jueves, 6 de junio de 2013

LA VERDAD ALGÚN DÍA SALE Y ACABARÁ CON LA MENTIRA

LA VERDAD ALGÚN DÍA SALE Y ACABARÁ CON LA MENTIRA
Zenair Brito Caballero 

Más allá de las lamentaciones y denuncias sobre las tracalerías o marramuncias que pudiese haber usado el fallecido comandante y sus radicales seguidores socialistas-comunistas del comando electoral y del CNE, hay que recordar que fue su perspicacia y perversidad de acomodar la Constitución a su llamado proyecto revolucionario y manipular las leyes lo que han permitido  a los socialistas-comunistas a la cubana atornillarse en el poder.
A partir de la muerte del teniente-coronel, comenzaron infinidad de maniobras, artimañas, trucos, farsas, manipulaciones y tretas. La continuada veneración al extinto comandante en el llamado Museo de la Montaña, por ejemplo, lo colocan al borde de la compasión creando en el pueblo una misión lástima, porque en vida, siendo ateo, manipuló a sus seguidores con la religión y haciéndose ver como creyente de Dios y de Cristo, llorando ante el Santo Cristo de la Grita y comulgando ante miles de fieles en misa, luego de renegar de la iglesia y de los sacerdotes católicos; compró votos entre los pobres dando dinero a adolescentes embarazadas, a ancianos y a personas necesitadas, bolsas de comida de Mercal y de Pdval a hambrientos por la pobreza que él mismo había provocado; y lo más cruel fue que se envalentonó con una fulana guerra civil que, seguramente, asustó a muchos.
Nuestro país es una Nación polarizada, dividida, donde ocurre un pugilato entre dos grupos sociales: chavismo vs oposición. En otros tiempos fue lo contrario. No me refiero a pobres y ricos, sino a cargas humanas que se aplastan entre sí por resentimiento o codicia.
A pesar de eso, valerosos opositores al socialismo-comunismo hicimos hasta lo imposible por cambiar el destino con un candidato a presidente bien preparado para ocupar el cargo al abogado y dirigente político Henrique Capriles Radonski. Más de 15 millones, equivalente al 80 por ciento del padrón electoral, fuimos a las urnas y por lo menos felizmente la mitad somos más que contrarios.
Sin embargo, el CNE fue quien escogió al Presidente y no el pueblo como lo demostró realmente con sus votos en las urnas electorales, colocando al ilegítimo Maduro en el poder y lo que sí pueden estar seguros amigos lectores es que la “democracia” funcionó como él presidente socialista-comunista la escribió en su libreto antes de morir.
Los venezolanos que votaron por Maduro no sabían ni se imaginan lo que se les venía encima. Quienes gobiernan hoy después de la muerte del Comandante, incluyendo a sectores de las fuerzas militares, son sabandijas que devoran todo a su paso y están dejando al país en la ruina, convertido en el único baluarte de un comunismo arcaico marxista-leninista a la cubana que nos está matando de hambre con el desabastecimiento, la escasez, la corrupción y las devaluaciones y un mísero salario que no da ni siquiera para comprar la canasta básica.
Sin dejar que la oposición se levante aun del garrotazo recibido por el CNE, el chavismo de Maduro y del Tenientico Diosdado Cabello, amenazan que la revolución socialista se radicalizará; entonces, debemos preocuparnos porque habrá más persecución a la prensa y más expropiaciones con el engaño y la trampa, que es la riqueza recuperada para el pueblo, pero es mentira, porque quienes viven con lujos y derroche son los que están en el poder, en la macolla roja-rojita.
Los venezolanos no podremos saber qué pasó con los lingotes de oro, propiedad de los ciudadanos, que el extinto comandante hizo trasladar al país desde bancos extranjeros. Hace más de un año, Venezuela estaba en el puesto 15 de las reservas mundiales de oro con 365 toneladas, que equivalen al 60.8% de sus depósitos en divisas, de acuerdo al Consejo Mundial del Oro.
Al morir Chávez, y quedar Maduro como sucesor, temámosle más a los chavistas socialistas-comunistas a la cubana, que no solo seguirán desfalcando los fondos del Estado, sino que acomodarán los ideales de la revolución bolivariana, para el bienestar de su ambición y sin importar que el pueblo se muera de hambre.
En Venezuela, en la llamada IV República, no había tanta criminalidad. Era un país con  pobreza evidente, pero con futuro pujante, lleno de gente trabajadora, buena educación, buenos hospitales, excelentes profesionales  y con menos delincuencia y más empleo. Pero hoy Caracas y varias ciudades del interior están consideradas como las ciudades más peligrosas de Latinoamérica y muchos de los malhechores salen de las milicias bolivarianas que armó el gobierno para defender su causa.
Solo resta encomendarse a Dios y  a Jesús Misericordioso, que los ciudadanos que creen en la revolución socialista-comunista a la cubana de nuestro país despierten rápido de su aturdimiento y que no se repita la larga historia de desasosiego y miedo que embarga a millones de cubanos hace más de 50 años. “La verdad algún día sale y acabará con la mentira”.
britozenair@gmail.com


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