“SI QUEREMOS DEMOCRACIA Y NO SOCIALISMO-COMUNISMO HAY QUE SALIR A VOTAR”
Zenair Brito Caballero
¿Por qué si los políticos saben que la gente está molesta, defraudada y decepcionada del actual gobierno con su fulana revolución socialista-comunista y los electores están al tanto que ellos lo saben, otra vez Maduro imitando al difunto Comandante los engaña con la “política de la mentira y la manipulación de las emociones tratando u obligando a sus seguidores, que voten por los candidatos a Alcaldes y concejales del PSUV y desprestigiando a la MUD y a los que se oponen a su gobierno socialista-comunista”?
Para los que aun siguen creyendo en el fallecido presidente Chávez:
pregunto ¿ Nicolás Maduro y los futuros
Alcaldes y Concejales Psuvistas tratarán de continuar con la política de la
mentira, del embuste, de la falsedad, en el mundo del pleito, de la propaganda
vacía, de la ausencia de ideas nuevas e innovadoras; el de las bajadas de piso
y el coro de seguidores adoctrinados envuelto todo en una urgencia electorera
de mantenerse en el poder?. ¿Son los chavistas sordos, cínicos o, por el
contrario, sabios que conocen muy bien la idiosincrasia nacional?
Me inclino por esto último: los políticos revolucionarios del alto gobierno saben lo que hacen. Si no dan bola a las demandas a favor de una política de altura, es porque navegan por una realidad muy distinta a la del resto de los mortales. Su supervivencia depende de su capacidad para manipular a las masas ignorantes e iletradas, satisfacer clientelas: dirigentes locales, financistas, comunidades necesitadas que les ayuden a seguir mandando hasta que les dé la gana.
Todo un fuego cruzado de peticiones, rogativas, petitorias, favores, expectativas e imposiciones sobre el que creen presidir, pero, en la práctica, es la maraña que los atenaza y reduce a figuras de proa. No que hagan ascos pues de ahí todo el mundo come, los grandes figurones, obviamente, más, pero no por ello dejan de ser prisioneros, a gusto, pero prisioneros al fin de sus propios errores y resbalones.
Me inclino por esto último: los políticos revolucionarios del alto gobierno saben lo que hacen. Si no dan bola a las demandas a favor de una política de altura, es porque navegan por una realidad muy distinta a la del resto de los mortales. Su supervivencia depende de su capacidad para manipular a las masas ignorantes e iletradas, satisfacer clientelas: dirigentes locales, financistas, comunidades necesitadas que les ayuden a seguir mandando hasta que les dé la gana.
Todo un fuego cruzado de peticiones, rogativas, petitorias, favores, expectativas e imposiciones sobre el que creen presidir, pero, en la práctica, es la maraña que los atenaza y reduce a figuras de proa. No que hagan ascos pues de ahí todo el mundo come, los grandes figurones, obviamente, más, pero no por ello dejan de ser prisioneros, a gusto, pero prisioneros al fin de sus propios errores y resbalones.
Visto así amigos lectores, la gran política es hoy, solamente un lujo
para intelectuales y otros despistados que por supuesto no están en el gobierno
socialista-comunista. Debajo del radar de las discusiones nacionales de verdad
existe esa otra política, la de las clientelas locales, a quienes importa tres
pepinos para donde vaya el país, siempre que puedan pegar su garrotazo a esa
licitación de la alcaldía para hacer 500 metros de acera,
nombrar un pariente como maestro, policía, chofer del metro, vigilante de un
ministerio o asesor de un ministro, arruinar a las pocas empresas que quedan,
repartir viviendas en comodato no con títulos de propiedad o cualquiera
de esos pasatiempos en los que se entretienen quienes han adoptado el oficio de
la política de las “mentiras, de las trampas y de los fraudes”.
Por eso, el que la “gran política” de las reformas y desafíos
estratégicos esté entrampada, vaciada de contenido, no significa que nuestra
política no se mueva. ¡Claro que se mueve! Lo que pasa es que discurre por
otros canales: cada vez más se asemeja a una organización corporativa,
totalmente ajena a la asamblea ciudadana ilustrada.
Es una política ágil, con excelentes reflejos para el clientelismo y, en
ocasiones, la maquina corrupta, que parece indolente para las grandes
cuestiones nacionales, pero solo lo parece porque, como hemos visto, lo suyo no
es indolencia sino desinterés absoluto por el país.
Otra pregunta que me hago, es ¿por qué dejamos que la política llegara a
redefinirse estrictamente en estos términos?, cuestión que da para mucho, pero
que prefiero por ahora pasar de refilón para terminar con esto: el gran reto de
este 8 de diciembre, es romper en mil pedazos la política vil y aberrante de
este socialismo-comunismo de 15 años con millones de millones de votos.
Los chavistas aunque parezcan invencibles haciendo propaganda electoral
bajo la figura del difunto Chávez, repartiendo electrodomésticos, llenando de
perniles, carnes y pollo los MERCAL, y con el servilismo de los militares y del
CNE, no lo son. Otra política honesta, decente y democrática es posible y
necesaria si todos nos unimos. Todos hermanados por LA UNIDAD DEMOCRÁTICA lo
lograremos derrotando la abstención. ¡A VOTAR TODOS LOS VENEZOLANOS PARA GANAR!
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