manipulador de las emociones, verticalista, clientelista, intolerante y antidemocrático que imperó bajo los regímenes militaristas antes de 1958.

En todo caso, el modelo de liderazgo político autoritario se centra en la concepción tradicional de dominador-seguidor, en el culto a la personalidad, en la fuerza del control, en el abuso de poder, en el contubernio y en la propensión a la manipulación de las emociones, al engaño y al cinismo.

Por el contrario, en el modelo de liderazgo democrático la acción política facilita espacios reales de participación, concilia intereses disímiles y promueve la politización de la sociedad, que no es otra cosa que el reconocimiento de comunidades de ciudadanos, con autonomía personal y capacidad de deliberar, decidir, asumir responsabilidades y encarar el futuro con libertad, cohesión, confianza y seguridad.

Sin duda, la vigencia del liderazgo político autoritario en Venezuela no solo mantiene el divorcio entre la mayoría de la población y la clase política, sino que también obstaculiza la consecución de los necesarios acuerdos y cambios institucionales que nos garanticen el crecimiento económico y el desarrollo humano sostenible.

Asimismo, la ausencia de un liderazgo político serio, franco, ético, participativo y responsable está desembocando en una peligrosa parálisis, en una alarmante conflictividad y en un patético vacío de autoridad, que, a su vez, están alimentando una creciente e incontrolable turbulencia social

Urge, entonces, el surgimiento de un liderazgo político democrático, basado en la cooperación y el desarrollo de redes sociales, en la celebración de pactos y acuerdos que sean respetados, en las decisiones y estrategias compartidas y auditadas, en la transparencia y la rendición de cuentas, en la deliberación y la negociación sincera, en la inclusión y la comunicación eficaz, y, en fin, sustentado en una amplia participación ciudadana.

Seguir apostando al actual liderazgo político miope, autista, reciclado, rentista, anodino, personalista y caduco, es condenar a nuestra sociedad venezolana a la recurrente crisis, a la inestabilidad, a la ingobernabilidad, a la confrontación y lo mas triste, permitir que el actual presidente logre sus propósitos de inmortalizarse en el poder. Por ello es urgente: el nacimiento de un nuevo liderazgo político para las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre. HAY UN CAMINO Y ES EL DEL PROGRESO.

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