¡ES HORA QUE LOS VENEZOLANOS ABRAN LOS OJOS Y DESPIERTEN DE UN MAL
SUEÑO!
Zenair Brito Caballero
La calidad de la democracia se mide por el
volumen de mentiras de los políticos. En tiempos electorales este volumen crece
de tal manera, que nuestro mal llamado socialismo del siglo XXI se asfixia, se
intoxica, de puros engaños y mentiras.
Llama la atención la facilidad con que los politiqueros gubernamentales
rojos-rojitos socialistas-comunistas, mienten, engañan, falsifican. No hay
pudor, decoro, decencia, no hay moral,
no hay consideración para una sociedad que salió de una llamada IV República
calificada por los revolucionarios como perversa y corrupta, para caer en una
dictadura socialista-comunista de la mentira, de la farsa y del disimulo. Una
mejor o quizás peor que otra.
Sus efectos son similares: Destruyen la base social sobre la que se
asienta la esperanza de miles de venezolanos por un país mejor. En estos días —
como en el pasado y seguramente como en el futuro los políticos
socialistas-comunistas en el afán desesperado por continuar en el poder, no
hacen otra cosa que engañar, falsear y desnaturalizar. Si hiciéramos un
catálogo de sus promesas tendríamos un serio competidor con los cuentos de Las
mil y una noches.
Llama la atención que los ciudadanos partidarios al
socialismo-comunismo, asistentes a los actos proselitistas — con periodistas
incluidos no acierten a preguntar a los candidatos a alcaldes y concejales del
PSUV ¿de dónde sacarían los recursos para cumplir por lo menos con una parte de
lo prometido?
Y en tren de preguntas, sería oportuno averiguar también ¿dónde
encuentran tanto dinero? Mienten cuando proyectan un programa de gobierno
municipal, a sabiendas que no lo van a cumplir, como no lo hizo en 15 años el
finado Chávez, ni lo ha hecho Nicolás Maduro
en 8 meses de gestión gubernamental, como propuestas al país.
Total amigos lectores, repetirán después algunas de estas frases: “Se
nos han dado datos falsos,” “creíamos que era otra la realidad,” “Hemos pensado
que la cosa sería más fácil, pero había sido que...” En fin, los pretextos que
el pueblo venezolano ha escuchado siempre. Y persistentemente con infinita
paciencia.
Todos los politiqueros rojos-rojitos están unidos por la impudicia de la
mentira. Son Inseparables, por continuar disfrutando de las mieles del poder. A
sabiendas que ninguno de ellos llegará solo, sin embargo se abren distancias y
se cavan abismos entre correligionarios.
En las reuniones se mienten los unos a los otros. Después, a
través de la prensa, la radio o la televisión, con sus mentiras desorientan y
confunden a la opinión pública. Para peor, los adherentes al gobierno
socialista-comunista creen, o hacen creer que creen, en las mentiras de sus
dirigentes. Son lo que los psicólogos llamamos mitomanía, que es un trastorno psicológico que
consiste en mentir de manera compulsiva y patológica.
El mitómano falsea la realidad para hacerla más soportable e
incluso puede tener una imagen distorsionada de sí mismo, generalmente con
delirio de grandeza (lo que produce una gran distancia con la imagen real). Lo
habitual es que el mitómano mienta sin valorar las consecuencias de sus
mentiras. Por eso adopta a la mentira como parte de su comportamiento social y
crea sistemas falsos para sostener todos sus engaños.
El mitómano miente para ganar prestigio, manipular a los demás o
hacer daño. Es importante tener en cuenta que no se trata de un trastorno
inofensivo, sino que tiene efectos negativos tanto
sobre quien padece la mitomanía como por su entorno.
El pensador norteamericano Michael P. Lynch dice en su libro “La importancia de la verdad para una
cultura pública decente”, que
“creemos que el mentiroso está contando sinceramente su verdad y, al creerle,
cedemos parte de nuestra libertad en función de la mentira. Pasamos a estar
sometidos a la voluntad del otro.”
Cada día cedemos parte de nuestra libertad de la manera más escandalosa:
Alquilando cédulas de identidad, votando por personajes notoriamente corruptos,
o haraganes, o analfabetos funcionales, en cuyas manos transferimos nuestro
futuro.
Tal vez muchos expertos sociólogos, psicólogos sociales y politólogos puedan explicarnos este extraño
cambio de comportamiento, que se da en muchos ciudadanos: Se molestan porque
sus necesidades más urgentes no son resueltas, pero cuando tienen la ocasión de
forzar el cambio, depositan nuevamente sus votos al partido que gobierna y a
favor de las mismas personas a quienes responsabilizan de sus padecimientos. Creo
que es así, porque tales ciudadanos viven envenenados por las mentiras que
escuchan de los rojos-rojitos socialistas-comunistas y no quieren, o no
procuran, desintoxicarse. Es hora que los venezolanos abran los ojos y
despierten de un mal sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario