¿SON
LAS MÁQUINAS ELECTORALES INMUNES AL FRAUDE?
Zenair
Brito Caballero
No hay sistema creado por
el ser humano, por sofisticado que éste sea, que no pueda rendirse al talento
de sus semejantes; nadie, absolutamente nadie puede proclamar que ha diseñado y
construido un complejo de mecanismos que no puedan ser descubiertos por
ese afán del ser humano de entenderlo todo, de indagar sobre las causas de los
fenómenos y de averiguar ¿cómo y porqué? funcionan las cosas.
Eso de que existen sistemas de votación y escrutinio construidos con la más alta excelencia electrónica, cerrados totalmente a todo intento de manipulación, jamás puede ser una verdad; en Venezuela se ha demostrado en tantas elecciones realizadas en estos 14 años de gobierno rojo-rojito, que cualquier cosa es posible cuando la ciencia y la tecnología, al servicio del poder se proponen determinados resultados.
En nuestro país, andamos hace
años en la búsqueda de un sistema electoral altamente democrático que
pueda expresar con transparencia la voluntad popular, y en esto hemos invertido
cantidades multimillonarias que contrastan con la pobreza de nuestro Estado y
sobre todo con la satisfacción de necesidades vitales de los pobres.
No lo hemos logrado y en
vez de hacer un diagnóstico serio de la situación seguimos metiendo dinero y
más dinero con ese tonto argumento que la democracia no es barata. Creo que
nuestro sistema electoral para que funcione en dirección con los intereses nacionales
no necesita más máquinas fraudulentas ni Rectores comprometidos con el partido
que gobierna.
Claro, sencillo y
transparente como el agua, casi como un bien libre, que fluye de la
montaña, debería ser el mecanismo electoral, mediante el cual nuestro
pueblo se manifieste, pero como estamos en la sociedad de las apariencias y de
las mentiras, lo recargamos de procedimientos, justificaciones y estructuras
innecesarias y caras para ocultar su esencia fraudulenta.
No hay voto electrónico
que pueda detener la vocación mentirosa de nuestros políticos socialistas comunistas,
por algún lugar habrá de filtrarse; lo que necesitamos de momento es un baño de
honradez, una campaña minuto a minuto, una homilía cotidiana, conformar un
rechazo colectivo al fraude electoral del pasado 14 de abril, insistir,
insistir, insistir, no hay nada más efectivo que la educación; y luego, más
allá, abrir debate nacional en torno a nuestro sistema electoral.
Creo que son convenientes
estas reflexiones, no para desalentar a los que buscan honestamente barnizar el
proceso, sino para que no depositen en el complejo electrónico ilusiones de honradez,
porque debo repetirlo: en una sociedad donde el gobierno es corrupto,
deshonesto y tramposo como el nuestro no hay mecanismo capaz de parar la locura
bribona de las cúpulas rojas-rojitas.
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