miércoles, 4 de septiembre de 2013

“ANTES DE RECONOCER AL OTRO DEBO RECONOCERME YO”

“ANTES DE RECONOCER AL OTRO DEBO RECONOCERME YO”

Zenair Brito Caballero

En Venezuela estamos viviendo una terrible crisis de moral y de valores; el respeto, la obediencia, el recato, la honestidad y la dignidad, han pasado a un segundo plano, muchas personas ni siquiera se dan cuenta que la convivencia y la tan anhelada paz, debe empezar por cada uno. 
Cuando no somos capaces de mirar hacia adentro de nosotros mismos, corremos el riesgo de pensar que no tenemos nada que ver en los problemas, pero si tomáramos conciencia o seriedad, sería más fácil solucionar las dificultades. La crisis radica cuando hay un problema serio en el país, y pensamos que no nos incumbe y es lo que sucede a muchos venezolanos y venezolanas.
Muchas personas no les dan las soluciones adecuadas a los conflictos y no aprenden de los errores, por eso vuelven a cometerlos. El empezar por nosotros mismos, hace posible la reflexión, la cavilación, la meditación, la sensibilidad y el sentido humano que cada uno debe tener. El camino a la sabiduría empieza cuando somos capaces de comprender lo que sucede a nuestro alrededor.

Está comprobado que quienes tienen la capacidad de meditar sobre sus actos, son más pacíficos y tienen mayor tranquilidad interior, mientras quienes se mantienen llenos de rabia echándole la culpa a los demás de todo, viven sin sosiego y sin quietud.
Nuestra cultura nos ha inculcado a pensar siempre en los demás, pero ¿Quién puede pensar en el otro, si usted no piensa en sí mismo? El autorrespeto, la autoestima o amor propio son indispensables para relacionarse con los demás, cada quién da de lo que tiene.
Antes de reconocer al otro, amigo que me lees, debo reconocerme yo primero. Si desde pequeños nos enseñaran a meditar y a manejar nuestras emociones y nuestra mente, aprenderíamos a querernos, a reflexionar y ante todo, a tener confianza en nosotros mismos, para que todo no sea tan superficial.
En la actualidad la mayoría de la gente no valora la esencia y el sentido humano de las personas, ahora es “cuanto tienes, cuanto vales” y los valores como el respeto, la solidaridad, la amistad, la compasión y la honestidad se desvanecen tanto, que causan depresión, hundimiento emocional y tormento.

La falta de moral y de valores éticos son unas de las miserias humanas más deprimentes, y es una lástima que no podamos rescatarlos rápido en una sociedad tan corrompida y desmoralizada como la venezolana, porque vivimos en una sociedad vana, frívola y superficial, donde muchos piensan que la felicidad es sinónimo de riqueza y está sólo en las cosas materiales. Por ello, hay que aprender a ser sensibles, para no seguir llenos de basura y miseria a nivel interior. 

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